❀ 14 - Juicio ❀

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Itachi

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Itachi

Estar en este lugar de paredes blancas me ponía nervioso, era una sensación desesperante y me inquietaba. Así que apenas pasé un día internado y, en contra de la opinión médica, pedí el alta voluntaria a la mañana siguiente para irme de ahí lo antes posible. Ya no podía más con ese sentimiento de peligro y miedo que me recorría a cada segundo.

Salí de la clínica con un destino claro y no era precisamente mi departamento para guardar el reposo que me recomendaron. De hecho, mis intenciones estaban muy lejos de eso. Me dirigía a los tribunales en los que se llevaría a cabo el juicio de Hidan en apenas una hora más tarde.

Crucé los dedos para que Kisame no me echara en cuanto me viera. Sabía que se enojaría y después de todo tenía razones para ello.

Me moví por las calles con la sensación de que me alguien me observaba, casi podía sentir los ojos de ese alguien clavados en mi nuca, como si buscara taladrarme el cráneo y arrancarme los recuerdos, los pensamientos y las ideas. De hecho, por un instante me pareció ver a Hidan por el rabillo del ojo.

Eso no hizo más que alterarme.

Aceleré el paso y pronto me encontré en los tribunales, saludé a los guardias con un gesto rápido y me escabullí hacia una de las salas en las que se realizaban las audiencias. Me asomé a través de las puertas de madera de abeto y a lo lejos divisé a Kisame charlando con otro de los oficiales.

Me preparé para recibir la reprimenda y caminé hasta él.

—Ita, ¿qué estás haciendo aquí? —me preguntó de inmediato interrumpiendo la conversación que tenía con el otro oficial. Me observó detenidamente y antes de que pudiera responderle continuó hablando—. El médico dijo que por lo menos necesitarías permanecer cuatro días en la clínica.

—Tenía que declarar —intenté excusarme y Kisame alzó una ceja con expresión de no creerse nada de lo que estaba diciendo.

—Están tus reportes, no es necesario que pongas en riesgo tu salud para estar aquí.

Torcí los labios. No quería decirle que estaba asustado dentro de esa clínica, que hasta había soñado que Hidan lograba entrar para darme el tiro de gracia que no consiguió dispararme fuera de su apartamento. Me sentía patético por estar tan nervioso por algo tan banal.

Bueno, quizás no era tan banal, pero para un detective que vive envuelto en asuntos como este sí que lo era.

—Da igual, estoy bien —afirmé y mi amigo me examinó de pie a cabeza.

—Anteayer también te veías bien —musitó—. Y te colapsó el pulmón por la tarde.

—Kisame, de verdad estoy bien —gruñí empezando a hartarme de su sobreprotección.

—Vale —soltó derrotado cuando el juez se acomodó en el estrado—. Ya va a empezar.

Apenas me di la vuelta para tomar asiento me encontré con los guardias arrastrando a Hidan en dirección al lugar que se le había designado. Tenía el ceño tan fruncido que parecía haberse creado una grieta entre sus cejas. Sus ojos miraban exactamente igual que cuando me disparó y no demoró en elegirme como el objetivo de esas pupilas.

El Asesino | ItaDei [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora