Itachi
Los árboles se movían con rapidez, creando manchas difusas y encogiéndome el corazón cuando mi mente empezaba a reconocer los paisajes verdosos e iluminados de la zona en la que nací y crecí. Podía cerrar los ojos y empezar a recordar los días en los que pasaba todo mi tiempo libre jugando con Sasuke y Kisame, corriendo hacia casa cuando el crepúsculo teñía el cielo y disfrutando las meriendas deliciosas que mamá nos preparaba.
La nostalgia me invadía, sentía las memorias y los recuerdos tensándome el pecho, como una presión invisible que hacía el trabajo de respirar más y más difícil. Me estaba ahogando desde que salí del edificio en la madrugada con el rubio dándome apoyo silenciosamente a través de su mano cálida enredada a la mía. El toque de su piel era suficiente para tenerme en un estado medianamente tranquilo, con las emociones bajo control mientras nos acercábamos más y más a destino, el que más me dolería.
Aparté la mirada del vidrio y me apoyé en Deidara, acomodando mi mejilla sobre su hombro y cerrando los ojos por un rato. Quería descansar un poco, desconectar mi cabeza de todo lo que no podía dejar de pensar.
Los nueve años que pasé alejado de mi madre por culpa de mis miedos se posaban sobre mi espalda como una carga gigantesca que me estaba obligando a llevar porque me lo merecía. Era mi castigo por ingrato y desalmado. La distancia que puse entre mamá y yo después de que Sasuke muriese y que ella fuese diagnosticada con esa enfermedad de mierda, era sencillamente cruel. No tenía como justificarme y tampoco quería hacerlo.
Merecía sentirme así, pero una parte de mi egoísmo se aferró un poco más al rubio, buscando un poquito de apoyo que él no dudó en darme, depositando un suave beso en mi coronilla y rodeándome la espalda con un brazo.
—Ya estamos por llegar, Ita —susurró después de casi media hora en la que estuve dormitando sobre su hombro. Asentí con la cabeza y me incorporé, echando un vistazo rápido por la ventana. Ciertamente, estábamos llegando a la única terminal de la ciudad.
El bus dobló en una esquina y mis cejas descendieron con tristeza cuando reconocí la calles grisáceas y cubiertas de cemento en las que solía jugar.
Las calles pavimentadas en las que una bala loca mató a mi hermano.
Me estremecí, aturdido por el recuerdo y me mordí el labio cuando una oleada de sentimientos negativos se aglomeró en mi garganta, amenazando con hundirme y aniquilarme en cuanto mi autocontrol cediera. Tenía que contenerme, ya había perdido los estribos frente a Deidara y, aunque sabía que él estaba dispuesto a sostenerme siempre que lo necesitase, no me gustaba desmoronarme de esta forma. Nunca tuve la oportunidad y ahora simplemente se me hacía extraño. No estaba acostumbrado.
El bus se detuvo y me obligué a dejar de pensar. El rubio se puso de pie rápidamente, sacó la única maleta que trajimos del compartimento superior y luego me ofreció su mano, la cual me permití coger de inmediato. No tenía fuerzas para nada y el día apenas estaba comenzando.
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El Asesino | ItaDei [Editando]
FanfictionUna noche cualquiera, Deidara encuentra el cadáver de su novio en el tapete del recibidor de su apartamento. Durante su vida se ha envuelto con toda clase de personas y sabe que debe vengarse, que lo que le han hecho no puede quedar así. Con ayuda d...