❀ 06 - Despreocupado ❀

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Itachi

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Itachi

Hoy amanecí sintiéndome mejor. Después de una noche con un sueño medianamente reparador ya podía pensar y trabajar de forma más eficiente. Me conformaba con que, al menos, ya no tenía los impulsos estúpidos que me incitaban a saltarme las normas del tránsito y arriesgarme a un accidente que podría matarme y, aunque eran ideas y pensamientos que solía tener la mayoría de los días de mi vida, hoy estaban controlados.

Me levanté temprano, desayuné un café cargado y me dirigí a mi coche para manejar con dirección al Servicio Médico Legal que estaba bastante lejos. Kisame me había enviado un mensaje ayer por la noche, diciéndome que nos entregarían los resultados de la autopsia hoy por la mañana, así que me apresuré en llegar lo antes posible.

Sin embargo, para mi desgracia, las congestiones matutinas del tránsito me estaban impidiendo llegar a la hora y, a pesar de haber salido de casa con bastante anticipación, ya casi estaba llegando tarde.

Y no había nada que yo odiara más que la impuntualidad, sobre todo si era la mía propia.

Para cuando llegué, Kisame estaba sentado en las escaleras del edificio, esperándome tranquilamente y fumándose un cigarrillo. Yo lo miré con una ceja alzada y él solo me echó el humo en la cara a modo de saludo. Lo mismo que hacía desde que éramos un par de adolescentes compartiendo tabaco.

—Buenos días, Ita —me saludó dándole otra calada antes de ofrecerme un poco. Yo acepté porque llegar tarde me había devuelto los nervios.

—Hola —musité recibiendo el cigarrillo e inhalando todas las toxinas que esa pequeña cosa me entregaba. Sentía el humo moviéndose por mis pulmones y ensuciándome los bronquios, pero también sentí algo parecido a la tranquilidad recorriéndome las venas después de unos instantes—. ¿Ya te entregaron el informe?

—No —dijo negando con la cabeza mientras sacaba otro cigarrillo de su cajetilla, asumí que me estaba regalando el que tenía entre los dedos y lo agradecí en silencio—. Había otro oficial esperando su informe, así que decidí esperarte.

—Vale, lamento llegar tarde.

—No te preocupes —me regañó quitándole importancia—. Solo fueron un par de minutos.

Asentí y me dejé caer a su lado en las escaleras, dándole caladas casi desesperadas al cigarrillo del que casi ya no me quedaba. Seguía pensando en lo de ayer, en Yahiko, en mi arranque de locura que casi me mata y, sobre todo, en lo mucho de mi vida personal que le ventilé a Deidara.

No sabía cómo lo iba a mirar a la cara ahora después de todo lo que le dije.

Y como si Kisame me hubiera leído la mente, me empezó a preguntar cosas.

—¿Cómo te fue con Yahiko? —inquirió y a mí se me revolvió el estómago al pensar en él. No quería imaginarme como debería estarse sintiendo.

El Asesino | ItaDei [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora