Deidara
Lo miré con una ceja alzada, recorriéndolo de pies a cabeza con suma desconfianza. El chico me parecía muy jovencito para ser un detective de alta trayectoria, ¡con suerte tenía dos años más que yo!
Él por su parte me frunció el ceño, acentuando esa mueca de disgusto que le oscurecía toda la cara. Una parte de mí (la más paranoica y loca) incluso llegó a creer que el tipo no era más que un cómplice del asesino que me había quitado a Sasori y eso me puso muy nervioso. Tanto que estaba a punto de cerrarle la puerta en la cara en un arrebato de estupidez.
—¿Sabes? No tengo tiempo para esto —Después de decir eso, metió la mano en uno de sus bolsillos buscando algo y un pensamiento intrusivo se coló en mi mente diciéndome que lo que buscaba no era otra cosa que una pistola o un arma cualquiera.
¡Iba a matarme! ¡Sacaría una pistola y me metería un tiro en la frente!
Lo primero que se me ocurrió hacer fue cerrar la puerta en sus narices con un golpe sordo. Pegué la espalda a la puerta, muerto de miedo, creyendo que la abriría y me golpearía para luego asesinarme sin piedad. Sin embargo, durante un buen rato nada ocurrió, así que me convencí de que estaba actuando como un estúpido y volví a asomarme al exterior.
Seguía ahí fuera, con la espalda apoyada en la pared del frente y mirándome con una ceja enarcada y una sonrisa extremadamente falsa. Se veía espeluznante, pero al parecer no era un asesino, solo alguien con poco tacto y poca simpatía a primera vista.
O quizás yo simplemente estaba rozando la paranoia y la estupidez después de lo que había ocurrido con Sasori. Me perdoné la humillación por eso.
Cuando saqué el cuerpo completo fuera de la puerta y me disponía a abrir la boca para pedirle disculpas e invitarlo a pasar, fue él quien se acercó, manteniendo la sonrisa plástica y los ojos fríos. Su expresión me puso los pelos de punta y retrocedí un poco cuando acortó la distancia que nos separaba.
—Mira —empezó soltando un suspiro—. No tengo tiempo para tus teatritos de niño mimado.
—Yo... —quise defenderme, pero me interrumpió antes de que armara una frase coherente.
—Y lo que estaba buscando, era mi insignia —soltó de malas ganas poniéndome su placa en la cara. Le eché un vistazo y fruncí el ceño sintiéndome un poquito ofendido e invadido.
Y también estúpido, para qué mentir.
Sin embargo, a pesar de que me estaba comprobando que sí era él quien me ayudaría a meter preso al asesino de Sasori, no me convencía completamente. Me esperaba alguien más adulto y no un jovencito de mi edad, que probablemente no llevaba ejerciendo más de un par de meses.
Pero no podía seguir con esta actitud o me terminaría dando un puñetazo. Parecía de esas personas irascibles y no quería tentar a la suerte.
—Adelante —murmuré haciéndome un lado para dejarlo pasar.
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El Asesino | ItaDei [Editando]
FanfictionUna noche cualquiera, Deidara encuentra el cadáver de su novio en el tapete del recibidor de su apartamento. Durante su vida se ha envuelto con toda clase de personas y sabe que debe vengarse, que lo que le han hecho no puede quedar así. Con ayuda d...