❀ 23 - Declaración ❀

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Deidara

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Deidara

1 hora antes.

El cielo se nublaba, avisando que pronto una gran llovizna caería sobre la ciudad. Me temblaban las manos mientras manejaba hacia la dirección que Kakuzu envió a mi teléfono hace pocos minutos y mi corazón palpitaba agitado. Mi lado racional le chillaba al emocional, le decía a gritos que lo que estaba haciendo no era una buena idea, que ese hombre de mi pasado era todo menos buena persona y que Itachi no se merecía lo que le estaba haciendo.

Sin embargo, no podía echarme atrás. No era capaz de negarme a nada de lo que él me pidiese.

Y así, dejándome manipular y siendo un grandísimo idiota detuve el coche a un costado de la avenida más concurrida de todo el centro. El lugar perfecto para que un prófugo de alto peligro pudiese escabullirse entre las multitudes.

—Extrañaba verte, rubio —saludó el moreno en cuanto abrió la puerta. De un salto entró en el auto, tan tranquilo, como si no fuese un maldito fugitivo que disfrutaba con complicarme la vida.

—No me hagas bromas, Kakuzu.

—¿Acaso estás de mal humor? Pensé que te alegrarías al verme —musitó haciéndose el ofendido y yo simplemente aceleré.

—Estoy feliz de que sigas vivo...

—¿Entonces?

—Pero no estoy feliz al verte fuera de prisión porque te escapaste.

—Demonios, Dei —gruñó—. ¿Qué pretendías? ¿Qué me pudriese en esa celda por el resto de mis días?

—En efecto.

—¿Qué diablos te pasa?

—¡Me estás complicando la vida! —exploté enterrando las uñas en el volante y empezando a arrepentirme de salvarle el pellejo.

—¿Por qué? La única complicada con todos estos dilemas es la policía, tú no tienes de qué preocuparte.

—¿Y si te encuentran y me culpan de cómplice? —musité entre dientes y deteniendo el auto en el semáforo próximo.

—Pues me invento que te obligué a ayudarme, después de todo soy un violento y peligroso asesino, ¿recuerdas?

—Como digas.

Lo observé de reojo, su mirada esmeralda me escudriñaba lentamente, intentando leerme la mente y el alma. Me ponía nervioso, quería llegar al departamento pronto e intentar deshacerme de él antes de que Itachi lo descubriese o, mejor dicho, antes de que Kakuzu lo encontrase a él.

—Deidara, explícame por qué estás de tan mal humor, tú no eras así conmigo.

—Ya te digo que me estás complicando la vida.

—Y yo ya te expliqué que no tienes de qué preocuparte.

—Tengo pareja —solté, huyendo de sus ojos furibundos—. Y esto no va a gustarle.

El Asesino | ItaDei [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora