❀ 08 - Asunto Familiar ❀

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Itachi

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Itachi

Sentado frente a la televisión apagada, miré el reloj y capté el momento exacto en el que la aguja marcó la medianoche. Me pasé las manos por la cara y solté un suspiro ruidoso entre ellas. Trataba de despojarme del cansancio o de acentuarlo para poder dormirme, pero no era capaz de ninguna de las dos cosas, solo podía flotar en este limbo entre el agotamiento y la vigilia.

Demasiado despierto para dormirme y demasiado cansado como para que el cerebro me funcionara.

Decidí trabajar, o al menos intentarlo para ocupar mi tiempo en algo más útil que mirar la televisión apagada.

Sabía que tomar café no era la mejor idea que se me pudiera haber ocurrido, probablemente la cafeína impediría que pegara ojo en la noche y me pasaría en vela hasta la madrugada haciendo quién sabe qué cosa, pero no me importó y tomé el tarro de café instantáneo sin remordimiento para prepararme una taza bien cargada.

Me senté en mi escritorio, tomando de mi café a sorbos cortos y disponiéndome a observar la grabación más vieja de la casa de Yahiko y Sasori. Lo pasé a cámara rápida, dándome cuenta en la primera semana de que lo que decía el pelinaranjo era cierto, Sasori solía pasar el tiempo en casa y poco a poco dejó de verse, apareciendo esporádicamente en las imágenes con regalos cada vez más grandes, tratando de comprarlo con cosas materiales y gestos que parecían cariñosos.

No había nada particular, solo me sorprendió que Yahiko no dejara la mansión en ningún momento, era un ermitaño total que pasaba sus días pintando. Constaté que no tenía vínculo alguno cuando revisé el historial que me envió su empresa telefónica y no vi más que llamadas hechas y recibidas del teléfono de Sasori.

La vida entera de ese hombre giraba en torno a su esposo.

Me sentí extrañamente mal al pensar en cómo terminó todo en su vida.

Para cuando terminé de revisar aquella caja gigante de la mansión ya me había tomado tres tazas de café y el reloj había marcado las dos de la madrugada. Claro está decir que por culpa de la cafeína ya no tenía nada de sueño, aun cuando el cuerpo me temblaba por el agotamiento y mis ojos dolían por pasar tanto tiempo mirando la pantalla del ordenador.

No podría dormir, aunque lo intentara, así que decidí ser productivo.

Me estiré para alcanzar el disco que contenía las grabaciones del edificio de Deidara y me dispuse a verlo con detención. Lo vi subir acompañado de Sasori a la hora que me dijo y minutos más tarde vi que el pelirrojo se despedía del conserje con un gesto de mano. Todo en su lenguaje corporal me hacía creer que estaba tranquilo y relajado.

Adiviné que no tenía ni la más mínima idea de lo que le ocurriría.

Pasaron las horas y todo se veía normal, ninguna persona sospechosa, nadie que ocultara su rostro de la cámara o algo por el estilo. Empecé a preguntarme cómo demonios había llegado el cuerpo de Sasori al tapete de Deidara, pero pronto tuve una pista, una que quizás se me podría haber pasado por alto de no haber sido porque el café me tenía atento.

El Asesino | ItaDei [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora