❀ 10 - ¿Amor? ❀

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Deidara

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Deidara

Mis planes para la tarde eran simples y no tenían mucho misterio. Después de la visita de Itachi ordené mi apartamento, lavé los plantos y almorcé una ensalada simplona. Luego llamé a Hidan, me preguntó por la investigación y le comenté lo que Itachi estaba haciendo y los datos que me había pedido. Me invitó a merendar y yo acepté porque no tenía nada que hacer.

Jamás se me hubiera ocurrido que mis planes de merendar terminarían así, presenciando como mi mejor amigo le disparaba al detective que él mismo contrató. Un detective que ya casi consideraba mi amigo.

Me quedé clavado en el suelo, sin poder moverme por más que quisiera salir corriendo e intentar evitar lo que estaba mirando, pero no podía hacer nada, así que solo se me ocurrió cubrirme el rostro con las manos.

No quería mirar.

Hasta que escuché cómo Itachi se desplomaba en el suelo con un golpe sordo y un quejido de dolor.

Ahí reaccioné sin saber cómo y eché a correr.

—¡No te acerques a él! —me gritó Hidan y yo lo ignoré. No sé de dónde demonios saqué el valor y la rapidez, pero de un empujón le arrebaté la pistola de las manos y sin siquiera pensar, le disparé en la pierna.

Ignoré sus chillidos de dolor, sus maldiciones y todo lo que murmuraba entre dientes. Mi cerebro anuló cualquier sonido que proviniera de él y me arrodillé al lado de Itachi.

Solté una maldición cuando vi lo que le habían hecho, Hidan le había disparado en el pecho y la herida se veía grotesca, empapando con sangre la camisa blanca que llevaba. El azabache palidecía cada vez más, de sus labios brotaba un hilo sanguinolento y pronto empezó a toser.

Mierda, se me estaba muriendo.

—Joder, Itachi —murmuré quitándome la camiseta para utilizarla como compresa sobre la herida de su pecho—. Resiste por favor...

Él temblaba y yo también. Él porque lo habían baleado y yo porque me aterraba ver cómo parecía apagarse más rápido que lento.

Me apresuré en sacar mi teléfono y marcar a una ambulancia, al mismo tiempo en el que una mujer se asomó temerosa fuera de su apartamento para observar qué demonios había pasado. Enseguida le grité que llamara a la policía, que un asesino estaba justo a mi lado.

Mientras le gritaba a la operadora la dirección en la que estábamos, noté que a Itachi le costaba respirar, que tosía cada vez que lo intentaba y que lo único que escupía eran borbotones de sangre.

Solo veía rojo. Rojo sangre.

—Ita, por favor —susurré sin dejar de hacer presión sobre la herida, mis manos se empapaban de sangre, de su sangre—. Resiste, te lo suplico.

A los cinco minutos apareció un grupo de policías, yo solo quería que llegara la ambulancia porque el azabache se veía casi completamente inconsciente y eso me asustaba demasiado.

El Asesino | ItaDei [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora