Capítulo 29: "Mental war"

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Me sentía en el mismísimo paraíso, hasta que de pronto todo se volvió oscuro y distante, y Julianne ya no era más que una sombra que se alejaba con velocidad como si fuera un recuerdo.

¿Acaso ha sido un sueño?

CONTINUACIÓN...

Comencé a sentir calor en la cara, lo que hizo que pronto abriera los ojos, aunque con pereza. Era un pequeño rayo de sol que se colaba desde la ventana dando en mí cara. Una ventana de una habitación que no era la mía.
Me incorporé rápidamente en la cama y miré hacia mi alrededor. Definitivamente no era mi habitación.

¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí? ¿Quién me trajo? No logro recordar absolutamente nada.
Miles de preguntas comenzaron a rondar por mí mente. Estaba bastante confundida.

Continuaba pensando, cuando de pronto alguien se asoma por la puerta. Allí, entendí todo.

— Julianne... — dije sorprendida tomando de la sábana.

— Buenos días, ¿has amanecido un poco mejor? — preguntó sentándose en la cama a mí lado.

Su expresión era de preocupación, pero completamente seria. No se veía muy contenta que digamos.

— Me duele bastante la cabeza, pero... ¿qué hago aquí? — pregunté confundida.

— ¿De verdad no lo recuerdas? — dijo Julianne con el ceño fruncido.

— No, ¿qué es lo que ha pasado anoche? — volví a preguntar.

— Te embriagaste, estabas tan mal que decidí traerte hasta aquí para que durmieras ya que tus amigas también estaban borrachas. Aunque tú eras la que se encontraba en peor estado. Tuve que pedirle a Chelsea que me cubriera, ya que ella duerme aquí también. Le he dicho que estabas descompuesta y necesitabas de mí. Y por suerte se lo ha creído. — dijo observándome.

— ¿En serio? Dios...no puedo creerlo, qué vergüenza. Yo...lo siento, no quise fastidiarte de esa forma. — dije avergonzada.

— No te preocupes. Ahora bebe ese café y ese analgésico, te ayudarán a sentirte mejor. — dijo seriamente levantándose de la cama y dirigiéndose a la puerta.

— Está bien, ¿te vas? — dije algo tímida.

— Tengo que ir a desayunar y a salvarte de un problemón, veré qué les invento a las demás para que no sepan lo que ocurrió anoche. — dijo.

— No tienes que hacerlo, de verdad, merezco que me castiguen. — dije arrepentida.

— Sí, lo mereces, pero tus padres creo que no. Termina ese café. — dijo mientras me asesinaba con esa hermosa y fría mirada azul.

Me predispuse a tomarme el café con el analgésico, cuando de repente algo se me vino a la cabeza como si fuera un suspiro.
¿Un recuerdo tal vez?

Comienzo flashback...

— Julianne... — dije mientras continuaba apoyada en el respaldar de la cama.

— ¿Si? — dijo observándome.

Me acerqué un poco más a ella que continuaba sentada a mí lado sobre la cama.

— Tú me gustas... — Ok, esto de estar ebria está haciendo que sea más valiente o más ridícula.

Julianne desvió la mirada y dijo...

— Amanda estás ebria, no sabes lo que dices. — dijo tratando de levantarse de la cama pero yo se lo impedí tomándola del brazo.

— Sí, estoy muy ebria, pero claramente sé lo que digo aunque en este momento no pueda f-formular las palabras co...como quisiera. — dije tratando de enfocarme.

Cuando amarte no sea pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora