Capítulo 20: "Tus abrazos me pertenecen"

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Le mantuve la mirada por un momento más, y con toda la sinceridad que pude, y desde lo más profundo de mí corazón, voltié a ver a Rachelle y le contesté...

— Sí, lo estoy... — con la mirada cristalina y llena de verdades.

Sí, estoy completamente enamorada de ti Julianne...

CONTINUACIÓN...

— Ya lo creo... — dijo Rachel volteándose en dirección a Julianne, definitivamente me había descubierto.

Ahora sabía de quién estaba enamorada en realidad, aunque eso no tuviera demasiada importancia para mí.

— Sí... — dije suspirando.

— Bueno...creo que ya debo irme, te veo luego. — sonrió a medias y se fue.

Seguramente tomó a mal mi confesión, pero no es nada más que la verdad. Y si eso servía para acabar con sus últimas esperanzas pues bienvenido era, aunque le doliera.

Julianne notó mí mirada sobre ella, me devolvió la misma por una milésima de segundos y se mantuvo cabizbaja. Hasta que tomó dirección hacia fuera del bufet.

Su indiferencia definitivamente está acabando conmigo...

•••

Ya era de mañana, por fin había llegado el día del campamento. Todas estábamos muy ansiosas por irnos.
Mi alarma sonó a eso de las 6:30 am, ya que a las 8 partíamos en el bus, hacia 4 horas de viaje. Ya que el lugar donde íbamos a acampar estaba algo apartado.
Así es que me levanté, junto con Candace y Cecile que se levantaron igual de emocionadas que yo, y nos turnamos en el baño para poder higienizarnos.

Se hicieron las 7 am, ya estábamos casi listas. Solo debíamos ir al gran comedor a desayunar y bajar nuestro equipaje.
Ya estábamos sentadas en nuestra mesa favorita, cada una con su desayuno correspondiente. Comenzamos a desayunar, cuando de pronto apareció mi tía Amelia, seguramente nos diría algo respecto al campamento.

— Buenos días niñas. — dijo en una tiesa pose.

— Buenos días... — respondimos todas en unísono.

— Antes de que se vayan, quería asegurarme de recordarles que su comportamiento debe ser ejemplar, no quiero que sus profesoras y prefectas tengan que quejarse de ustedes al volver ¿de acuerdo? — todas asentimos. — Más allá de exigirles un buen comportamiento, quería desearles un buen viaje, que se diviertan, y también aprendan de cada actividad. Que tengan un hermoso día . — dijo mientras emitía su mejor esfuerzo en realizar una sonrisa decente.

Cada una continuó con su desayuno. Al terminar, nos dirigimos con Candace y Cecile a nuestra habitación a buscar algunas cosas personales, y luego bajamos nuevamente al salón.

Nos quedamos hablando un momento, mientras esperábamos que se hiciera la hora.

Eran eso de las 7:45 am, continuábamos hablando...hasta que se apareció Julianne, y mi cara de imbécil volvió como cada vez que la veía.

— Buenos días niñas, ¿cómo están hoy? ¿ansiosas? — dijo emitiendo una de esas sonrisas que me vuelven loca.

Feliz ahora que te veo...

— Claro que sí. — dijeron todas contentas, algunas comentaban emocionadas al respecto.

Yo no contesté, solo me quedé observándola y ella se percató de eso.

— Bien, ya tienen todo listo ¿verdad? — todas asentimos. — Ok, las trafics ya están afuera, vamos saliendo. — dijo mientras nos indicaba la salida. — En orden por favor. —

Salimos, nos dividieron en 3 grupos ya que éramos muchas y no cabíamos en una sola. Como así también se dividieron las profesoras y prefectas en cada trafic para mantener el control de cada una.
Por suerte a Cecile, a Candace y a mí nos pusieron en la misma trafic, al menos no nos aburriríamos tanto en el viaje.

Subimos a la trafic y nos sentamos en los asientos del final, para poder ir hablando más tranquilas. Se subieron las demás, y dos profesoras las cuales se me hicieron desconocidas porque son de otros cursos.
Pensé que ya nos íbamos, cuando al final de todas subió Julianne, fantástico...pensé.

Ahora no podría viajar tranquila con ella tan cerca.

Subió de prisa, cerró la puerta y se acomodó en los primeros asientos junto con las otras dos profesoras.
Bien, al menos no la tendré tan cerca de mí...

Una hora después yo ni siquiera podía entablar una conversación coherente con Candace y Cecile, sin dejar de observar a Julianne por un segundo...un puto segundo.
No podía dejar de ver cómo sonreía, su forma de hablar, su voz, sus gestos tan peculiares al expresarse, sus carcajadas...era demasiada perfección para mi pequeño corazón.

En un momento ella notó mi agobiante mirada sobre ella, pero esta vez en vez de evadirme como había estado haciéndolo, me sonrió sutilmente, y siguió charlando con las profesoras.
De más está decir, que mi corazón casi estalla en un segundo.

— Amanda...¡oye! — dijo Candace levantando la voz.

— Qué...¿qué pasa? — dije sin entender.

— Hace media hora que estábamos hablándote y tú ni te reportas, ¡estás embobada mirándola! — dijo susurrando.

— Claro que no, solo estoy...distraída. — dije mintiendo, aunque era obvio que se daban cuenta.

— Sí, distraída con cierta PERSONA, ya nos dimos cuenta. — dijo Cecile riendo.

— Basta ya. — reí. — Cuéntenme, prometo esta vez escucharlas y no hacer de cuenta que lo hago. — reímos.

Al cabo de 3 horas más ya habíamos llegado a destino. Nos bajamos de la trafic por indicaciones de Julianne. Todo era hermoso, jamás había visto parques tan hermosos y con tanto verde como estos.
Árboles, un río, un bufet, baños, un gimnasio, las habitaciones y millones de actividades por realizar. Creo que será bastante divertido.

Al llegar los dueños del asentamiento nos indicaron dónde se encontraban las habitaciones y demás instalaciones.
Nos dirigimos primero a las habitaciones a dejar nuestro equipaje, y por mientras nos recostamos un momento, el viaje nos había agotado un poco.

Un rato después se apareció Chelsea a avisarnos que en un momento debíamos reunirnos en el comedor para almorzar. Así que nos higienizamos, nos pusimos ropa cómoda y nos dirigimos al comedor.
Ya estaban todas acomodadas esperando su comida.
A un costado del comedor estaba Julianne, observando que todo estuviera en orden. Nuevamente quedé embobada viéndola.

Me senté en uno de los lugares junto a Candace y Cecile, sin dejar de observarla, cuando de pronto veo a una pelinegra abalanzándose en un abrazo sobre Julianne, y besándola en la mejilla. La ira comenzó a invadir todo mi ser.

¿Pero qué mierda hace ella aquí? Pensé...

Cuando amarte no sea pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora