Capítulo 87: "Joven para amarte"

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— Feliz cumpleaños... — dice con un nudo en la garganta y sus puños apretados. Luego resopla y huye del lugar, completamente furioso.

Aún no respiro. Tomo las fotos de la mesa, las observo, y comienzo a llorar.

Esto es una pesadilla...

CONTINUACIÓN...

Siento que mi vida ha comenzado a desmoronarse en un abrir y cerrar de ojos. Así como así. Como si solo se tratase de un dominó siguiendo su curso.
El corazón se me acelera al igual que mi respiración, haciéndome sentir una fuerte presión en el pecho. Lo que me obliga a desplomarme en el sofá para tratar de apacigüar tantas emociones encontradas en tan poco tiempo, tratando de no desvanecerme en el intento por recobrar el aliento en cada bocanada de aire que tomo.
Sin poder evitarlo, rompo a llorar aún con más fuerza.
¿Cómo es que todo esto ocurrió tan rápido? ¿Cómo fue sin siquiera darme cuenta? No encuentro respuesta alguna a semejante dilema que me taladra el cerebro.
Me siento ahogada, perdida, insegura. Por primera vez en mi vida debo admitir...que no puedo sola con esto.

Observo nuevamente las fotos y me percato de que dos de ellas fueron tomadas en el colegio, y eso quiere decir una sola cosa. Michelle.
La sangre me hierve de solo imaginar que ella está detrás de todo esto, y sin darme cuenta estoy apretando las fotografías con fuerza, a la vez que mis nudillos palidecen por la fuerza que estoy proporcionando.

Mientras seco mi rostro con mis manos temblorosas observo a Ed salir del pasillo con una valija entre sus manos.
Me levanto rápidamente del sofá y me dirijo a él. Sé que no debo detenerlo, pero necesito pedirle perdón.

— Ed...espera, no te vayas así, por favor. — dije nuevamente con el nudo en la garganta.

— Déjame en paz Julianne, por favor. — dijo haciendo caso omiso a mis palabras y dirigiéndose a la puerta, rápidamente me puse frente a él impidiéndole el paso.

— Necesito que me escuches, te lo suplico, será lo último que escuches de mi si así lo quieres, pero por favor...déjame explicarte. — dije con desespero.

— ¿Sabes? Jamás esperé algo así de ti, nunca. Todos estos años creí que éramos felices juntos, no me hubiese imaginado que tan solo yo era feliz a tu lado. — su voz comenzó a entrecortarse.

— Claro que lo fui Edward, fui muy feliz a tu lado pero... — interrumpe.

— Pero dejaste de serlo de pronto, ¿y volviste a encontrar esa felicidad en una niña? — preguntó entre sollozos que se exigía así mismo no dejar salir.

Yo no supe qué contestar a eso. Tenía razón aunque me doliera. Amanda era solo una niña y no podía cambiarlo.

— Podría ser tu hija Julianne, nuestra hija. ¡Es tu alumna! ¿cómo pudiste hacerlo? ¿en qué estabas pensando? Todo este tiempo estuve sintiéndome miserable por pensar que no te prestaba la atención suficiente, que debería pasar más tiempo contigo, e incluso hablándolo con mi madre me aconsejó que fuera más detallista y así te enamorara cada día...evitando que la relación se volviera monótona. Pero idiota fui, al pensar todo aquello e intentar mejorar nuestro matrimonio, pensando que yo era el único culpable de todo mientras ¡tú te follabas a esa cría! ¡degenerada! — dijo enfureciéndose mientras sus ojos apuñalaban mi alma. — ¡Me cago en todo Julianne! — volvió a gritarme conteniéndose por no seguirme hiriendo, pero estaba en todo su derecho.

— ¡Ya! Ya por favor... — dije mientras rompía en llanto nuevamente.

— Eres... — apretó la mandíbula y prefirió guardarse aquello que estaba a punto de soltar y atravesarme el pecho como una daga.

Cuando amarte no sea pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora