Capítulo 16:"Me evades..."

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Ella se quedó mirándome fijamente, nuestros alientos se mezclaban, sus ojos eran dos zafiros en medio de una noche en el desierto...brillaban como nunca. Debía alejarse de mí en este instante, o la besaría...

Julianne...necesito de tus besos...

CONTINUACIÓN...

Jamás la había tenido tan cerca de mí, jamás su aroma había penetrado tanto en mí como ahora. Creo que jamás voy a olvidarme de él, ese perfume floral con algo de cítrico. Era como rosas con limón.

Aquella cercanía estaba volviéndome completamente loca, no soportaba tenerla tan cerca de mí y no poder siquiera rozar su piel. Me moría de ganas pero simplemente no podía, estaba prohibido...

Su piel está prohibida...

Nos quedamos así, segundos que parecieron una eternidad. Contemplé sus labios cual espectro inalcanzable, ella lo notó de inmediato. Pude sentir cómo su cuerpo se tensó, y que se puso bastante nerviosa al tenerme tan cerca.
Como era de esperar, se levantó rápidamente, volteó la mirada y se quedó espaldas a mí un momento en completo silencio. Luego se volteó jugueteando con sus dedos, bastante nerviosa en verdad. Ni siquiera podía mirarme a los ojos.

— Ya...ya es bastante tarde, deberías ir a descansar. — dijo parada en una posición que me hizo perder la cabeza.

— S-Sí...discúlpeme. — dije levantándome de la silla.
Me dirigí hacia la puerta, mientras ella seguía ahí parada con la mirada perdida. Quién sabe qué estará pensando. — No quise molestarla Srta Evans...buenas noches. — dije mientras la observaba y me retiraba de la habitación cerrando la puerta tras de mí.

Volví a mi habitación. No podía creer el momento que acababa de vivir. Fue algo muy tenso en verdad...aunque tenerla a centímetros de mí me incendió el corazón, no puedo negarlo. Hubiese muerto en el intento por probar sus labios, lo juro.

Llegué a la habitación y Candace y Cecile aún seguían despiertas, eso significaba "interrogatorio".

— Hasta que al fin te apareces querida, ¿dónde te has metido? — dijo Candace con los ojos achinados entre sospechas.

— Fui a tomar agua, y que me he perdido en el camino. — Genial excusa, pensé.

— Llevas tres semanas aquí ¿y aún sigues perdiéndote? — dijo Cecile extrañada.

— Ya ven... — reí nerviosa.

— Vaya despistada. — continuó Cecile riendo.

La que no terminó de convencerse fue Candace, creo que me estaba conociendo demasiado rápido. Y tratándose de mí, no sé si eso era bueno o malo.

— Ya, vayamos a dormir. — dije tratando de zafar de esa expresión de duda en el rostro de Candace, ella no dijo absolutamente nada y se acostó. — Buenas noches. — dije apagando la lámpara.

— Buenas noches, descansen. — eespondió Candace.

— Hasta mañana. — finalizó Cecile.

•••

Eran eso de las 12 del medio día, estábamos por almorzar.
Tomé mi comida y me dirigí hacia una mesa junto con Candace y Cecile.
Estaba disfrutando de mí almuerzo, cuando de pronto alguien me llama...

— Amanda... — Oí detrás de mí.

Me di la vuelta y era ella, Rachel. ¿Qué rayos quería? Después de lo que pasó no quiero ni escucharla respirar cerca de mí.

— ¿Qué quieres? — dije con expresión de enfado.

— Quiero hablar contigo, creo que...las cosas no quedaron muy bien después de lo de ayer. — dijo tímida ante la mirada atenta de Candace y Cecile que no entendían absolutamente nada.

Cuando amarte no sea pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora