Quisiera gritar aquí mismo a los cuatro vientos adelante de ese imbécil que soy yo quien te besa cuando no estás a su lado. Que tus labios me pertenecen sin importar nada.
La ira comienza a invadir cada porción de mi cuerpo, muy lentamente.Voy a estallar...
CONTINUACIÓN...
Tranquila Amanda, no hagas ninguna estupidez...pensé.
Pero es que cómo puedo controlar la ira que siento en este momento, es horrible. La forma en que lo besa, en que le sonríe, en que le corresponde...siento ganas de destrozar el restaurante entero. Pero...sé que es su esposo, y que no debería sentir celos de él porque sí, es él quien comparte su vida con ella, yo solo...yo solo soy una tonta enamorada que no tiene lugar en su vida. Solo eso.
Pero explíquenle eso a mí corazón...Luego de besarlo se volvió a acomodar en su lugar y sonrió, los ojos le brillaban, se veía muy contenta. A veces quisiera ser la razón de su felicidad, no siempre, me conformaría con serlo solo a veces.
Agaché la mirada y traté de seguir comiendo.— Amanda, ¿estabas escuchándome? — preguntó mi madre.
— Yo...no, lo siento, me distraje. — dije disculpándome.
— ¿Ocurre algo? — se veía preocupada.
— No no, solo...me distraje con la gente, sabes cómo soy de despistada. — dije sonriendo.
— ¿Segura? parece que hubieras visto un fantasma. — dijo mientras le daba un sorbo a su vino.
Algo parecido...
— Sí, segura mamá. — dije metiendo un bocado de lasagna a mí boca.
— Está bien, te creeré. — dijo sonriendo.
El resto del almuerzo fue bastante agradable, traté de distraerme y dejar la rabia que sentía de lado. Ya que de nada me servía estar así, si ella ni siquiera había notado mi presencia en ese restaurante. Pero mejor, no quería arruinarlo todo y hacerle pasar un mal momento a mamá. Además de tener que darle varias explicaciones, claro estaba.
Luego del postre, bebimos un café con mi madre, y seguimos hablando de estupideces, que solo ella y yo entendíamos. Era genial.
Tanto refresco y café que ingerí en mí cuerpo me dieron ganas de ir al baño, así que tuve que ir de inmediato.— Mamá voy al baño, ya regreso. — dije mientras mi madre asentía.
Me dirigí al baño que se encontraba al final de un largo pasillo, muy lujoso en verdad.
Entré y fui directo a uno de los apartados. Al terminar salí y me dirigí a uno de los lavamanos. Pero al parecer el maldito destino quiere hacerme la vida de cuadritos o verme convertida en una puta loca. Porque salí y allí estaba, lavándose las manos.Creo que vomitaré...
— ¿Qué haces aquí? — dijo volteando a verme rápidamente.
— Hola...primero en principal, segundo...lo mismo que tú. ¿Por qué preguntas? — dije indiferente.
— No juegues conmigo Amanda, ¿acaso estás siguiéndome? — dijo frunciendo el ceño.
— Julianne por favor, hace tiempo dejé de jugar contigo. — con una sonrisa irónica.
Sentía tanto enojo que no podía evitar mantener esa compostura con ella.
— Aha, ¿entonces qué haces aquí? porque no creo que esto haya sido una coincidencia. — dijo cruzándose de brazos e inclinando la cadera de forma desafiante.
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Cuando amarte no sea pecado
Novela JuvenilMi vida era tan monótona y ordinaria como la de cualquier chica del montón. Hasta que por casualidad o causalidad te vi... Experimentar esa clase de accidente ancestral tal vez fue lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Después de aquel encuentr...