- ¿Estás bien? - dijo seria, pero con amabilidad en su voz.
- Sí... - dije algo nerviosa.
- Bien. - sonrió levemente.
No sé si me está matando el dolor de culo, o es otra vez esa sonrisa tuya que me enceguece el juicio...
CONTINUACIÓN...
- Con permiso. - dijo emitiendo una media sonrisa de sus labios.
Yo solo quedé allí, algo confundida por su reacción. Realmente estaba comenzando a creer que sentía alguna clase de rechazo hacia mí. Seguramente había descubierto mis gustos sexuales y eso la disgustaba. No encontraba otra respuesta para tanto rechazo de su parte.
Recojí los libros que aún seguían en el suelo, y me dirigí a mi clase de Historia bastante desanimada en verdad.
•••
Eran algo de las 7 pm, acababa de finalizar mi última clase del día. Iba camino a mí habitación, cuando Rachel me detiene.
- Amanda, hola. - dijo sonriendo de lo más contenta.
- Hey, hola. - dije tratando de ser amable.
- ¿Cómo estás? - preguntó situándose frente a mí.
- Bien...eso creo. - dije desganada.
- ¿Segura? - preguntó dudosa.
- Sí, claro. - Asentí. Ella no tenía por qué enterarse de cómo me sentía.
- Bien...¿quieres ir por una malteada? Yo invito. - sonrió.
- No lo sé, no estoy de ánimos...- dije desganada.
- Anda solo será un momento, ¿si?. - hizo una especie de puchero que me causó gracia.
- Esa clase de cosas no funcionan conmigo, pero está bien...iré. - dije sonriendo.
Aunque no tuviera muchas ganas solo fui para no ser tan amargada.
- Bien, vamos. - sonrió ampliamente.
Fuimos hasta el bufet e hicimos nuestro pedido, luego nos dirigimos a una de las mesas.
- Y...cuéntame, jamás me has hablado sobre quién eres, conozco pocas cosas sobre ti. - dijo Rachel tomando de su café.
- Bueno...no hay tanto para saber de mí. - contesté.
- Claro que sí, cuéntame lo que quieras acerca de ti. De dónde eres, las cosas que te gustan, en fin...lo que quieras. - mientras me observaba.
- Pues...soy de New York, vivo con mis padres, soy hija única. Tengo tres amigas incondicionales en New York, me gusta escribir...cantar, y toco el piano, aunque hace mucho no lo hago. Tengo 18 años y...soy bisexual. - dije bebiendo un largo sorbo de mi malteada.
- Guau, eso es interesante. - dijo observándome.
Solo la miré.
- Así que eres bisexual, ¿has tenido novios? - sonaba curiosa.
- Sí...solo dos. - respondí.
- ¿Y? ¿qué tal? - preguntó.
- Normal supongo, los hombres son muy básicos. - dije indiferente.
- Con que básicos eh, eso quiere decir que te atraen más las chicas. ¿O me equivoco? - dijo sonriendo.
- Sí, eso creo, aunque no dejan de parecerme atractivos. - dije convencida.
- Ya veo. Bueno pues yo...soy lesbiana, aunque tuve una época algo "bisexual". Pero descubrí que era un aburrimiento y que las chicas me encantaban. Son más pasionales ¿sabes? Y eso me encanta. - dijo mientras me guiñaba un ojo.
- Claro, entiendo. - sonreí algo confundida.
- Dime Amanda, ¿te has enamorado alguna vez? - preguntó seriamente.
Yo me quedé algo sorprendida por esa pregunta, bastante nerviosa debo decir.
Y para agravar mi nerviosismo se aparece Julianne en la otra punta del bufet. Con ese caminar que hace temblar, el vaivén de sus caderas al compás de su cabello. Era inevitable no quedarme embobaba viéndola.
Ella tan solo se quedó vigilando a las alumnas desde allí, con su parada de siempre. Sus brazos entrelazados detrás de su cintura, sus pasos lentos y firmes, su mirada concentrada en la nada misma, gélida y azul como un océano. Sus labios, los cuales relamía por momentos.
Era la absoluta perfección.Me distraje totalmente, más la presencia de Julianne en el bufet y aquella pregunta de Rachel me habían aturdido un poco.
"¿Estás enamorada?" fue la pregunta de Rachel...
Si estar enamorada es observar a aquella mujer todos los días frente a su escritorio haciendo su papeleo, en los recreos o el bufet haciendo sus rondas...con esa seriedad tan peculiar en su rostro, la misma que me hace temblar a su lado. Con esa mirada profunda, fría, y casi siempre dispersa, distraída. Con sus labios finos y rosados, su perfecta y blanca sonrisa igual a brillantes perlas. Con su cabello dorado y ondulado con ese aroma tan jodidamente exquisito. Con esa forma de caminar tan vagamente deliciosa.
Si estar enamorada es sentir que el corazón me estalla al verla, que la respiración se me dificulta al escucharla hablar, si la piel se me eriza al sentirla cerca... Entonces sí, lo estoy.Por un momento se percató de mi acosadora mirada sobre ella. Tan solo se quedó allí parada observándome, con la mirada más fría y penetrante con la que alguien pudiera haberme observado nunca. Sentí cómo comenzaba a temblar, y eso que ni siquiera la tenía cerca.
Le mantuve la mirada por un momento más, y con toda la sinceridad que pude, y desde lo más profundo de mí corazón, voltié a ver a Rachel y le contesté...
- Sí, lo estoy... - con la mirada cristalina y llena de verdades.
Sí, estoy completamente enamorada de ti Julianne...
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Cuando amarte no sea pecado
Fiksi RemajaMi vida era tan monótona y ordinaria como la de cualquier chica del montón. Hasta que por casualidad o causalidad te vi... Experimentar esa clase de accidente ancestral tal vez fue lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Después de aquel encuentr...