Necesitaba su tacto, su calor, su cuerpo, necesitaba sentirla y calmar el llanto desesperado que emanaba de mí garganta.
Ella correspondió, me rodeó con sus brazos y me apretó fuertemente.
Yo no pude hacer otra cosa que hundir la cabeza en su pecho, y dejarme invadir por los sentimientos mientras olía su exquisita fragancia que me llenaba de paz. Allí lloré en completa y absoluta paz. Solo en ella encontraba ese sentimiento que hoy se encuentra tan perdido.Solo en tus brazos encuentro la calma...
CONTINUACIÓN...
— Ya no llores. — dijo apenas rozando mí espalda.
Conocía su dureza como la palma de mí mano, pero esa era su esencia, así la amaba, así me había enamorado de ella.
Yo continué sollozando un poco.— Por favor, ya no quiero verte llorar. — dijo con fuerza nuevamente.
Sollocé unos segundos hasta sentir el calor de su mano ascender hasta mí nuca, acción que calmó mí llanto de inmediato.
Me despegó suavemente de su cuerpo, levantó mí mentón, y secó la última lágrima que se deslizaba por mí mejilla con su pulgar.
— ¿Te quedarás conmigo? Por favor, dime que así será. — dije con la voz aún entrecortada casi suplicándole que no me abandonara.
— Tranquila...lo haré. — dijo esbozando una pequeña sonrisa de sus labios, aunque de cualquier forma que sonriera me alegraba la vida.
— ¿De verdad? — dije mientras no podía evitar que los ojos comenzaran a brillarme como dos luceros.
— De verdad. — reafirmó.
No contuve tanta alegría que sentía en mí pecho y me lancé sobre ella abrazándola tan fuerte como pude. Ella correspondió.
No podía sentirme más feliz. Los sentimientos y sensaciones estaban a flor de piel, y yo no podía dejar de pensar en una sola cosa. La amo...cuánto la amo.
Ese era el lugar donde quería vivir por el resto de mí vida, entre sus brazos.
Luego de un buen rato la solté, la miré a los ojos, y encontrando aprobación en aquellas claras y profundas pupilas la besé. Un beso corto pero lleno de sentimiento. Algo que solo podía transmitirle de ese modo.— Buenas noches... — dije con una sonrisa de oreja a oreja.
— Descansa... — respondió también sonriendo.
Esa noche se sumaba a las mejores de toda mí vida.
•••
Ya eran las 10 am y me encontraba en Física. Vaya mierda.
Aún no pillaba ni un ejercicio, y si no lograba entender nada sabía que me la llevaría a fin de año. Obviamente no quería eso así que traté de prestar más atención y continuar ejercitando. Como última opción iría a tutoría, porque me tocaba con una vieja amargada que no soportaba y eso sí sería un verdadero bodrio.Terminé la clase y tenía receso, así que salí junto a Candace y Cecile al parquizal a tomar un poco de aire fresco, y de paso a fumar un cigarro.
— Me alegra tanto que las cosas con la Srta Evans hayan mejorado tanto. — dijo Cecile sonriendo.
— También yo Am, es asombroso. — continuó Candace.
— Gracias chicas, la verdad es que estoy muy feliz. — dije aún con ese brillo en los ojos que no se iba.
— Ahora... ¿qué pasará con Amira? — preguntó Candace.
— Esa es una de mis grandes preocupaciones, la quiero, es una buena mujer y no quiero lastimarla ni mucho menos jugar con ella, pero lo cierto es que...por ahora no puedo dejarla, sabrá que es por Julianne aunque intente negárselo y nadie puede enterarse de lo nuestro por ahora, mucho menos aquí en el colegio. — les dije a ambas.
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Cuando amarte no sea pecado
Fiksi RemajaMi vida era tan monótona y ordinaria como la de cualquier chica del montón. Hasta que por casualidad o causalidad te vi... Experimentar esa clase de accidente ancestral tal vez fue lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Después de aquel encuentr...