Capítulo 79: "Diosa griega"

6.4K 374 31
                                    

Quisiera grabar la melodía de tu risa en mi memoria, y reproducirla una y otra vez al despertar cada mañana.
Nunca te detengas...

CONTINUACIÓN...

Verla así, tan feliz, hacía que se detuviera el tiempo. No puedo explicar todo lo que me hace sentir.

— Te ves tan linda cuando ríes así. — digo prácticamente embobada observándola, mientras ella cesa de reír poco a poco.

— Uf, puedo imaginarlo. — rueda los ojos.

— No seas tonta. — sonrío.

— ¿Tonta yo? Más respeto Srta Baker. — simulando seriedad absoluta.

Dios, aún recuerdo cuando la conocí exactamente con esa expresión. Puedo decir que parecía una completa desalmada a simple vista. Pero apenas vi sus ojos pude descubrir que eran mucho más que misterio y frialdad, una historia larga por conocer. Fue aquello lo que me atrapó...la expresión de sus ojos que decían mil cosas a la vez.
Aquella expresión quedará grabada en mí por siempre.

— ¿Qué pasa? — preguntó al verme algo desorientada en su mirada.

— Nada, es solo que...recordaba cómo te conocí. — dije nostálgica.

— ¿Si? Y... ¿cómo me conociste? — preguntó pensativa.

— En el parque, tú estabas haciendo tu ronda ese día. ¿Lo recuerdas? Caminar pausado y perezoso, tus manos detrás de tu cintura, aquella expresión inquietante en tu rostro, tus ojos...tan llenos de todo, la mirada seria y perdida, hasta que topaste con mi cuerpo y allí pude verte más de cerca. Fue glorioso para mí, desde ese día empezaste a convertirte en mi todo, ¿lo sabías? — dije entre suspiros.

— Lo cuentas de una manera tan profunda que puedo imaginármelo, aunque no lo recuerde con precisión. Gracias... — sonrió tiernamente.

Julianne es una mujer muy recta y a veces inexpresiva ante la gente. Pero la conozco tanto que no hace falta que me diga absolutamente nada, tan solo mirarla sé lo que piensa, y con eso me basta. Ya que siempre buscará la manera de demostrarme que me quiere, y eso me hace muy feliz.

Yo solo sonreí. Pero no puedo evitar en este momento morirme de ganas de besarla, es inevitable. Tenerla tan cerca me vuelve loca, es como si sus labios me incitaran a besarla y a hacerle quién sabe qué cosas aquí.
Me acerqué muy lentamente y deposité un beso en su mejilla derecha, lo que me hizo poner la piel de gallina. Más aún cuando observé que había cerrado los ojos.
Continué y deposité otro beso esta vez en su mejilla izquierda.
Nuevamente pude percibir cómo se estremecía a mi tacto.
Volví a acercarme y besé su frente, mientras ella continuaba con los ojos cerrados, era como si estuviese entregándose por completo a lo que sentía. Luego besé la comisura de sus labios, fue justo eso lo que la hizo exaltar y abrió los ojos para alejarse un poco.

— No no no, espera. — dijo deteniéndome.

— ¿Qué pasa? — pregunto confundida.

— Sé cómo termina tu jueguito, y no se puede Amanda, no aquí. — dijo suspirando.

— ¿Qué jueguito? — finjo hacerme la desentendida.

— Amanda...ya por favor. — comienza a caminar en reversa y yo la sigo.

— Anda, no seas así. — sonrío pícara.

— Ya. — dice colocando sus manos frente a mi cuerpo para no dejarme seguir avanzando.

— ¿Me dejarás así? — digo haciendo puchero.

— Eso creo. — ríe y se acomoda detrás de su escritorio.

Cuando amarte no sea pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora