— Creo que mañana tendré que volver a pedirte perdón... — Ella me miró sin entender. Bajé nuevamente hasta sus labios y la besé, otra vez.
Una vez más mi cuerpo se sumergía en nuevas dosis de dopamina que me llevaban al cielo una y otra vez.
Quiero que este momento sea eterno...
CONTINUACIÓN...
Continué besándola, tan suave y tan profundo que me sentía levitar. Las sensaciones y sentimientos estaban a flor de piel como la vez anterior.
Lo que para mí resultó ser muy distinto a la vez anterior, fue que esta vez Julianne sorprendentemente me correspondió. Y eso hizo que mi corazón se exaltara aún más.El hecho de sentir sus labios corresponder a los míos, y su respiración agitada por el placer que emanaban nuestros cuerpos...realmente fue una de las cosas más hermosas de mí vida.
La suavidad de sus labios, ese ténue sabor a miel amizclado con la frescura natural de sus labios. Una combinación definitivamente excitante.
Su cuerpo estaba tenso, agitado, sus manos no se atrevían a hacer contacto con mí cuerpo, solo estaban alzadas como si quisieran defenderse de algo. Y no puedo evitar decir, que el hecho de que estuviera besándome pero a la vez su cuerpo estuviera a la defensiva o tratando de evitarme...me excitaba bastante.Pero claramente como en todo cuento de amor, los besos acababan...bien, o mal. Y creo que ese era más o menos mi caso.
Julianne se apartó de golpe, caminó hacia atrás tan de golpe que se topó con la cama y cayó sentada. Estaba muy exaltada, pude notarlo. Se quedó allí en la cama, tapó su rostro completamente con sus manos y luego rompió en llanto.
Eso definitivamente fue devastador para mí.— Tranquila... — alcancé a decir, no sabía si acercarme a ella para tratar de calmarla o quedarme allí, inmóvil, al final decidí acercarme.
— No no no no no, por favor...no me toques. — dijo descubriendo su rostro y alzando sus manos frente a su pecho para mantener la distancia.
— Por favor, solo habla conmigo. — dije tratando de tranquilizarla con la voz.
— No puedo, po-por favor... — dijo con la voz entrecortada, se veía mal de verdad.
— Claro que sí, escúchame. — dije arrodillándome ante ella y mirándola directo a los ojos.
Ella me observó por un momento, con sus ojos empapados en lágrimas.
— No hemos hecho nada malo, ¿entiendes? — sin bajar la vista.
— Claro que sí, esto no está bien, dios ¡cómo pude! Cómo me permití caer en la tentación. — dijo con remordimiento.
— Deja de atormentarte por favor. En todo caso es mí culpa, yo fui quien te besó, yo fui quien no me resistí a hacerlo... — dije suspirando.
— Pero yo lo permití, y ese es un error gravísimo que tiene consecuencias, las cuales deberé pagar. — dijo mientras agachaba la cabeza y se apoyaba en sus manos.
— No digas eso, no es así. Esto no es un error, solo fue...un beso. ¿Qué consecuencias puede tener un simple beso? — dije tratando de despreocuparla.
— ¡Claro que tiene consecuencias! Solo mírate, ¡eres apenas una niña! Eres...¿22 años menor que yo? No puede ser. Y por si fuera poco eres mujer...por dios jamás he estado con una, qué es lo que estoy haciendo con mi vida. — dijo totalmente frustrada.
— Calma... — traté de decir.
— Claro, se me olvidaba, eres alumna del instituto en el que doy clases desde que era solo una jovencita. Del cual me despedirán por acoso, claro está. ¡Dios! — gritó con rabia.
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Cuando amarte no sea pecado
Novela JuvenilMi vida era tan monótona y ordinaria como la de cualquier chica del montón. Hasta que por casualidad o causalidad te vi... Experimentar esa clase de accidente ancestral tal vez fue lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Después de aquel encuentr...