12 • Faking It

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Nunca había visto a Cums así de irritado, por fin está sintiendo cómo es perder tantas veces seguidas y me agrada que esté entendiendo que no siempre me va a ganar, no ahora que he encontrado mi fuente propia de suerte.

Midnight me ha dejado, sin embargo. Se dejó caer en mi hombro y al parecer por sus suaves ronquidos, se quedó instantáneamente dormida.

Es en ese momento cuando Bastian me llama por FaceTime. Dejo mis cartas en la mesa y les pido a todos que guarden silencio. Luego muevo a Mid hasta que se despierta.

—Lo siento, estaba muy cansada —se disculpa, bostezando y tallándose los ojos, manchándose un poco de negro por su maquillaje.

—No importa, solo intenta parecer como que estás en cualquier lugar menos aquí —le pido con algo de urgencia y contesto, poniendo la cámara muy cerca de mi cara para que no vea nada más— hola hermanito.

—Hola —dice, entrecerrando sus ojos y buscando pistas de que estoy haciendo algo malo— ya es tarde ¿qué tanto tiempo dura esta "exposición"? Enséñame alrededor.

—No puedo hacer eso, Bastian —susurro e intento ignorar la manera en la que todos me están viendo, como si tuviera cinco años. No tengo la culpa de que mi hermano sea sobreprotector. Y la verdad es que no me molesta. No siempre— ¿Nunca has ido a una exposición de arte? Tenemos verdaderas reliquias aquí y no es legal que yo dirija una cámara hacia ellas.

—Bastian ¿sabías que Leonardo Da Vinci además de todas sus pinturas y de su breve relación homosexual con Miguel Ángel, diseñó directamente un montón de estatuas eróticas de arcilla usando solo Estiércol pasterizado procedente de Alemania y Rusia en lugar de Italia como cualquiera creería? —me interrumpe Midnight, empujando mi cara para aparecer en la pantalla y mi hermano pierde su cara dura inmediatamente— me está encantando este lugar ¿podemos quedarnos un poco más? Estoy aprendiendo muchas cosas.

—Ah... claro. Quédense —acepta con una sonrisa y luego mira hacia mí de nuevo— lo siento, Juju. A veces es difícil creerte.

—Lo sé, lo sé —murmuro, apretando los dientes cuando mis contrincantes se ríen en voz baja de ese estúpido apodo— nos vemos en un rato más.

—Bien, diviértanse. Adiós Mid, puedes contarme después todo lo que aprendiste.

—¡Adiós, lo haré! —se despide, sonriendo mucho y una vez que cuelgo, suspira audiblemente. Creo que mi hermano está también en la larga lista de todos los hombres (y algunas mujeres) que le gustan a Mid— lo amo.

—¿Qué? —pregunto, pero ella parpadea muchas veces y se encoge de hombros.

—Estaba bromeando —se ríe un poco y se sienta correctamente en su silla de nuevo— no me mires así, solo juega de nuevo.

—De hecho, chicos, el show se ha acabado. Es hora de partir —me despido, acercando hacia mí todas las fichas que gané. Algunos de nuestros espectadores gruñen cuando se mueven por primera vez en horas.

—No lo creo —me detiene Cums, aún estando amargado— todavía no terminamos aquí.

—¿Ahora quién es el que no soporta perder, eh? —me burlo y levanto una mano hacia mi favorita, quien sonríe y se acerca rápidamente hacia mí para recoger las fichas. Las acomoda por valor y se aleja con ellas.

Me levanto y tomo la mano de Mid para que no se quede atrás. Ella les da una sonrisa como despedida a todos los hombres y empieza a seguirme hacia la caja principal donde están canjeando mi dinero. Podría haberlo esperado en la mesa pero no quería que Cums me convenciera de seguir jugando una vez viera su dinero en mis manos.

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