21 • Mission Failed

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La misión falla tan pronto como damos un paso dentro del restaurante.

—Buenas tardes, bienvenidos a Zanvollini ¿tienen reservación? —nos pregunta la anfitriona con un fuerte acento alemán y por un segundo considero salir de aquí aceptando mi derrota, pero luego me detengo y tomo un gran respiro, diciéndome que a pesar de que no soy muy bueno para nada, soy capaz de salvar ciertas situaciones. Y esta me parece una de esas situaciones salvables.

—Eh... sí. Mi nombre es Justin Bieber —le digo, soltando una sonrisa confiada. Alguien me dijo una vez que la manera más eficiente para que te crean una mentira, es creértela tú mismo primero. Así que me convenzo de que yo llamé a este lugar, estoy seguro de que lo hice. Recuerdo muy bien el día porque estaba saliendo de la iglesia platicando con mi novio Hans cuando eso sucedió, he estado planeando esta salida por mucho tiempo— deberías buscar en los primeros nombres, hice la reservación hace un mes.

La anfitriona me sonríe y asiente muchas veces, luego escribe mi nombre en su iPad y empieza a buscar, con un ceño en su frente.

—¿En serio? —pregunta Hans, frunciendo el ceño. Me detengo de rodar los ojos hacia él para no estropear esto y le doy una sonrisa apretada. No puedo creer que sea uno de mis mejores amigos y sea tan pasmado. Eso habla mal de mí.

—Claro que sí, amor —pongo mi brazo al rededor de sus hombros y lo atraigo a mi cuerpo como lo haría si fuera mi novia— este es un día muy especial para nosotros, lo he estado planeando por mucho tiempo.

—Disculpe, señor... hay un error, no puedo encontrar su nombre —me dice y sus pálidas mejillas se ponen rojas.

—¿Qué? —pregunto y pestañeo como si no comprendiera lo que me está diciendo— hice esta reservación hace un maldito mes para que no hubiera confusiones de este tipo. No puedo creer que un establecimiento de tanto
renombre contrate a gente tan incompetente. Llámale a tu gerente, quiero unas palabras con él.

La pobre muchacha abre mucho sus ojos y luce desesperada por un leve segundo. Para ser honesto, sí rompe un poco mi corazón ver a esta bonita alemana tan desesperada, pero así es la vida y ella tiene que acostumbrarse a los mentirosos. Al final de cuentas, le estoy haciendo un favor. Y a mí me encanta hacerle favores a la gente.

Una vez incluso ayudé a un anciano a cruzar la calle... quiero decir, era una intersección y el pobre vejestorio estaba tirado en el piso, así que cualquier persona medio decente lo hubiera ayudado, pero aún así cuenta y habla muy bien de mi desempeño como ser humano.

—O puedes dejarme pasar para que empecemos nuestra noche cuanto antes mientras tú te encargas de buscar la reservación con más calma. No hay necesidad de hacer un gran problema por algo tan insignificante.

—S-sí, adelante. Lo lamento mucho —se disculpa y su acento se hace aún más pesado mientras traga saliva para lucir calmada, luego toma dos menús del mueble y nos hace una seña para que la sigamos.

Si no estuviera tan ocupado intentando ver qué está pasando con Midnight y Cums, le pediría su número. Su piel es extremadamente pálida y parece sonrojarse por todos lados, además yo no he conocido a ninguna chica nueva en mucho tiempo, Gemma es la única que disfruta de mi cuerpo y eso es injusto para todas las otras mujeres de Londres... lamentablemente no hay tiempo para pensar en eso, la anfitriona nos deja en una mesa algo retirada, pero después de buscar con detenimiento por todo el exagerado establecimiento, encuentro la mesa que buscaba.

Mid está sentada frente a Cums con los codos en la mesa, su cara recargada en sus manos y mirándolo como si fuera la novena maravilla del mundo. La mesa está llena de pétalos de rosa y hay una botella de algo alcohólico y probablemente muy caro en el medio. Mid deja de observar su fea cara por un segundo para levantar su copa y darle un trago, solo para escupirlo de nuevo adentro y hacer un comentario largo que hace reír a Cums.

#OUTSIDERS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora