#OUTSIDERS

35 • Cheating Turns Me On

—Midnight... levántate de ahí, por dios. Lo siento mucho —se disculpa Jake, agachándose a un lado de mí en el piso mientras la mesera termina de dejar las cosas y se va. Yo aún estoy viendo mis 79 bolitas y sufriendo por dentro, considerando lo mucho que lo odio y lo mucho lo voy a odiar por toda mi vida porque no soy capaz de olvidar ninguna maldita cosa— vamos, no estés ahí tirada.

Supongo que podría tomar otra servilleta y hacer las 21 bolitas que se perdieron, pero no sería lo mismo. Tendré que deshacerme de este lote y volver a hacer otras 100 bolitas para acomodarlas como se debe o voy a estar ansiosa toda la noche.

—Jake, quiero irme a mi casa —exijo con la voz temblorosa y aprieto mis ojos porque empiezan a picar. Hoy ha sido un mal día para mí, no necesitaba que alguien me hiciera algo así.

—P-pero ni siquiera hemos... —tartamudea un poco y traga saliva, luego empieza a recoger las bolitas del piso, como si tuvieran reparo. Como si no hubiera arruinado todo cuando las tiró al piso— no pensé que esto fuera tan importante para ti, lo siento.

—Lo es. Es muy importante —afirmo, con la voz cortada y débil— por favor, solo llévame a casa. Arruinaste todo.

Jake empieza a decir algo más pero no me interesa escucharlo, solo pongo las manos en mi cara y me tallo por todos lados porque me empiezo a sentir ansiosa y odio este sentimiento.

Estoy odiando muchas cosas hoy y eso no es normal en mí, usualmente no soy así. Me conozco muy bien, sé que no es parte de mi personalidad ser sobre-dramática por cosas innecesarias. Es por eso que cuando estos días llegan, sé que estoy jodida de la cabeza.

Cuando empiezo a querer mutilarme por cualquier cosa, sé que estaré mal de nuevo. Y odio estar así.

Me levanto del piso, sacudo mis piernas y tomo mi malteada antes de salir de mi lugar favorito y caminar al auto.

Odio este sentimiento, odio ser así. Odio seguir odiando todo. Odio saber exactamente lo que significa.

No puedo creer que unas insignificantes y estúpidas bolitas me estén haciendo sentir tan impotente y tan incapaz de estar tranquila. No puedo creer que no puedo dejar de pensar en el número 79 y lo mucho que me fastidia. Es por cosas como esta que la gente dice que no soy normal. Lo único que pido en esta vida es ser como todos los demás, no tener estas peculiaridades que me hacen ser quien soy.

Quiero ser fuerte y segura como Gemma y poder soportar que Justin esté con otras mujeres sin sentir como que mi estómago se está deshaciendo con ácido, pero obviamente eso no es posible porque a pesar de lo mucho que he tratado de ignorar la noticia que me dio hace rato, me es imposible.

—¿Tienes algún tipo de... um, de desorden mental o algo parecido? —me pregunta Jake una vez que estamos ambos en su auto— no te estoy juzgando, es solo que... mi primo es autista y a veces actúa como tú lo hiciste. No tiene nada de malo, solo creo que debería sabe...

—No soy autista —me defiendo, entrecerrando mis ojos hacia él pero repasando la lista de síntomas en mi cabeza solo para confirmarme una vez más que no tengo autismo. No es la primera vez que alguien lo menciona, mi abuela me presentaba con sus pocas amigas como su nieta autista y yo lo odiaba— solo necesito ciertas cosas de cierta manera especial y tú pasaste tu mano maleducada por mis bolitas...

Tengo que cerrar los ojos y respirar por la boca para intentar tranquilizarme. No puedo evitar pensar en cómo Justin nunca me haría algo así. Tal vez se burlaría de mi necesidad de acomodar algo y contarlo varias veces, pero tal vez incluso se pondría a contar conmigo, como lo hemos hecho algunas veces.

Justin me comprende... pero luego va con Gemma y la comprende a ella también.
Aprieto mis manos en las puntas de mi cabello y me dan ganas de jalarlo hasta que se desprenda de mi craneo pero luego recuerdo lo bonito que es y deshecho esa opción. No soy ninguna enferma loca, lo único que necesito hacer para tranquilizarme es contar algunas cosas y sentir que tengo control de nuevo.