38 • New Arrangements

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Practico un discurso para Midnight desde que salgo de la casa de Hans hasta que llego al edificio, con una vista un poco más positiva de este horrible asunto ahora que tengo una buena idea de lo que puedo hacer.

Sentaré a Mid frente a mí, amarrada si es necesario, y la obligaré a entender primero que nada lo mal que estuvo que le hiciera eso al pobre de Matthew. Después le diré que no tiene permitido tocar a nadie más (solo a Jake, por nuestros propios juegos sexuales) y después, le dejaré muy en claro que la amo. Y que eso es algo importante, no algo que se dice tan fácil como los buenos días.

—¡Hola! —me saluda alguien con mucho entusiasmo, interrumpiendo mis pensamientos. Sé incluso antes de voltear que es Felix, así que ruedo los ojos y sigo caminando— ¿Cómo estás? ¿Cómo va todo? Vi a Midnight hace unos momentos, debo decir que no se ve muy embarazada... ¿Estás seguro de que...

—Niño ¿Eres un reportero o algo? —escupo hacia él, molesto por su parloteo— cállate y déjame en paz ¿Tú qué demonios sabes de mujeres embarazadas?

—Llegué a tercera base hace una semana con una chica de mi escuela —me presume, sonriendo de lado como si fuera lo más impresionante del mundo.

—¿Y estás seguro de que no fue forzada? —pregunto, bufando con risa. Antes de que pueda contestarme, levanto mi mano para que se calle— estoy ocupado. Regresa a lo que estabas haciendo.

—Nunca tienes tiempo para platicar conmigo —murmura entre dientes sonando derrotado, pero no me importa, solo sigo caminando y subo los escalones de dos en dos, sonriendo cuando me doy cuenta de que ya estoy completamente de regreso a la normalidad.

Tenía pensado encerrarme en mi habitación hasta que me empezara a sentir mejor, pero como ya estoy siendo tan ágil mentalmente como siempre, ya estoy preparado para lidiar con Mid y su leve retraso mental.

Abro la puerta de su departamento y lleno mis pulmones para gritarle que venga a hablar conmigo si tiene las agallas para mirarme a los ojos después de lo que hizo, pero me encuentro con algo que me hace detener la ingesta de oxigeno y detener todo, de hecho.

Toda mi vida se detiene. Todo se paraliza. Nunca volveré a ser el mismo después de esto.

Quinn es quien se mueve primero, rodando a un lado y quitando su mano de la gran erección de Lion. Ver su muy expuesto miembro me hace ver estrellitas, como si me fuera a desmayar del asco en cualquier momento.

—¡Justin! —exclama Lion con la voz más aguda que he escuchado en toda mi vida y empieza a moverse para cubrirse. Sus labios aún están hinchados por los besos que se estaba dando con Quinn y eso solo hace que me den nauseas.

—No seas exagerado —murmura Quinn cuando empiezo a dar arcadas, sintiendo el vomito levantarse por mi esófago. No puedo evitar la reacción de mi cuerpo al ver a dos hombres en esta situación, besándose y tocando sus partes privadas como si fuera cualquier cosa. Y no solo dos hombres, ese no es el problema. Uno al que consideró mi hermano y uno al que odio— escucha...

—¡No te me acerques, enfermo! —grito y me alejo, apretando los ojos y deseando olvidar lo que acabo de ver. Nunca ni en un millón de años hubiera querido ver la verga de Lion, no después de haber visto las tetas de mi madre.

Hoy es el peor día de mi vida, queda estipulado.

—Justin, por favor... —Lion se levanta y se intenta acercar a mí, con miedo en la cara— no es lo que parece...

—Sí, lo es —interrumpe Quinn con voz firme— viste bien, nos estábamos besando. Y no es la primera vez, o la última.

—No solo se estaban besando, par de degenerados —gimo, cubriendo mi cara con mis manos— ¿Así que es Elena, Gracie, Theresa y ahora Quinn? ¿Qué demonios te pasa?

#OUTSIDERS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora