Después de un corto fin de semana -muy corto, en realidad- tuve que volver al trabajo, aunque las condiciones climáticas se encontraran en mi contra y causaran que el sábado en la noche, me mojara por las fuertes lluvias de camino a casa. Tomé una pequeña bocanada de aire antes de salir del auto con una bufanda en mi cuello, para evitar el frío. Empuje la vieja puerta de cristal emitiendo un sonido áspero y ruidoso, mientras mi nariz era invadida por el mismo olor a detergentes de siempre, estornude como respuesta y la señora Amanda me miró desde el otro lado del mostrador.
-Llega cinco minutos tarde, señorita Cabello. -Dijo mirando su reloj. Suspire y no tuve tiempo de contestar cuando estornude nuevamente, me miró con cara de pocos amigos y le di una leve sonrisa en manera de disculpa.
-Si, lo lamento, este no ha sido mi mejor día. -Susurré sacando la llave de la oficina de mi chaqueta y llamando el ascensor. -No volverá a pasar.
El ascensor llegó y entré, encontrándome con una enfermera y a nada más que la señorita Jauregui haciéndole compañía. Asentí saludando y la mirada de la ojiverde se conectó con la mía.
-Buenos días. -Dije y la enfermera sonrió, aunque no se podía decir lo mismo de Jauregui.
Dio un paso hacia mí. -Buenos días... Camila. -Susurró mi nombre levemente y casi inaudible. Sacudí todo mal pensamiento que esa voz ronca pudiera causar en mi mente. Sentí su cuerpo alejarse un poco del mío antes de volver a hablar, -Parece estar enferma, señorita Cabello,
La mire algo confundida. -Si... Así es. -El ascensor se abrió y salí del mismo. -Nos vemos luego. -La iba a llamar por su nombre pero recordé la presencia de la enfermera y eso me contuvo.
Caminé hacia la oficina e introduje la llave antes de suspirar. -Este será un largo día. -Dije para mis adentros.
Abrí la puerta y comencé a desarrollar cada trabajo que tenía por hacer y en menos de media hora había terminado la primera parte, miré el resto de las hojas y suspire frustrada, ahora faltaban las otras 19. La mayoría eran casos de personas que habían pasado de mano en mano hasta acabar en las mías, personas que después de tanto tiempo no habían obtenido respuesta, por lo que me dispuse a revisar caso por caso hasta proporcionar un granito de arena para ayudar.
Alguien tocó la puerta. -Adelante. -Dije enfocada viendo aún los papeles mientras en un block de notas, llevaba toda la información que me pudiera interesar bajo mi letra.
-Señorita Cabello, sus sesiones con los interno ha comenzado. ¿Desea comer antes? -Preguntó la enfermera de esta mañana. Negué con la cabeza.
-Hazlos pasar uno por uno, ya me he adelantado a comer. -Señale a la barra de cereales en mi escritorio y sonreí. Ella cerró la puerta y al cabo de cinco minutos, un Fred con leve sonrisa entró a la habitación y tomó asiento frente a mi. -Hola, Fred.
-Hola doctora, antes de que me diga que he faltado en algo, debo decir que fue en defensa propia. -Dijo agitado. Lo mire con el ceño fruncido y asentí.
-De hecho, no pensaba mencionarlo pero ya que los has hecho, me ha dado curiosidad, explicate, Fred. -Mentí, no sabía nada sobre ningún problema con él.
-Estaba comiendo y esta chica se acercó a mi, no hice nada hasta que te mencioné y ella pareció tensarse, me gritó locuras y perdí el control. -Cerró los ojos con fuerza y después de un segundo me miró fijamente. -Por poco golpeo a la chica de ojos verdes. - «Lauren».
-¿Peleaste con Jauregui? -Dije. Él asintió.
-Yo no quería, pero esa chica... -Suspiró molesto. -Sabe más de lo que dice.
Fred terminó de contarme su historia sobre el pequeño desastre ocasionado ayer en la hora de la cena frente a todos los internos, por orden de la directora, ambos habían sido sometidos a calmantes y un cambio de habitación, al fondo del hospital. Según Fred, Jauregui había estado molestándolo hasta que causó una respuesta y para su extraña ocasión, ella se había ido con una sonrisa. Al terminar su entrevista, termine de escribir en el bloc y llame a la enfermera para que sacara a Fred y se apresurara en traerla. Necesitaba saber los detalles.
Para cuando la chica de ojos esmeralda entró, sus ojos me analizaban de arriba a abajo, solo suspire e hice lo que pude por lucir confiada, la enfermara salió de la habitación cerrando la puerta tras ella. Miré a Lauren a los ojos y le hice ceña para que tomara asiento. Estaba por sentarse en el diván cuando la detuve.
-Ahí no. Aquí. -Señale la silla frente a mi escritorio. Ella asintió confundida y eso me hizo sonreír para mis adentros. -Bueno, señorita Jauregui, hoy...-Me senté en el escritorio, con mis piernas delante de ella. -Seré yo la que hable.
-¿Qué quieres? -Me miró sonriente. -Debes querer algo para actuar así.
-No hay nada, nada que tú tengas... -Me acerqué a sus labios y me desvié a su oreja. -Que yo quiera. -Me alejé. -Ahora, me he encargado de investigar un poco sobre ti. -Mentí y vi sus ojos agrandarse un poco. -No sabes lo interesante que puede ser Google en manos curiosas.
Ella se levantó y quedó entre mis piernas. -No sabes lo mucho que tengo. -Lamió mi cuello y llegó hasta mi oreja. -Y sé que lo vas a querer. -Mordió el lóbulo de mi oreja yyo cerré mis ojos evitando gemir. -Además, no hay nada en Google sobre mi que tú ya no sepas.
-Sientate Lauren. -Le ordené. -Estás jugando con fuego y te vas a a quemar.
-¡Vaya! ¿La hermosa Camila me ha tuteado? -Me miró a pocos centímetros. -Mi nombre se escucha maravilloso en tus labios, espero sea mejor cuando lo gimas.
La empuje lo suficientemente fuerte como para que cayera en la silla y me diera el espacio para ir al otro lado del escritorio para alejarme de sus manos y alejarla a ella, pero más sus manos. -Sigue soñando, Jauregui.
-Agh, de nuevo con los apellidos Cabello. Ya verás que cambiarás de opinión este viernes. -Me miró sonriente y se cruzó de piernas.
-¿Viernes? ¿Qué pasa el viernes? ¿Te irás? -Reí hasta notar como el rostro de Lauren se tensó. -¿Qué sucede el viernes, Lauren?
-Esta sesión terminó. -Se levantó dispuesta a llamar a la enfermera y dejarme sola.
-Sientate. -Ordené, escuché su risa y caminó hasta la puerta. -Sientate, no lo repetiré.
-¿O qué? ¿Me vas a matar con tus pequeñas manos? -Cerré mis manos en un puño y me levanté.
-Te sorprendería el placer que pueden dar estas pequeñas manos. -Noté como se detuvo, se giró y me miró sorprendida. -Tú lo pediste. Vuelve o te arrepentirás.
-Nos vemos, Camila. Espero saber cuán grande es ese placer muy pronto. -Abrió la puerta y llamó a la enfermera. La chica apareció y le sonrió antes de tomarla del hombro.
-Señorita Jauregui. -Llamé, ella me miró sobre el hombro. -Suerte en su agujero. -Se giró confundida y la enfermera me miró. -Llevala al salón. - «El salón, es el área de mayor castigo en este lugar, señorita Cabello, no hay luces, no hay cama, no hay agua, solo la soledad de tu alma, tu respiración y tu mente. » Había mencionado la señora Amanda aquel día. Lauren abrió los ojos como platos. -Tal vez le enseñe quién manda. -Le guiñe el ojo y la enfermera cerro la puerta dejado una última imagen de una Lauren petrificada. -Si quieres jugar...- Me giré en mi silla hacia la ventana. -Juguemos, Lauren.
N/A: Capítulo dedicado a @mine_is_Lauren3 por el apoyo, gracias :3
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Psycho In Love Camren
Fanfiction"Cosas extrañas suceden en este lugar ". Una nueva psicóloga. Una paciente que en realidad no lo es. Dos pasados distintos que se encontraran para un presente nuevo. Una chica que es repudiada por su familia. Otra que no sabe lo que es la tentaci...