Psycho In Love Camren

Capítulo 16.

Limpié el desastre que había hecho en mi escritorio. Gracias Lauren. Tomé una bocanada de aire y salí de la oficina cerrando con llave, para cuando tomé el ascensor, todos se habían ido. Al abrirse las puertas del ascensor me encontré con otro pasillo vacío hasta recepción. Susurré una hermosa canción considerando mis buenos ánimos mientras sonreía y de pronto me encontré bajo la mirada de la señora Amanda.

—Señorita Camila. —Miró su reloj. —Su horario ha terminado hace un buen rato pero aun así posee una gran sonrisa. —Apagó su ordenador y me miró fijamente. — ¿Algún motivo?

Traté de pensar antes de responder pero su mirada me tenía inquieta. —Sí, yo... Terminaba con unos papeles y no me di cuenta de la hora. Solo estoy feliz por terminar. —Mentí tratando de no tartamudear. —Hasta mañana.

—Espere. —Llamó y asentí. —Hasta donde yo sé, usted no posee ningunos papeles por examinar de este hospital.

—Oh... —Me miré las manos. —Es porque... —Piensa, piensa. —Son de mi trabajo anterior, ya sabe, con el señor Marcus, son un par de papeles que debía terminar y entregárselos.

—No observo ningún papel con usted. —Se cruzó de brazos y yo traté de respirar y no gritarle, me estaba comenzando a exasperar.

—Es porque los llevaré mañana. —Mentí una vez más tratando de sonar lo más convincente que pude. Ella asintió. Salí de la recepción corriendo hasta el auto y riendo, una hermosa luna llena me acompañaba por lo que solo tuve que sacar mis llaves y entrar al auto, en pocos minutos me encontraba muy alegre cantando a todo pulmón mientras manejaba en medio de la autopista. Para cuando me di cuenta ya había llegado.

Subí a mi departamento y encendí la luz de la sala para encontrarme con Ally y Dinah dormidas en el sillón y el suelo de madera. Rodé los ojos y coloqué mis llaves en la barra que daba a la cocina mientras dejaba mi chaqueta en el perchero. Suspiré y di un aplauso fuerte, lo suficiente como para que Dinah se despertara y Ally cayera del sillón encima de Dinah.

Reí y traté de ayudarlas pero Ally volvió a caer y no le pareció gracioso que la dejara caer. Traté de no reír pero sus caras de confusión y sueño eran lo más gracioso a millas de distancia. Ally logró sentarse en el sillón y segundos después, Dinah se sentó a su lado.

— ¿Debo preguntar? —Paré de reír y tomé asiento frente a ellas.

—Mi DVD se dañó y quería en serio ver una película así que entré a buscar el tuyo, pero no quise desconectarlo porque no sabría conectarlo de nuevo, son demasiados cables. —Ally tomó un poco de aire y continuó. —Y puse la película aquí pero llegó Dinah y como sé que nos amas, la invité a ver la película conmigo.

—Por poco no acepto, pensé que era de monjas. —Dijo Dinah y reímos.

—Y nos quedamos dormidas. —Ally se encogió de hombros y yo sólo negué graciosa y sonreí. — ¿No estás molesta?

— ¿Para qué estarlo? Ya lo hicieron, no puedo cambiarlo. —Reí. —Además no puedo estarlo.

— ¿A qué se debe esta felicidad, Cabello? Deja adivinar, ¡te ganaste la lotería! —Preguntó Dinah y yo negué riendo. — ¡Ganaste un yate! —Volví a negar. — ¿Es algo con dinero? Estoy segura de que puedo adivinar y me deberás unas entradas para Beyonce.

—No, no es dinero y no te compraré esas entradas, estás loca por ella de lejos, morirás si estás cerca. —Rodé los ojos y me levanté del sofá. — ¿Se debe tener un motivo para estar feliz?

—Sí. —Dijeron las chicas al unísono y me siguieron hasta la cocina.

—Ya sé qué es. —Ally se acercó a mí y me dio un abrazo. Se alejó y me miró negando. —Hueles a... Sexo.