Psycho In Love Camren

Capítulo 33.

N/A: Capítulo dedicado a la persona más orgullosa y diva egocéntrica que conozco, sabes que te adoro/odio idiota, y es con amor Kimsita. GRACIAS POR LEER. NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR, ES GRATIS ;3

| —2 | Amnesia — 5 Seconds Of Summer.

Después de horas conduciendo, el cansancio del día anterior comenzaba a hacer efecto en mí. Camila me había sobresaltado varias veces cuando rozaba mi mano con la suya y me daba una sonrisa comprensiva.

—Dios. Mataré a Dinah cuando la vea, no puedo creer que te haya golpeado. —Había dicho con una mirada culpable y yo negué sonriendo.

—Me lo merecía, además, no sabía que ya nos habíamos arreglado. —Dije riendo y me encogí de hombros, a lo que ella respondió con un ceño fruncido y un puchero. —¿Qué?

—Yo nunca dije que nos habíamos arreglado. —Respondió y sentí mi sangre subir a mi cabeza y detenerse, mi corazón latió fuertemente y tuve que estacionar a un lado de la carretera para poder mirarla tratando de no entrar en pánico. Ella soltó una carcajada y me besó tiernamente a lo que no pude corresponder por la sorpresa. Estaba realmente confundida. —Era broma, tonta.

—Estás jugando conmigo, ¿no? —Pregunté seria y ella dejó de reír para mirarme arrepentida. —Dios, casi me matas de un susto. —La besé y sentí su cuerpo relajarse antes de corresponderme y yo volver a conducir.

Durante horas me mantuve conduciendo a lo largo de siete ciudades hasta que el reloj marcó las ocho y tuvimos que detenernos a comer en un antiguo restaurante en el camino. Camila se había emocionado porque era su primera aventura de fuga. Reí mucho por su manera de llamarlo y simplemente entrelace muestras manos antes de entrar al lugar.

Estaba cubierto de madera y granito, con un estilo rústico y elegante a la vez. Los muebles de cuero resaltaban en color marrón y un mural con la torre Eiffel y algunas notas musicales, decoraban el fondo. Tomamos la mesa más cercana al mural y notamos una enredadera con pequeñas bombillas blancas que adornaba el techo, causando una sensación de que era el cielo en medio de la noche.

—Bienvenidas. ¿Puedo tomar su orden? —Preguntó un chico castaño y alto que se acercó a nuestra mesa. Asentí y besé la mano de Camila causando que se sonrojara.

—Quiero... —Miré el menú y elegí. —Una hamburguesa con una ración de papas fritas y una Coca Cola. —Respondí sonriente y Camila se encogió de hombros.

—Lo mismo que ella. —Comentó y no quitó su mirada de mí. El chico asintió y caminó hacia la barra entregando la orden. Me acerqué a Camila y ella sonrió. —Hola...

—Hola. —Le di una gran sonrisa y ella acarició mi rostro con delicadeza. —¿Cómo te sientes?

—Increíble. —Me robó un beso. —Sigo sin creer que nos fugamos. —Reímos al unísono y yo suspiré. —¿Te imaginas la cara de la señora Amanda cuando sepa? —Volvió a reír. —¡No podrán creerlo!

Besé sus nudillo y asentí entusiasta cuando llegó nuestra orden y comenzamos a comer, no me di cuenta de que en qué momento ella terminó de comer. La miré sorprendida terminando la mitad de mi hamburguesa y ella se sonrojó fuertemente. —Amor... —Dije tragando. —Tenías hambre.

—Perdona. —Llevó sus manos a su rostro y yo las quité. —La comida del hospital es un asco y no comía desde que me internaron. —Dijo y yo abrí los ojos como platos.

—¿Estás bien? ¿Quieres comer algo más? Fueron tres días sin comer. —La miré y ella negó sonriente terminando de beber su Coca Cola. —¿Segura?