Capítulo 10.

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Mi respiración entrecortada se hacía más que presente cuando sentí unas frías manos rodear mi cuerpo, la lluvia corría con fuerza por mi rostro mientras mi vista se nublaba más y de en segundo a otro, comencé a temblar hasta que el único color visible era negro.

Sentía arder mi cuerpo y una capa de sudor recorriéndome al abrir mis ojos, el techo blanco parecía iluminado por muchas bombillas cuando el pequeño sonido de las máquinas a cada lado de mi cuerpo retumbaba en mis oídos. Suspire y traté de levantarme pero la vía en mi vena y la máscara de oxígeno me detenían. Dinah notó que desperté y se acercó a mi con rapidez.

—¿Qué...? ¿Dónde...? —Traté de decir pero mi lengua se encontraba adormecida al igual que el resto de mis extremidades.

—Tuviste un accidente. —Dinah sollozó. —Mila, lo lamento, yo no estaba consciente.

—Yo... —Trate de hablar pero se me hacía imposible. Levanté la mano y me quité la máscara con toda la fuerza que aún tenía. —¿Qué sucedió?

—Estás en el hospital, te trajo Abby y yo vine a penas estuve... Sobria. —Dinah se tapó la cara. —Mani iba manejando conmigo de copiloto, solo se que perdió el control del auto por lo mojado que estaba el pavimento, nos deslizamos y no pudo detenerse cuando te vimos en el camino.

Levanté mi mano hasta mi frente y no sentí ningún rasguño. —¿Y el golpe?

—Sobre eso... —Dinah se acercó. —Lauren te salvó. La sangre sobre ti, era de ella. —Abrí los ojos como platos. —Pero ambas cayeron y tú quedaste inconsciente. Ella tuvo una contusión.

Me levanté con las pocas fuerzas que tenía y me quité los cables haciendo una mueca de dolor. —¿Ella está bien? ¿Se recuperará? ¿Fue muy grave? Necesito verla.

Dinah me tomó de los hombros y me arrojó a la cama de vuelta. —¡No te muevas! Ella recibió el golpe del auto pero tú recibiste el golpe de la caída. ¡No puedes salir de aquí! Necesitas reposo.

Me crucé de brazos y la miré seria. —Responde, Jane.

—Ella está bien, tuvo un par de cortadas en el brazo y la contusión, pero sobrevivirá. Tu caso, en cambio, es más delicado. —Sentí una punzada en la cabeza. —Te golpeaste la cabeza.

—¿Ella está aquí? —Pregunté mirando a otro lado.

—No. —Dinah trató de tomarme de la mano pero la quité. —Camila... En serio lo lamento.

—Necesito dormir. —Dije dándole la espalda. —No quiero recibir visitas por ahora.

Dinah no dijo nada más y escuché la puerta cerrarse a mis espaldas cuando sentí las lágrimas caer incontrolables. Mire un ramo de flores que me habían traído y se encontraba en una mesita al lado de la cama. Me senté como pude y saqué un sobre de entre las flores, de nuevo ese color rojo casi camuflado entre las rosas del mismo color. Lo abrí y su contenido era tan corto como siempre.

"¡Ups! Espero que tu amiga no extrañe sus frenos. "

Termine recostada sollozando ante lo sucedido cuando un leve dolor en mi cabeza se hizo presente, sentía como espinas se clavaban en mi cráneo pero al tocarme, no había nada. Chillé y llame a la enfermera pero nadie atendió, traté de gritar pero ahí iba de nuevo, mi pecho se sofocaba hasta dejarme sin conocimiento. Mi último recuerdo era una Dinah asustada ante el sonido frecuente y acelerado de las máquinas.

—Mila... Mila, cariño, despierta. —Sentí una voz a lo lejos y mis ojos pesados trataron de abrirse. Una mano se posaba sobre la mía con ternura y abrí los ojos con la esperanza de encontrarme con ella, y me equivoqué. Ally me sonreía mientras acariciaba mi mano y mi mejilla. —¿Estás bien?

Psycho In Love CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora