Capítulo 7.

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— ¿Qué has dicho? —Preguntó Dinah mientras bebía su taza de café. —¡¿Ella te dijo eso y tú la encerraste?!

Reí y asenti orgullosa, después del encuentro con Lauren, me había encargado de que cumpliera su castigo, no sin antes recordarle quién llevaba el control. Me pasaba a diario por la puerta del salón y me encargaba de darle su comida las veces que podía. Si alguien notaba mi interés por Lauren podría haber un gran problema, aunque la enfermera encargada de ella, Abby, no se molestó en lo absoluto al cederme su trabajo.

—¿Quién eres y qué has hecho con Camila Cabello? —Dinah reía a carcajadas y yo junto a ella. —¿Tan malo es el lugar?

—Pues... No lo sé, no he entrado, solo le dejaba su comida en la puerta y me retiraba. Lauren no decía nada. —Dije algo pensativa. Recordé que para haber sido alejada de todo y todos durante tres días, Lauren había estado muy callada, y entonces recordé las palabras de Abby. «Lauren es muy buena en lo que hace, pero debes tener tus ojos en ella o te sorprendería saber lo que es capaz.»

En ese momento mis ojos se abrieron como platos y me atragante con el café. Dinah paró de reír y me miró fijamente mientras me tendía una servilleta. —¿Qué sucede? ¿Dije algo?

La miré y asentí mientras tomaba mi chaqueta del espaldar de la silla y corrí hasta la puerta del restaurante dejando propina. Dinah corrió detrás de mi hasta llegar a mi auto y subió en el asiento de copiloto mientras yo subía y encendía el auto. «Perra.» Pensé al notar lo que sucedía. Abby estaba del lado de Lauren.

—¿Puedo saber qué diablos sucede? —Preguntó Dinah histérica mientras aceleraba camino hacia el hospital. —¡Camila! —Gritó y acelere frente a un semáforo en rojo. Mierda.

—¡Lauren nunca estuvo encerrada! —Grité. —¡Su enfermera no cumplió mi orden! Por eso estaba tan callada...—Golpee el volante y giré para encontrarme de frente con el estacionamiento del hospital, me detuve frente a la entrada.

Dinah y yo corrimos empujando las puertas de cristal para encontrarnos con la señora Amanda a quién ni siquiera saludé para llegar al ascensor. No abría. Corrí hasta las escaleras y subí al último piso del hospital, después de más de cinco pisos, no estaba teniendo un ataque cardíaco y lo agradecía. Di pasos firmes por todo el pasillo causando que las enfermeras salieran de su salón para ver qué sucedía en medio del pasillo.

Abby se detuvo frente a mi y la hice a un lado. —Contigo hablaré luego. —Camine hasta el salón donde estaba Lauren y la puerta de metal no tenía el seguro. Sonreí. «Aún no eres tan lista Jauregui.»

Abrí la puerta y me introduje en la oscura habitación dónde solo una pequeña rendija alumbraba un punto vacío en la pared. La habitación parecía vacía. —Sal Jauregui, si es que estás aquí.

De pronto la puerta a mis espaldas se cerró dejandome adentro pero aún podía escuchar la voz de Abby y a una Dinah enojada discutiendo. Miré hacia donde apuntaba la rendija y ahí estaba ella, sus ojos verdes me desnudaban como si para eso estuviesen hechos, sus labios estaban curvados en una leve sonrisa y su piel blanca lucía más pálida de lo normal. —Aquí estoy Cabello.

—¿En serio creíste que podrías engañarme? —Mi corazón dolía en mi pecho ante su mirada. Solté una risa irónica. —Muy callada ¿eh? Ni siquiera estabas aquí.

—No sé de qué hablas. —Se levantó sonriente y caminó hasta mi. —Abby cumplió lo que le pediste, me trajo hasta este salón. Solo que... Tú no especificaste un tiempo. —Soltó una carcajada al ver mi expresión enojada. Saqué mi teléfono de mi bolsillo y alumbre la pared hasta conseguir un interruptor, lo baje y una leve luz alumbró la sala, devolví mi teléfono a su lugar me gire para encontrarme con una Lauren perpleja.

Psycho In Love CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora