Capítulo 5

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Pasaron unos minutos desde que se fue Edward y siento otra presencia...
-Seth?- pregunto, y de los árboles sale él en su forma humana.
-Ese soy yo- sonríe, y su comentario me hace soltar una risita... que extraño.
-Te mandaron a vigilarme para que no cruze el límite?- pregunto.
-Umm... no, simplemente había que hacer guardia y me ofrecí voluntario.- contestó rascándose la nuca.
-Dos noches seguidas? Cuándo duermes?- le pregunto, debe de estar muy cansado.
-A la tarde, después de almorzar. He visto que desde hace un rato largo estás aquí... y ayer también... Tú cuando duermes?-pregunta ingenuamente, o eso quiero pensar.
-No duermo, no puedo.- le respondo rápidamente.
-Pesadillas?- creo que está demasiado desinformado. Sé que es jóven pero...
-Cosa de vampiros. No dormimos nunca, es imposible.- le digo encogiéndome de hombros.
-Oh, yo... lo siento tanto, no quise...- dice rápidamente por lo que yo río y él me mira con una sonrisa y el entrecejo fruncido.
-Está bien, no tienes la culpa, no sabías. - pero me doy cuenta de algo...- Espera. Dijiste que me viste aquí desde hace un rato largo... tú... escuchaste la conversación que tuve con mi hermano?- frunzo el entrecejo, me da vergüenza que lo haya hecho.
-Yo intenté, no quise... pero los licántropos tenemos el oído desarrollado y sin querer la escuché- baja la cabeza.
-Entera- digo más como afirmación que como pregunta.
-Emm... si- eso me hace sentir mal, expuesta... pero algo me da intriga.
-Y entonces por qué me hablas, por qué no cruzas el límite y me matas? Sabes que no opondría resistencia y que si no lo haces tú lo harán cualquiera de tus amigos chuchos.- suelto.
-Primero: todos hicimos alguna vez algo malo, pero tenemos derecho a ser perdonados si nos arrepentimos de verdad. Y tú te arrepentiste.
Segundo: el pasado es pasado, y jamás sería capaz de matarte.
Y tercero: mis amigos no te matarán. - enumera con los dedos, algo molesto.
-¿Alguna vez desintegraste a una mujer frente a su hija y luego mataste a la chica? ¿A qué te refieres con que no serías capaz de matarme? Yo veo unos colmillos afilados perfectos para atacarme y además...- pero no puedo terminar ya que él me corta.
-No, jamás hice eso, pero como dije el pasado es pasado. Ya está, dejemos de hablar de esto. -finaliza el tema de conversación. Quiero hablar pero el me vuelve a cortar... vaya manía que tiene este chico.- Emm... ¿Cuál es tu color favorito?- el cambio fue tan drástico que me echo a reír a carcajadas, por lo que él también suelta una melodiosa risa.
-Azul, como el color del océano en el horizonte cuando el sol está en su punto más alto... o como el río que cruza el límite del tratado.- respondo yo.
-Que profunda...- ambos reímos.- No voy a quedarme atrás, así que mi color favorito es miel. Es como un tipo de amarillo, que es el color de la alegría, el sabor de la miel me encanta y es el color de tus ojos.- finaliza.
-Que lindo, pero en realidad es el color de ojos de toda mi familia, aparte de que nadie te preguntó.- le contesto conteniendo una risa.
-Ya veo... chica rebelde...- no puedo más y suelto una risilla.
-Que te puedo decir... se supone que me estanqué en los 16 años, es la edad de la rebeldía...-digo risueña.-Y tú? Qué edad tienes?-
-15, tengo 15 años- responde.
-Que chiquito- digo soltando una risa.
-Claro, porque tú eres una vieja...-me dice risueño.
-Tengo como un siglo más que tú, además tú también debes ser rebelde. Los adolescentes de ésta época lo son.- le digo cambiando un poco de tema, ya que noto como se tensa al decir cuántos años más grande soy.
-No, yo soy obediente.- enarco una ceja por su comentario.- bueno, casi siempre.- sonrío.
-Bueno... creo que no debería robarte más tiempo, creo que tendrías que estar vigilando... se van a enojar.-
-No creo...- enarco una ceja- bueno... mejor no arriesgarse.- sonrío. Él se va un ratito al bosque y segundos después aparece un enorme lobo con pelaje color arena.
-Que adorable... cuando era... quería tener un perro. Vamos perrito, busca la ramita.- le digo mientras con mi don muevo una rama caída a su lado y la muevo frente a él para finalmente tirarla a unos metros. Él simplemente mira el palo, me mira y se acuesta. Yo solo río. -Vale, humano obediente, perrito rebelde y vago.- digo yo, recostándome en la roca de siempre, pero tratando de no abrirme mucho y liberar mi poder para no lastimar a Seth. No me gustaría iniciar una guerra por una estupidez, además de que necesitamos la ayuda de los lobos para vencer a los neófitos, es algo que nos ahorraría problemas.

No Eres un Monstruo - Seth Clearwater✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora