Capítulo 9

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Jane, Alec, Felix y Demetri se detuvieron frente a nosotros y retiraron sus capuchas.

-Increíble. Nunca había visto a un clan escapar intacto de un ataque como este.- comentó la mujer analizándonos.

-Tuvimos suerte.- dijo Carlisle.

-Eso lo dudo.- respondió y tensé mi mandíbula.

-Parece que nos perdimos una buena pelea.- habló Alec.

-Sí. No con frecuencia somos innecesarios.- lo apoyó su hermana.

-De haber llegado hace media hora hubieran cumplido su propósito.- comentó Edward, que se mantenía pegado a Bella.

-Qué pena.- habló ella clavándole los ojos, pero luego observó a alguien detrás nuestro.- Les faltó una.

Cuando miré hacia atrás, me encontré con una chica de unos dieciséis, con los característicos ojos rojos y mirada cargada de miedo.

-Le ofrecimos asilo si se daba por vencida.- anunció mi padre sorprendiéndome.

-Tú no puedes ofrecer eso.- replicó Jane.- ¿Por qué viniste?- le preguntó a la niña, que miraba a todos lados aterrorizada.

De pronto su cabeza se inclinó hacia atrás y gritó de dolor, dando a entender que la rubia la estaba torturando. Me acerqué inconscientemente a ella para ayudarla, pero frené a unos pasos, al lado de Jasper. La chica cayó al suelo retorciéndose y yo sentía una gran impotencia.

-¿Quién te creó?- le siguió preguntando la Vulturi, impasible.

-No tienes que hacer eso, te dirá todo lo que quieras saber.- le dijo mi madre.

-Lo sé.- respondió ella con el atisbo de una sonrisa, y no pude evitar pensar lo mucho que me desagradaban ella y todos los Vulturis.

-No lo sé.- respondió la chica tosiendo al dejar de sentir dolor.- Riley no nos lo dijo. Dijo que nuestros pensamientos no eran seguros.

-Su nombre era Victoria. Tal vez la conocías.- comentó Ed.

-Edward, si los Vulturis hubieran sabido lo de Victoria, la hubieran detenido.- le dijo Carlisle, y entendí que mi hermano había leído los pensamientos de Jane y sabía algo que nosotros no.- ¿No es cierto, Jane?

-Claro.- respondió.- Felix.- ordenó al susodicho, y éste avanzó hacia la neófita que estaba a mis pies.

-¡No sabía lo que estaba haciendo!- intentó detenerlo Esme.- Nosotros nos haremos responsables de ella.

Jane le indicó a su acompañante que se detuviera, y solté un pequeño suspiro, ayudando a la chica a levantarse.

-Dale la oportunidad.- pidió mi padre.

-Los Vulturis no dan segundas oportunidades.- replicó.- Ténganlo en mente. A Cayo sí le interesará saber que sigue siendo humana.- amenazó refiriéndose a Bella, y me tensé aún más.

-Se eligió el día.- habló ella.

-Encárgate Felix. Quiero ir a casa.

El hombre comenzó a acercarse e hice un ademán de proteger a la chica, pero Jasper me detuvo tomándome de la muñeca. Cerré los ojos sin intención de ver la escena, pero no pude evitar escuchar los gritos desesperados de la castaña y el golpe que acabó con ella.

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-Sostén su pecho.- me indicó Carlisle.

Cuando lo hice, él tomó el brazo de Jacob y lo tiró hacia atrás, provocando un gran grito de dolor por parte del moreno.

Luego de inmovilizar ciertas partes de su cuerpo para que sane correctamente e inyectarle calmantes lo saludamos y salimos de su casa acompañados de Sam, encontrándonos con toda la manada aún en la puerta junto a Bella, quien recién había llegado.

-Ya pasó lo peor.- anunció mi padre.

-Estará bien.- le aseguré a Billy Black, quien se encontraba terriblemente preocupado por su hijo. Éste asintió mirándome agradecido.

-Le di morfina pero su cuerpo la consumirá muy pronto.- avisó Carlisle.- Regresaré para darle más.

-Gracias.- habló el padre de Jacob y extendió su mano para que el vampiro la estrechara.

-Estaba preguntando por ti, Bells.- le dije en señal de que podría entrar a verlo para tranquilizarlo.

Me estaba alejando con mi papá cuando oí unos pasos apresurados detrás nuestro. Cuando volteé me encontré con Seth, y Carlisle dijo que volvería a la casa mientras hablábamos. Sin embargo, yo no sabía exactamente si había ido tras nosotros para hablar conmigo.

-¿Y?- pregunté alzando las cejas luego de un minuto esperando que hablara mientras él solo me miraba.

-Oh, sí, lo siento. Solo quería saber si... volverías tú también. Ya sabes, con el doc.

-No lo sé.- respondí confundida.- ¿Por qué preguntas?

-Yo solo... quería saber.

-Está bien, adiós.- le dijo caminando.

-Espera.- me detiene tomando mi brazo.

Si hubiera sido otra persona me hubiera soltado de su agarre bruscamente, pero su temperatura me resultaba tan agradable que no lo hubiera podido hacer aunque quisiera. Era como un fuego en la noche más fría del año.

Lo miré expectante, y continuó hablando.

-¿Volverás a ese lugar? Ya sabes... el del otro lado del río.- preguntó un poco nervioso, con sus mejillas algo sonrojadas.

-Me gusta ir allí, así que claro que sí.- él asiente no muy convencido, y creo saber lo que quiere.- Seth, me caes bien, y si lo que realmente intentas es que seamos amigos por mí está bien, pero de verdad deberías dormir por la noche.- solté una leve risa y él sonrió feliz.

-Claro, sí, tienes razón.- rió soltando mi brazo. Su alegría y torpeza me hicieron reír, y el bajó la mirada un momento, avergonzado.- Nos vemos, entonces. Que descanses.- me saludó volteando, pero cuando cayó en cuenta de lo que había dicho se dirigió a mí con los ojos como platos.- ¡Lo siento! Quise decir...

-Está bien, Seth.- reí, y todo su cuerpo se relajó.- Que descanses.

Y me alejé corriendo hacia mi casa, sintiendo lo que creí que era un suspiro ya muy lejos detrás de mí.


No Eres un Monstruo - Seth Clearwater✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora