Capítulo 33

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- Edward, no me dijiste que tu esposa era un escudo- dijo Eleazar, el único hombre del clan Denali.

Era de tarde, y estábamos en el bosque junto a las vampiros del Amazonas. Al escuchar las palabras de Eleazar, mi mente comenzó a explorar todas las veces que el poder de otros no afectaba a Bella. Nunca había pensado demasiado en aquello, pero esa sonaba como una buena razón.

- ¿Un escudo?- preguntó la susodicha, confundida.

- Los que conozco son diferentes- respondió mi hermano, pensativo.

- Es un don de defensa- explicó Eleazar.

- Por eso no podía leer tu mente antes, y tampoco Aro.

- Pero... Matt puede hacerme levitar. Lo ha hecho una vez, ¿recuerdas?- preguntó esta vez dirigiéndose a mí.

- Yo no puedo controlar a personas o animales, Bella. Lo que en realidad controlo es el aire a su alrededor. Por eso puedo hacerte levitar, pero no es nada diferente a lo que puedo hacer con otros- le expliqué con una sonrisa de lado.

- Tienes un don muy poderoso- comentó el otro vampiro, lo que me hizo sonreír orgullosa de mi amiga.

En ese momento me percaté de la presencia de más vampiros a nuestro alrededor, pues Kate tomó el brazo de Bella, intentando darle una descarga eléctrica. Sin embargo, mi cuñada no se inmutó.

- Sí, claro que es un escudo. Esto debió tirarla al suelo- habló la rubia.

- O tu voltaje ha sido sobrevaluado- se burló Garrett, uno de los vampiros nómadas.

- Tal vez sólo funciona con los débiles- le dijo ella, extendiendo su mano.

Él empezó a dirigirse hacia ella con lentitud, mientras los demás observábamos la escena divertidos. Kate tenía un don muy poderoso, y estaba segura de que estaba preparada para darle una descarga que lo dejaría en el suelo.

- Garrett, no lo hagas- le advirtió Carlisle.

Pero él lo ignoró. Con un dedo tocó la palma de la mano de la vampiro, y de inmediato hizo una mueca de dolor y cayó de rodillas al piso. Yo sofoqué una risa mientras Garrett miraba a la rubia con admiración.

- Tú... eres una mujer asombrosa.

Yo sonreí y levanté las cejas dirigiéndoles una mirada a Edward y Bella, que se encontraban a mi lado, haciendo que éstos soltaran una risa.

Sin embargo, todos nos pusimos en alerta cuando comenzamos a escuchar unos pasos yendo a toda velocidad hacia nosotros. Definitivamente eran pisadas de humano, pero la rapidez con la que corrían sólo tenía una explicación: eran vampiros; pero ya no esperábamos a nadie más.

Luego de un momento a aquel sonido se le agregó las fuertes pisadas de unos lobos corriendo, y yo me pregunté si Seth sería uno de ellos. El chico había ido a su casa, pero también estaba ayudando a Jacob con los nuevos licántropos, por lo que mi preocupación se almacenó como un nudo en mi garganta. Aunque aquellos vampiros vinieran en son de paz, no tenían idea de que los lobos estaban de nuestro lado, y podían intentar hacerles daño.

Mi inquietud aumentó cuando oí un lloriqueo animal y unas risas melodiosas, y comencé a correr a toda velocidad hacia el origen de aquellos ruidos, con todos los vampiros del claro detrás mío. Cuando llegué, no vi señales de Seth; sólo estaban Jacob junto a tres nuevos licántropos, y dos vampiros de apariencia antigua, pero que diferían mucho entre sí: mientras uno tenía el cabello rubio ceniza y las pestañas casi blancas, el otro tenía pelo de un color tan oscuro como el carbón, lo cual contrastaba increíblemente con el tono de su piel.

No Eres un Monstruo - Seth Clearwater✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora