Capítulo 11

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- ¡Al fin vacaciones! Juro que si seguía un minuto más allí iba a morir- hablé lanzando mi mochila y recostándome en el sofá junto a mis hermanos, haciendo a todos reír-. Es injusto que no me dejen ir con ustedes, soy una de las más grandes.

- Pero te sigues viendo como una pequeña de dieciséis- se burló Emmett despeinándome, a lo que yo tomé su brazo y lo lancé unos metros lejos de mí.

Aburrida, me dirigí sola a mi habitación, donde dejé mis cosas, y estaba en mi camino al baño para darme una ducha cuando escucho los rápidos pasos de Edward, por lo que abrí mi puerta justo cuando él se disponía a tocarla.

- ¿Por qué esa sonrisa?- le pregunté al ver su rostro.

Él se limitó a entregarme un sobre sin decir una palabra, por lo que fruncí el ceño y me dispuse a abrirlo. Dentro había una tarjeta decorada delicadamente, y en cuanto comencé a leerla mi rostro se iluminó, y entendí todo.

Isabella Marie Swan
y
Edward Anthony Masen Cullen

Tienen el honor de invitarlo a celebrar su matrimonio el día sábado, trece de agosto de dos mil siete*, a las cinco de la tarde

420 Woodcroft Ave
Forks, WA

- ¡No puedo creerlo!- exclamé feliz, alzando a mi hermano para darle vueltas en el aire.

Ambos reímos, y de un momento a otro toda mi familia se encontraba en el umbral de mi habitación.

- ¿Qué es todo este alboroto?- preguntó Rosalie con una sonrisa.

- Míralo por ti misma- le respondí lanzándole la tarjeta.

Ella leyó en voz alta, y al terminar todos comenzaron a felicitar a Edward.

- ¡Yo lo supe primera!- exclamó Alice- Y me estoy encargando de todo. Ya la vi, ¡será perfecta! Y ustedes me ayudarán.

Y con esas palabras supe que mis vacaciones habían terminado.

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- Creí que ya no vendrías- dijo Seth un caluroso viernes de julio, cuando sólo la luz de la luna iluminaba aquel lugar, mi lugar.

- ¿No deberías estar en tu forma lupina? Digo, para hacer guardia o eso.

Él sólo se encogió de hombros.

- No he visto ni oído ningún vampiro por aquí durante un buen tiempo, la zona está segura- sonrió con orgullo.

- Yo soy un vampiro, y literalmente estoy aquí- le reté riendo.

- Pero no eres una amenaza.

- ¿Y qué te hace pensar eso? ¿Por qué estás tan seguro de que no voy a atacarte cuando menos te lo esperes?- dije, divertida.

- Porque confío en ti.

Sus palabras fueron tan sinceras, tan directas, que se clavaron como una flecha en mi garganta, una que me impedía hablar.

Sin saber muy bien qué hacer, le sonreí y me senté en una roca, con mis pies colgando por el acantilado, y él imitó mi acción al otro lado del río.

No Eres un Monstruo - Seth Clearwater✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora