Capítulo 36

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Si un año atrás Alice me hubiera dicho que estaría festejando la navidad con Edward, Bella, Renesmee, Charlie, Sue, Leah, Seth y Jacob, le habría dicho que había terminado de enloquecer. Si me hubiera asegurado que Jasper y ella se irían dejándonos a la espera de que la nieve endurezca, habría creído que me estaba jugando una broma. Diablos, si me hubiera dicho que podría ver, e incluso manipular algunos de los dones de otros vampiros, habría pensado que incluso yo estaba enloqueciendo. Pero una vez más, la realidad demostró poder ser más increíble que la ciencia ficción, y allí me encontraba, sintiéndome más en casa que nunca.

Al ver que jugaba con mis manos en un gesto nervioso, Edward hizo algo que habíamos estado practicando, y amplificó los pensamientos de Seth para que yo los pudiera leer. Yo sonreí al ver que todo lo que inundaba su cabeza era preocupación por que yo notara lo rápido que latía su corazón frente al roce de nuestras rodillas. Acerqué más mi pierna hacia la suya, sentándome un poco más cerca de él, y mi sonrisa se hizo aún más grande al escuchar cómo su ritmo cardíaco incrementaba, y se secaba el sudor de sus manos en sus pantalones para pasar un brazo por arriba de mis hombros. Y por un momento olvidé que la nieve que veíamos caer a través de la ventana era un recordatorio del poco tiempo que nos quedaba.

- ¡Muy bien! ¡A abrir los regalos! ¡Andando! Seth, Leah, dejen de comer- exclamó Charlie.

Yo reí al ver a ambos con la boca llena de comida, y por un momento el reflejo de una sonrisa asomó en el rostro de Leah. Sospechaba que la chica había visto mi conversación con Seth a través de aquella conexión lobuna que tenían, pues desde aquel día su actitud hacia mí había cambiado a una mucho más positiva.

- Jake, tú empiezas. El primero.

El licántropo le extendió un paquete a Renesmee, que lo tomó con una sonrisa.

- ¿Qué me compraste?

- Tienes que abrirlo.

- Vamos, dime qué es- insistió la niña, haciéndome sonreír.

- Papá, no tuvimos tiempo de envolver el tuyo, pero aquí está- le dijo Bella a Charlie, extendiéndole el regalo que habíamos acordado darle para mantenerlo a salvo-. Son cinco días de pesca en el río Fraser. Para ti y Sue.

- Salen mañana- mencionó Edward, y yo intenté sonreírle al hombre al darme cuenta de lo poco sutil que habíamos sido.

Pero, lamentablemente, no había tiempo para sutilezas.

- Vaya, sensacional. Gracias. ¿Mañana? No puedo irme mañana.

- Ya arreglé todo en tu trabajo- habló Sue, quien estaba enterada de nuestras razones.

- Astuta- comentó él-. Y extravagante.

- Y no hay devolución- dije yo, con una sonrisa inocente.

- ¿Quieren deshacerse de mi?

Un silencio incómodo se formó en la sala, y yo golpeé disimuladamente a Seth para que dijera algo, pero él me miró confundido.

- ¿Siempre tienes algo que decir y cuando necesitamos que hables no pronuncias palabra?- le susurré y él me miró con gesto inocente, lo que en lugar de molestarme me hizo reír.

- ¡Porque está funcionando!- exclamó Charlie, cortando la tensión.

Todos reímos con alivio, y Seth me dio un beso en la mejilla.

- El río Fraser. Eso quiere decir que pescaremos algunas percas.

- Tal vez un arco iris o algunos toros- comentó Sue sarcásticamente.

No Eres un Monstruo - Seth Clearwater✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora