Capítulo 29

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Tiempo.

Aquella palabra podía tener un significado diferente para cada persona, pero podía decir con seguridad que para mí, alguien que existía desde hacía más de un siglo y que seguiría en este mundo probablemente por la eternidad, aquel nunca había sido motivo de angustia. Sin embargo, al ver la velocidad con la que Renesmee crecía, el tiempo se había convertido en mi principal preocupación por primera vez desde que tenía memoria.

Y es que todo lo demás marchaba relativamente bien. Los licántropos habían vuelto a estar en buenos términos, no nos tendríamos que ir de Forks, Bella ahora era inmortal e incluso los Vulturi le habían enviado un obsequio al escuchar la noticia. Y en mi caso, aunque todavía estaba un tanto molesta con Seth, sabía que en algún momento las cosas volverían a estar bien entre nosotros.

Era extraño eso de confiar en que todo saldrá bien. Por más trágico que sonara, había pasado toda mi vida convencida de que arruinaría la felicidad que experimentara en cuanto esta apareciera. Algo en todo lo que había pasado en el último tiempo me había hecho cambiar, me había convertido en una persona más fuerte y segura de si misma, que estaba dispuesta a aceptar y abrazar la felicidad hasta en sus formas más simples; y lucharía hasta mi último aliento para que eso no cambiara.

Sin embargo, el rápido crecimiento de Renesmee, quien como parte de mi familia y por ser una de las personas más extraordinarias que había conocido se había convertido en una parte muy importante de mi vida, me exasperaba. Y es que escapaba por completo de mi control. No podía hacer nada para que se detuviera o ralentizara, y ninguno de nosotros había oído ni visto jamás algo semejante, por lo que no teníamos idea de lo que sucedería. No quería siquiera pensar en la posibilidad de que creciera tanto que acabara viviendo una vida entera en tan solo unos meses.

De cualquier forma, algo en aquella preocupación hacía que disfrutara cada momento con ella mucho más intensamente, y aprovechara cada oportunidad para compartir cada instante con ella por temor a que sean pocos y se acabaran demasiado rápido. Es por eso que cuando Bella me invitó a pasar la tarde junto a ella, Jacob y Renesmee (evitando deliberadamente mencionar la presencia de Seth en aquella pequeña excursión), acepté de inmediato.

Y allí me encontraba, entre Bella y Seth, observando cómo la niña saltaba sobrenaturalmente para capturar copos de nieve con su mano. Jacob se encontraba a un lado de mi hermana en su forma lobuna, al igual que mi novio.

- Edward cree que la respuesta está en Brasil- le comunicó Bella a los licántropos, pues yo estaba enterada de aquello.

- Hay tribus ahí que tienen mucho más conocimientos sobre seres sobrenaturales que nosotros, y podrían saber algo- confirmé yo.

Sonreí al ver cómo Renesmee daba un salto especialmente alto, pero mi sonrisa desapareció al notar la presencia de alguien más en lo alto de una montaña. Irina.

Me tensé al recordar cómo había reaccionado al ver a Seth en la boda de Edward y Bella, y por un momento tuve miedo de que intentara atacarlos. Sin embargo, nuestra prima no miraba a los lobos junto a nosotras; su vista estaba fija en la niña, y al darme cuenta de lo que podría estar pensando, una oleada de terror me invadió.

- ¡Irina, espera!- grité y comencé a correr a toda velocidad hacia ella.

Pero al llegar a la cima de la montaña en la que se encontraba, la chica ya había saltado al océano y no tenía forma de llamarla para explicarle lo que en verdad sucedía.

- Matt, ¿qué sucede?- me preguntó Bella cuando llegué nuevamente a su posición.

- Debemos volver a casa, Bells. Y de inmediato.

No Eres un Monstruo - Seth Clearwater✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora