Capítulo 31

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Poco a poco, con el paso de los días, la casa se fue llenando un poco más. Junto a mi familia venían más vampiros, muchos ansiosos por conocer a la niña de la que tanto habían oído hablar. Demás está decir que, al verla, todos se quedaban encantados. Y los cuatro integrantes del clan egipcio no eran la excepción. De hecho, en ese momento nos encontrábamos en el bosque, todos observando la cara de fascinación de Benjamin, un vampiro de apariencia joven pero más grande que muchos de nosotros, mientras Renesmee le mostraba algún recuerdo.

El chico, con una sonrisa amable, tomó la mano de mi sobrina y la cubrió con las suyas, para luego crear un remolino de tierra justo encima de la de Nessie. Una sonrisa se formó en los rostros de todos los presentes, incluyendo el mío, cuando vimos cómo el remolino volaba hacia el cielo.

- El don de Benjamín es un tanto similar al de Matilda; puede influenciar los elementos.

- ¿Cuál es el tuyo?- me preguntó el vampiro, con ojos curiosos.

Ya nos habían presentado, por lo que ya sabía mi nombre y yo el suyo. El chico vivía con Tia, su pareja, Amun, el líder de su clan, y la compañera de Amun, una vampiro de pocas palabras llamada Kebi. Como sospechaba que le ocurría a todos los demás, el más simpático y agradable de los egipcios sin lugar a dudas era Benjamin.

- Telekinesis, básicamente. Puedo controlar objetos inanimados y de forma indirecta personas y animales, manipulando el aire a su alrededor.

Benjamín asintió sonriendo, y yo le devolví la sonrisa.

- Y yo que me controlo tan bien- oí murmurar a Bella, y solté una leve risa ante sus palabras.

Sin embargo, me detuve en seco al escuchar los rápidos pasos de vampiros dirigiéndose a toda velocidad hacia nosotros. Jacob se dirigió inconscientemente más cerca de Renesmee en un gesto protector, y yo reprimí una sonrisa al notar que Seth hacía lo mismo conmigo.

Cuando los intrusos llegaron a nuestra posición, pudimos identificar a dos mujeres vampiro de aspecto salvaje.

- ¿Quiénes son?- preguntó Bella en voz baja, dirigiéndose a Edward.

- Senna y Zafrina, del Amazonas- respondí yo, reconociéndolas.

Los padres de Nessie se dirigieron junto a ella y Jacob hacia las recién llegadas, al igual que lo hicieron con todos los vampiros que llegaron después de ellas.

Y mientras veía a cada uno oír el corazón de Renesmee, sentir su calor, y quedar impresionados frente a los recuerdos que les mostraba al tocar su mejilla, no podía detener la esperanza que poco a poco se abría paso en mi corazón. Porque si la noticia estaba llegando hasta a los rincones más recónditos del mundo, tal vez, sólo tal vez, no sería necesario luchar.

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- ¿Me dirás cómo es que conoces a vampiros del Amazonas?- me preguntó Seth con una sonrisa mientras caminábamos por la playa de La Push.

- Qué te puedo decir... he vivido mucho- reí, encogiéndome de hombros.

- Yo siento que no he vivido nada- suspiró él.

- Y aún así, siento que conozco mucho menos de tu vida que tú de la mía.

Nos quedamos unos minutos en silencio, perdidos en nuestros pensamientos y en la cálida sensación de estar con la persona que amas.

- ¿Qué estás pensando?- le pregunté.

Sólo habíamos pasado un par de minutos en silencio, pero era extraño que Seth no hablara por mucho tiempo.

No Eres un Monstruo - Seth Clearwater✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora