Capítulo 14

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Decir que estaba nerviosa era poco. Encontrándome allí, en frente de la puerta de Seth, con un regalo en mi mano y sin saber muy bien qué decir o hacer luego de los hechos de la noche anterior, toda la calma que me había hecho sentir Jasper con su poder había desaparecido. Ahora me encontraba muy lejos de casa, en el territorio de nuestros enemigos naturales, donde podrían matarme sin que nadie de mi familia se enterase. Pero me temía que era demasiado tarde; ya había llegado hasta allí, y ya no había vuelta atrás ni segundas oportunidades.

La puerta se abrió antes de que alcanzara a golpearla. Claro, pensé, sintió mi olor. Como también podría percibir mi nerviosismo si no lograba recobrar mi compostura.

Por suerte para mi, Rose me había enseñado a ser una experta en aquel campo, por lo que ni bien vi a Seth adorné mi rostro con mi mejor sonrisa y le extendí el regalo que había pensado especialmente para él.

- ¡Feliz cumpleaños!- exclamé.

Él se quedó observándome un poco atontado, como si no concibiera la idea de que yo estuviera allí parada en su puerta, entregándole algo que quería que conservara, pues esperaba que le gustara.

Normalmente esa situación me entretendría, pero dados los sucesos de la noche anterior, y el hecho de que había pasado casi un minuto entero desde mis palabras, tuve que aclarar mi garganta para sacarlo de su ensoñación, pues me estaba comenzando a sentir bastante incómoda.

- ¡G-gracias, Matt!- respondió atolondradamente al darse cuenta de lo que estaba haciendo- Pasa, pasa. Los demás están en el patio.

Él se corrió a un costado, dejándome espacio para pasar. Di unos pasos hacia lo que luego descubrí era el living-comedor, y una pequeña sonrisa apareció en mi rostro.

Era justo como imaginaba que sería la casa de Seth. Era pequeña, con paredes de madera y muebles un poco viejos, pero era tan acogedora como podía ser una casa. Tenía un extraño y entrañable aura de calidez y protección, justo como el chico, y también tenía impregnado su aroma desde los cimientos. Lo que más destacaba, sin embargo, era un pequeño sofá de aspecto nuevo, en el que inmediatamente percibí la presencia de una mujer humana que tenía la misma expresión amable que Seth.

- Tú debes ser Matilda.- habló con voz dulce- Yo soy Sue, la mamá de Seth.

Extendí mi mano para estrechársela, pero me sorprendí cuando ella me envolvió en un abrazo maternal.

- Un placer conocerla, señora Clearwater- le sonreí.

- Dime Sue, cariño. Y el placer es todo mío. Esperaba con ansias conocer a la chica de la que mi hijo siempre me habla.

- ¡Mamá!- le reclamó Seth, avergonzado.

Yo reí un poco incómoda, sin saber muy bien qué responder. 

- Bueno, los demás deben estar esperando. El patio está por allí- habló la mujer señalando una puerta de madera blanca que tenía una ventana oculta detrás de una cortina floreada.

Yo comencé a caminar junto al chico en aquella dirección, y cuando crucé el umbral me encontré con una larga mesa de madera repleta de comida chatarra y dulces en la que estaban sentados por un lado toda la manada, y por el otro tres chicos que no conocía, pues eran humanos.

Saludé a todos un tanto incómoda por las diferentes miradas que me enviaban, y me senté frente a Leah, la única chica que había, en el espacio que había quedado vacío al lado de los humanos, quienes se presentaron como Tyler, Matthew y Chandler.

A pesar de haber incluso licántropos que no conocía, era notoria la falta de Jacob Black, quien al parecer había abandonado su forma humana y se encontraba en los bosques de Canadá desde el momento en que recibió la invitación a la boda de Edward y Bella. Aquello, me había dicho Seth, lo ayudaba a apaciguar su dolor.

No Eres un Monstruo - Seth Clearwater✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora