Estiré mis brazos entrelazando mis dedos, y luego alcancé mi café para calentarme las manos. Soplé un poco sobre la base, viendo como el humo se movía en la misma dirección. Absorbí el aroma a café y canela y le di un pequeño sorbo, sintiendo el agradable calor en la punta de la lengua. Levanté la vista, metiéndome de vuelta en el presente y la realidad: pues eso es lo que me sucedía al escribir, me iba a un mundo mucho apartado y, ¿por qué no decirlo?, mucho más bonito. Un mundo en el que con solo teclear un poco podía cambiar a mi antojo. Un lugar en el que todo podía suceder cómo y cuándo yo quisiera. Tan perfecto, ¿no? De ensueño. Pero cada que levantaba la vista de la pantalla para beber de mi taza de café humeante, veía a todas esas personas aburridas sentadas en aquel bar y recordaba, como un porrazo, que mi realidad era muy distinta a la que narraba en mi libro. Recordaba, de pronto, que yo no era una superheroína, sino una muchacha un poco cerrada y un poco torpe. Recordaba que el guapísimo James sólo existía en la ficción de mis dedos. De pronto recordaba que mi vida era aquella: una estudiante de intercambio en Seoul, en la cafetería cercana de su casa, a la que se le daban bien las letras.
La puerta se abrió, tintineando y dejando a su paso una oleada de ventisca fría. Fue como un recordatorio de que no debía irme de lo crucial: James y Darla estaban por encontrarse por primera vez, luego de haber hablado tanto tiempo por internet. Me mordí el labio, feliz, mientras comenzaba a teclear sin despegar la vista de la pantalla.
-Un caramel macchiato-ordenaba una voz masculina desde la barra.
Mmm, caramel macchiato, pensé; delicioso. Sin lugar la dudas, la próxima escogería lo mismo. El sabor dulzón del caramelo mezclado con el café era algo digno de probarse seguido, ¡¡¡sobre todo si se escribía una novela con tanta dulzura entre los dedos!!!
-¿Tu nombre?-inquirió la vendedora.
Que molesto era eso del nombre, ¿eh? ¡El lugar estaba casi vacío! ¿Era terriblemente necesario que...?
-Jimin-respondió la voz masculina.
Jimin. Jimin, igual que mi compañera de habitación, mi mejor amiga. Probablemente la mitad de la población se llamara Jimin, ya sea hombre o mujer. ¿Por qué estaba pensando en tal estupidez cuando debía concentrarme en el encuentro amoroso de mis personajes? Debía concentrarme, dejar de desvariar, ¡aquello era importante!
Me mordisqueé una uña, nerviosa. ¿Debía añadirle mucho romanticismo a la cosa o hacerlo más... real? Que triste sonaba aquello, ¿no? Rudo. ¿Es que ya no había amor en el mundo? ¿Es ya nadie se comportaba como Romeo y Julieta? ¿Acaso...?
-¿Jimin? Aquí es tu café.
-Gracias.
¡Shhh! ¡Silencio! Necesito pensar...
-¿Puedo sentarme aquí?-inquirió la voz masculina, el tal Jimin, muy cerca mío.
-¿Mmmh?-inquirí, sin levantar la vista.
Alto. ¿Me había hablado a mi? Si no lo había hecho tal vez tenía suerte y no se fijaba en mi, ¡qué vergüenza! Pues lo siento Jimin, pero estoy muy ocupada en esto.
-Que si puedo sentarme aquí-insistió.
¿No estaba suficientemente vacío el lugar como para sentarse frente a mi? Había escogido un lugar de a cuatro, de cómodos sillones; podía entender si escogía ese lugar. ¿Y si venía todas las semanas y yo me había robado su rincón?
-Claro-hice un ademán con la mano, sin levantar la vista de la pantalla.
Mis dedos tecleaban con habilidad, sin preámbulos. No descanzaban mientras mi cabeza iba leyendo en voz alta lo que debía escribir. Las cosas iban bien, los protagonistas ya se habían reconocido. Ni siquiera hizo falta que preguntaran sus nombres, ellos se reconocían aunque nunca se hubieran visto en persona. Era así el amor, ¿no? Puro, desinhibido. Cosa del destino.
ESTÁS LEYENDO
Caramel Macchiato [Park Jimin]©
FanfictionLo primero que escuché fue su voz... -Un caramel macchiato. -¿Nombre? -Jimin. Sin quitar la vista de mi portátil, sentí como el extraño ocupaba mi misma mesa. Al levantar la vista, sentí como si entrara en una especie de onda supermasiva. Era tan...