Levanté el puño cerrado y golpeé varias veces la puerta de madera, apresurándome a dar un paso atrás y mirar hacia todos lados con la sensación de que estaban vigilándome. Y debía de ser normal que estuviera perseguida, dado que me había inmiscuido en el edificio de habitaciónes masculinas y tenía un bolso lleno de petacas de vodka y botellas de soju.
La puerta se abrió de sopetón y yo pegué un respingo, apresurándome a meterme y cerrar la puerta con la espalda.
-¿Te encuentras bien? -inquirió Jimin, divertido.
-Muy poco caballeroso de tu parte encajarme éste bolso. Pesa como un diez veces yo -me quejé, dejándolo en el suelo y repasando la habitación con la mirada.
Bastante... varonil. La sala estaba desordenada, revistas por todos lados, videojuegos tirados y sofás desacomodados. Sobre la mesada de la cocina descansaban tranquilamente una pila de platos y vasos sucios.
-Esto... -comenzó el muchacho, rascándose la nuca mientras veía el desastre que era su cuarto-. Tae es un chico desordenado.
-No le eches la culpa al pobre y angelical Taehyung.
Jimin entrecerró los ojos con malicia y sonrió, alargando una mano para aplastarme las mejillas y besarme de una forma ruidosa y molesta que, lejos de incomodarme, me agradó.
-Mi abuela me besa de esa manera -confesé, y el muchacho solo se rió.
Le devolví la sonrisa y me fijé en su atuendo: no lucía el traje, como yo había pensado, sino unos pantalones rojos de pana y una remera enorme de básquetball. Su cabello iba muy despeinado y sus pequeños pies desnudos se paseaban de aquí a allá, impacientes.
-¿No te vistes? -inquirí, observando mi propio vestido de gala.
Le había pedido uno azul a Minnie, bastante lindo aunque básico.
-En eso estaba... -ladeó la cabeza-. Por cierto, estás hermosa.
Aparté la mirada, ridículamente roja, y solté un balbuceo incoherente que decía algo así como "gracias, ya cállate". El muchacho me sonrió de modo que sus ojos se hicieron dos pequeñas lunas, y jamás había tenido tanta ganas de arrojarme a sus brazos y besarlo.
Y, por supuesto, eso hice.
Jimin trastabilló por el repentino sobrepeso que hacía sobre él, y ambos caímos sobre el sofá desordenado. Hice amago de levantarme, y el muchacho se apresuró a rodearme la cintura con los brazos y apretarme contra sí. Solté un quejido y él se apresuró a dejarme recostada sobre el sofá para luego ponerse sobre mi y lanzarme una mirada juguetona.
-¿Qué? -atisbé a preguntar, fingiendo molestia-. ¿Ya vas a dejarme salir?
-No.
-¿No?
-¿Eres consciente de que ahora mismo estamos en mi cuarto, solos?
Tragué saliva y compuse la mejor expresión de indiferencia que pude.
-¿Y...?
-Y que puedo hacerte mía ahora mismo.
Sus palabras llegaron con tanto ahínco a mi que sólo pude debatirme entre aceptar o... decir que sí.
-¿Y tú eres consciente de que en cualquier momento puede llegar Taehyung?
-No lo hará, créeme -su cabello caía sobre su rostro, una de sus cejas enarcadas. Tan feroz como un zorro de bosque-. Así que puedo hacer lo que quiera ahora mismo.
-Deberías ponerte el traje -apreté los labios en una fina línea.
De verdad quiero que des duro contra el muro, Jimin, pero no tengo tiempo de peinarme y maquillarme de nuevo hasta la fiesta; porque quedaría hecha un desastre y eso sería... muy obvio a la vista de los demás.
ESTÁS LEYENDO
Caramel Macchiato [Park Jimin]©
FanfictionLo primero que escuché fue su voz... -Un caramel macchiato. -¿Nombre? -Jimin. Sin quitar la vista de mi portátil, sentí como el extraño ocupaba mi misma mesa. Al levantar la vista, sentí como si entrara en una especie de onda supermasiva. Era tan...