3- Carrera de despiste

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-Anda, levántate ya-dijo, zarandeándome para que abriera los ojos.

-Mdjshjhdjg-respondí, removiéndome entre el bulto de frasadas y almohadas que era en ese momento mi cama.

-¿Eh?-mi amiga se rió. Abrí un ojo y la vi completamente vestida, maquillada y sonriente-. ¡Anda, niña! ¡De eso va la juventud!

-Me duele la cabeza...-me quejé, molesta-. No debí haberte hecho caso, no debí salir de fiesta un domingo... ¿¡En qué estaba pesando!? ¡Arghhh!

-Si te aireas se te pasará, confía en mi-Minnie me despojó de mis frasadas, tirándolas al suelo, y yo gruñí mientras me sentada.

-Auch-lloriqueé, tocándome la cabeza allí donde había sentido una punzada-. Maldita sea.

-Vístete, al menos deberías aparecerte en la segunda clase-me incentivó-. Te prepararé café instantáneo.

Hice una mueca de asco, pero no me quejé. La cabeza estaba que se me partía y los pies me palpitaban de dolor.

Entonces, como un rayo que cae en medio de la nada, imágenes de la noche anterior despejaron mi mente. Recordaba vagamente haber entrado con mi amiga, haber hablado con tal Mojito y... oh. 

La piscina.

Abrí los ojos como platos.

-Jimin...-murmuré.

-¿Qué?-inquirió mi amiga desde la cocina.

-No, tu no. ¡Jimin! ¡Me he encontrado con el muchacho de la cafetería!

-¿¡Bromeas!?-mi amiga corrió a mi encuentro y me puso en pie, dándome una nueva punzada de dolor en la cabeza-. ¿El pelirrojo de los labios gruesos? ¿El que estaba como un tren?

-Si-hice un mohín-. Dios mio, me he quitado el vestido frente a él...

-Oh, no; dime que tu no...

Sacudí la cabeza.

-Sólo nadamos en la piscina.

-¿En la piscina?-soltó una carcajada-. ¿Por qué iban a hacer eso?

-Porque... oh, no-volví a sentarme y me tapé la cara con las manos-. No puede ser, soy una estúpida. 

La humillación era tanta que sentía que mi cara hervía y mi cuerpo se haría agua. Quería que la tierra me hundiera, ¿cómo era posible que yo...? Maldita sea con el alcohol. ¡Jamás volvería a tomar ni una copa!

-¿Qué sucede?-la muchacha dejo la taza de café entre mis manos y yo le di un sorbo, quemándome hasta la faringe.

-Le pedí... Soy una tonta, tonta...

-¡Dime ya que le pediste!

-¡Que me besara!

Mi amiga se me quedó mirando un segundo en silencio, y luego soltó una sonora carcajada que me provocó más dolor de cabeza. ¿¡Cómo era posible que se burlara en un momento así!? ¡Había hecho el ridículo total frente a un chico que...! Oh, no.

-¡Tiene novia!-recordé, de pronto; e hice una mueca de lloriqueo-. Le pedi a un chico que tiene novia que me besara; y él obviamente se negó. Soy una estúpida, no puedo creerlo.

-Tranquila, sólo estabas un poco ebria-trató de tranquilizarme, en vano, mi mejor amiga.

-¡Ebria! ¡Me ha visto total y completamente ebria! ¡Vaya forma de decirle a un chico que me parece lindo! Aish, no puedo creérmelo-di otro sorbo y luego le lancé una mirada envenenada-. Dijiste que no me quitarías ojo de encima.

Caramel Macchiato [Park Jimin]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora