16- Con la mente en el juego

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El sudor caía por mi frente como una cortina que separaba mi concentración del resto de mis pensamientos. Piqué la pelota por el suelo. Me detuve. Miré a mi alrededor. Amagué con ir hacia la izquierda, giré, pasé bajo el brazo del seis, me reí en la cara del diez, pegué un salto despegando los talones del suelo y...

El silbato de Yoongi resonó por todo el gimnasio, dando a entender que había encestado.

-Genial -dijo seis, golpeando un hombro con bastante brutalidad.

Me reí y le devolví el golpe.

Habían pasado dos noches desde el incidente del video. Dos días en los que había dormido con Minnie, alegando que necesitaba máxima concentración y no quería distracciónes. Jimin se lo había tomado muy mal, pues luego de cambiar de habitación cada que me miraba lo hacía con el ceño fruncido y no se dignaba a cruzarme palabra. Y, en verdad, se lo agradecía, pues yo tampoco quería hablarle. E incluso de haber podido, ¿qué le iba a decir? La situación era demasiado humillante.

Sabía que ni bien pusiera un pie en el campus sería el az de todas las bromas, puesto que ese video era jodidamente viral (al parecer me había vuelto muy popular en los últimos dos días). Me importaba una mierda, realmente. Ahora toda mi concentración estaba en el partido. El partido que se aproximaba. El partido que definiría qué tan buena era nuestra universidad y sólo nos quedaba éste día para practicar.

-¡Alto! ¡Descansen! -exclamó Yoongi con voz entrecortada, corriendo hacia un costado para tomar agua del las botellas.

-¡Pero...! -me quejé.

-¡Doce, cierra el pico o mañana te dejo en la banca!

Sin embargo, sonreía. Y todos sonreíamos, porque si no sonreíamos nos echaríamos a llorar. Los nervios se sentían por todo el equipo, puesto que el día anterior habíamos visto un entrenamiento libre del equipo de Busan y... madre mía, sí que sabían jugar. ¿Lo bueno? Era la única chica y, como había dicho suciamente Yoongi: los chicos tratan con cuidado a las chicas durante los partidos. Y sin embargo, luego de tanto entrenamiento, yo estaba más echa un toro que una chica. ¿Creían que era débil? ¡Já! ¡Yoongi no me había echo entrenar como esclava! Ya no era ninguna pitufa, tenía mis buenos adominales y mis brazos eran fuertes. Y me sentía... ¿cómo me sentía? Heroica. Salvaje. Quería escupir en el suelo y pegarle a la gente a la cara, y tal vez se debía a tanto contacto con tanto hombre sudoroso pero... ¡Qué bah! ¡Me estaba metamorfoseando y se sentía genial!

Si tan fuerte eres, ¿por qué no te has defendido con las plásticas?

En primer lugar, no importa cuán fuerte seas, cinco contra uno es injusto. Y en segundo lugar, en un momento tan alucinante como ése lo único que había podido hacer fue quedar en shock y suplicar como una tonta. Pero no, por supuesto que no me volvería a dejar hacer. Si se les ocurría volver, respondería. 

Oh, vaya que respondería.

Levanté una botella y bebí hasta saciarme, o sea hasta casi acabarla. Rebusqué mi toalla y me limpié el sudor de la frente y el cuello. Sí que hacía calor esos días.

-Doce -murmuró un chico detrás de mi.

Me giré. Era tres, uno de los que mejor me caían.

-¿Sí?

-¿Qué paso con Jimin?

Fui poco consciente de mi expresión, pero intuí que había palidecido porque el muchacho se apresuró a darme su botella de agua, que yo amablemente negué.

-¿Por qué me preguntas eso? -inquirí, algo molesta.

-¿Vas a ignorarlo todo el tiempo?

-¿Es que eres su seguidor, o algo así?

Caramel Macchiato [Park Jimin]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora