7- Mochi pelirrojo

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-Dios mío... -murmuró Yoongi, agarrándose el cabello rubio.

-No puede ser...

-¿Lo... lo hizo?

-Mierda...

-¡Encesté! -grité, feliz, y vi que el entrenador Min me sonreía mitad feliz por mi reciente logro y mitad feliz porque dejara de llamarle "gol", confundiendo el deporte con fútbol.

Comencé a trotar por la calle, haciéndome la linda, hasta que pisé mi cordón suelto y caí de bruces al suelo. En vez de ayudarme, todos comenzaron a reírse a excepción del rubio que puso los ojos en blanco por mi torpeza. Me levanté y sacudí mis rodillas desnudas, sonriendo de todas formas y agradeciendo el que le dieran poca importancia a mi abrupta caída ya que todos me trataban como a un chico (excepto a la hora de ir al vestuario, el cual estaba terminantemente prohibido para mi y me obligaba a ir toda sudada hasta mi edificio para darme la merecida ducha luego de cada entrenamiento).

-¿¡Estás bien!? -exclamó alguien desde la puerta de entrada.

Todos nos giramos al tiempo, y mi corazón dio un vuelco de ternura a pesar de que aquel extraño que me miraba con los ojos muy abiertos y corría hacia mi no era mi Jimin.

Jaja, "mi Jimin", qué es eso.

El muchacho delgado de cabello castaño llegó corriendo a mi lado, con la frente cubierta de sudor y la camiseta igual de mojada.

-¿Te lastimaste? -inquirió.

Yoongi se acercó a él con los ojos entrecerrados y la pelota anaranjada bajo el brazo.

-¿Qué haces en el gimnasio?

El castaño lo miró con una mueca de pato.

-¿Acaso no puedo entrar? También es mi universidad, Suga.

El aludido levantó la barbilla con altanería, y por un momento me pregunté si aquellos dos no se llevarían realmente mal.

-Creí que no volverias luego de que la pelota te diera en la cara; que le tenías demasiado miedo a este lu...

-¡Aigoo! ¡Bocazas! -el extraño le dió un leve empujoncito y volvió a mi-. ¿Estás bien? ¿Te duele?

-Estoy bien -sacudí la cabeza, quedándome muda.

-¿¡No me recuerdas!?

Oh no... ¿Debería?

-Pues...

-¡Soy Hoseok! -hizo una exagerada cara de tristeza.

-¡Ahhhhhh! ¡Sí! ¡El de la chaqueta! -me sonrojé al recordar cómo había usado su prenda para ocultarme del pelirrojo.

-Sip, ese mismo -el muchacho sonrió y Yoongi nos miró con cara de no entender nada-. En realidad no vine a disfrutar de sus habilidades en el deporte; sino porque tengo un mensaje que entregarte. A ti.

-¿A mi?

-De Jimin- asintió con la cabeza y luego puso una mano a la altura de su pecho-. Ya sabes, como de esta altura. Pelirrojo. Cachetón. Con un trasero gigante.

Me reí. Al menos no era la única pervertida en notar el detalle.

-Creo que lo tengo, ¿por qué te mando a darme un mensaje?

-Se encontraba mal, así que ha faltado a la práctica y quería que te dijera que por eso no había venido a verte.

Me quedé callada, esperada que dijera algo más; pero Hoseok no agregó nada. 

Caramel Macchiato [Park Jimin]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora