21- El vestido

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-Así que todo este tiempo en el que estuviste tratando de convencer a tus amigos... ¿Era por la canción? -inquirí, atando cabos mientras me acercaba al puesto de lentes de sol para probarme algunos.

-Ahá -respondió Jimin, detrás de la cortina del probador-. Me alegra que no hubieras preguntado antes, habría sido algo... incómodo.

Le sonreí a la nada y estiré la mano hacia un exagerado gorro de plumas celestes para ponérmelo en la cabeza, y luego echar un vistazo al espejo más próximo. Parecía un guacamayo a punto de tomar sol en las playas del Caribe.

-¿Y al final quién se quedó con el premio de anoche?

-Oh, Yoongi dijo que se lo merecía por haber preparado la música.

Bajé una de las plumas del gorro y comencé a pasármela sobre los labios, sintiendo el cosquilleo de éstas.

-Es verdad... -murmuré, y casi me trago la pluma cuando Jimin salió del probador-. B-buau... Jiminnie...

-¿Está bien? ¿No es muy... rojo?

-¿Qué dices? Es genial -solté sin preámbulos, ladeando la cabeza para mirarlo.

El muchacho lucía un increíblemente entallado y elegante traje bordo oscuro, camisa blanca y corbata de lunares. Sus zapatos oscuros brillaban, y su cabello naranjo le daba un aire atípico muy interesante.

En otras palabras, que está buenísimo con traje.

-Me gusta eso que llevas -murmuró entre sus labios carnosos, sonriéndome con picardía mientras tocaba una pluma del sombrero-. Muy... provocativo.

-Ya cállate -me reí y me lo quité, para luego sacarme los lentes oscuros y dejarlo todo en su lugar-. ¿Entonces? ¿Es el indicado?

-Pues...

-¡Ya es el quinto que te pruebas, Park Jimin!

-Y en todos me has dicho que estoy bien.

-Es que en todos estás bien, en serio -hice un puchero, y el muchacho se apresuró a besarme con apremio y succionar con fuerza mi labio inferior-. Auch, bruto.

-Creo que en bordó me veo bien -el muchacho levantó la vista y le sonrió a la anciana que, tras el mostrador de su tienda, nos miraba como si fuésemos el drama más interesante del universo-. Lo llevo.

-¡Oh, eso está muy bien! -la mujer inmediatamente nos dedicó una amplia sonrisa-. ¿Y tu, querida? ¿No vas a llevar nada?

-De hecho, deberías probarte algún vestido.

-¿Qué? -sacudí la cabeza-. No, Minnie va a prestarme alguno.

-¿Jincha? -Jimin enarcó una ceja-. ¿Otra vez?

-Es que tiene cientos, miles de ellos -me encogí de hombros.

-¡Oh, vamos! Quiero verte en aquel vestido -señaló con la barbilla un maniquí que lucía un precioso vestido rojo de encaje, tan ajustado y costoso que solo atiné a soltar una carcajada. El muchacho me miró sin comprender-. ¿Qué tiene de gracioso? Creo que te verás bien en ese color.

-Ya, Jimin, lo que tu digas. ¿Nos vamos?

-Oh, anda. Pruébatelo -me pellizcó una mejilla-. Posaremos juntos frente al espejo y cuando veas lo espectacular que quedamos juntos decidirás por ti misma -entrecerré los ojos-. ¿Puedes?

-Aigoo, bien...

La anciana corrió a buscarme un vestido idéntico al del maniquí, de mi talla, y me lo dejó en el pequeño cubículo, para luego dejar caer las cortinas y darme mi espacio para ponerme el vestido.

Caramel Macchiato [Park Jimin]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora