19- Material boyfriend

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-¿Entonces simplemente te dejó? -inquirí, dejando una taza humeante frente al muchacho.

Habíamos decidido que tener sexo sin condón en el baño, cuando no sabíamos en qué momento podía llegar Minnie e inturrumpirlo, no era una buena idea. Para nada buena idea. Así que decidimos que me vestiría y trataríamos de hablar y no tentar más a las hormonas.

-Así es. Un día discutimos por una estupidez, y luego ella se marchó... -Jimin se encogió de hombros-. Entonces la vi en una fiesta, una semana después.

-¿Hablaron?

-Estaba muy ocupada besuqueándose con todos los chicos de la fiesta -se rió sarcásticamente-. Me enojé y le pregunté por qué me hacía eso, y ella sólo dijo "pues necesitaba cambiar un poco de aires" -sacudió la cabeza-. Y luego de eso comenzó a perseguirme y llamarme todas las noches tratando de pedir disculpas, y de que si había alguna forma de que volviéramos.

-Por Dios -me mordí el labio con fuerza, molesta-. ¿Luego de estar con otros chicos frente a ti?

-La verdad es que también se acostó con algunos de ellos -hizo una mueca-. Creo que no es la más indicada para llamarte "golfa" -se encogió de hombros-. La verdad es que siempre me pareció un poco psicótica, pero ésto... Ésto es demasiado.

Asentí lentamente y le di un trago a mi propio té de jazmín, tratando de asimilar lo que acababa de decirme. 

-Jimin, yo... -me frené, sin saber del todo qué decir. O sea, sabía qué quería decirle pero no sabía cómo-. Yo no...

El muchacho me miraba, expectante, con aquellos ojos tan tiernos y los labios brillantes y apetecibles entreabiertos. Su cabello partido a la mitad, tan naranjo que costaba verlo directamente. Su piel morena, las clavículas fuertes a la vista por culpa de su blusa suelta. Y aquellas piernas poderosas que, si bien estaban debajo de la mesa y muy fuera de mi vista, era completamente capaz de imaginármelas y eso... Dios, me volvía loca.

Él me volvía loca.

-¿Belle? -sonrió, y probablemente sabía a la perfección lo que quería decirle.

-Yo... O sea, no quiero que suene como si estuviera loca o algo así... No, la verdad no es tan loco, pero... -me paré, dejando la taza sobre la mesa, y le di la espalda. Era incapaz de verlo a la cara dado lo roja que estaba-. La verdad es que estos días no estuvieron tan bien... No, definitivamente no estuvieron bien; y es que yo... Tú... Bueno, tú estabas lejos, y yo...

Sentí como el muchacho se ponía e pie rápidamente y me abrazaba por la cintura, apoyando la barbilla sobre mi hombro.

-¿Sí...? -inquirió, lanzando el aliento cálido a mi cuello y poniéndome los pelos de punta.

-Lo que pasa es que yo... -comencé a juguetear con el bode de mis shorts, nerviosa-. No tienes que decirme lo mismo si no quieres, no quiero que te veas en la res...

-¡Isabelle eres una chica muy inteligente -me soltó la cintura y me hizo girar para que lo viera a la cara, agarrando con fuerza mis brazos y agachándose un poco para verme directo a los ojos- pero estás comportándote como una tonta ahora mismo!

-¡Sabes lo que quiero decirte!

-Probablemente sí... -cerró los ojos, y luego abrió uno para mirarme a escondidas-... pero quiero oírte decirlo.

Suspiré, agotada.

-Quería que sepas que yo... -tomé aire-. Yo te quiero.

Se quedó tieso, mirándome a ambos ojos, uno a la vez. Luego enderezó la espalda y me soltó. Chasqueó la lengua y se rascó un brazo, cohibido.

Caramel Macchiato [Park Jimin]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora