-¡Oye! ¡Despierta! -Jimin chasqueó los dedos frente a mí, sacándome de mi ensoñación.
Mi amiga, frente a mí, se veía espabilada y maquillada como siempre. Yo, sin embargo, no tenía tan buena pinta: llevaba un rodete improvisado, unos jeans informales y una blusa bastante gastada.
-Estoy despierta -murmuré, llevando una mano a mi rostro para refregarme un ojo.
-Bebe tu café -la chica me acercó más la taza, como si no fuera capaz de agarrarla desde dónde estaba, y yo obedecí como una niña buena-. Ahora sí, cuéntame qué pasó.
-¿Qué pasó? No pasó nada, ¿por qué? -hablé todo rápido y desesperadamente, mirando repetidas veces a la mesa en la que el pelirrojo y su grupo de amigos parecían bromear sobre, no sé, las mermeladas-. ¿Tengo cara de que paso algo?
-Tienes cara de que Park Jimin te violó o algo así; en serio, ¿estás bien? Porque si trató de hacer algo te juro que...
-Estoy bien -la interrumpí-. Nada pasó.
No era buena mintiendo, pero ésta vez lo había dicho más para convencerme a mí que nada, así que mi amiga no lo notó.
-Te creo. ¿Durmieron bien?
Oh, claro que sí.
-Ahá -me encogí de hombros, fingiendo indiferencias-. Ya sabes, con los ojos cerrados.
Minnie puso los ojos en blanco, sonrió y le dió un sorbo a su té de hierbas.
-¿Por qué no le pones un poco de leche a eso? -inquirí, viendo que la mitad de su mesa sólo iba recargada por su té y la mía estaba llena de budines, tostadas y postres-. De verdad, no creo que sobrevivas al entrenamiento de ésta tarde con sólo agua en el estómago.
-Traje barritas de cereal -la miré mal-. ¿Qué? En serio; como mil.
-¡Tienes comida gratis y te traes barritas de cereal!
-No me juzgues, yo bebo agua y engordo. En serio.
Ahora fui yo quien puso los ojos en blanco.
Y, aunque mi amiga me creyera, yo no terminaba de cerrar teorías en mi cabeza: a ver, sabía que si ese bendito teléfono no nos hubiera interrumpido habríamos acabado besándonos... O sea, ¿le gustaba? O al menos le atraía, ¿no? Tenía que ser eso, porque de ninguna otra manera podría explicarme la... cosa enorme bajo sus pantalones. Y no me malinterpreten, no es que fuese una mirona o algo así es sólo que se notaba muchísimo. ¡Era una erección! ¡Claramente! A ver, a ver: había excitado sexualmente a Park Jimin. ¡Al pelirrojo sexy de los labios carnosos y el trasero de Kim Kardashian pero natural!
Pero... ¿y si era sólo el momento? O sea, Jimin había dicho que tenía hambre allí; eso no significaba que fuera a tener hambre el resto de las cuatro noches... Porque verdaderamente si se le antojaba jugar con mis sentimientos cada noche terminaría hecha una piltrafa, un manojo de nervios y una adolescente sexualmente frustrada. ¿¡Cómo podría tener a un chico tan candente tan cerca y tan lejos a la vez!? Imposible. Cometería alguna estupidez, estaba segura; porque así era yo: jodidamente estúpida. Así como... 24/7.
-¡Aaaah! ¡No puedo! -exclamé, dejándome caer al suelo y levantando un poco la pelvis pues el dolor abdominal se sentía como el infierno.
-¡No hemos llegado a las cien! -gritó, muy cerca de mi oído, Yoongi.
Lo miré con furia, y él me devolvió el mismo sentimiento en sus ojos castaño oscuros.
-¿¡Cómo pretendes que haga cien abdominales seguidos!?
-¡Como hace el resto del equipo!
Me giré para ver como, a mi lado, el resto de los muchachos llegaban a los cien abdominales seguidos con la lengua afuera.
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Caramel Macchiato [Park Jimin]©
FanfictionLo primero que escuché fue su voz... -Un caramel macchiato. -¿Nombre? -Jimin. Sin quitar la vista de mi portátil, sentí como el extraño ocupaba mi misma mesa. Al levantar la vista, sentí como si entrara en una especie de onda supermasiva. Era tan...