–¿Puedo ayudarte?– preguntó el altísimo rubio y Tao sintió un frío helado bailar por su espina dorsal. Había sido atrapado in fraganti.
–Estoy buscando algo que dejé aquí, no lo puedo encontrar– la excusa sonó absurda, pero Kris pareció conformarse con ella.
–Dijiste que te ibas a llevar todas tus cosas. Aún así, tu recuerdo sigue en este lugar- Kris se sirvió un poco de agua.
–¿De dónde sacas tus frases de amor, Kris, de la novela de las once?– se burló Tao, como mecanismo de defensa.
–Precisamente, la que me recomendaste. ¿Recuerdas que la veías para desquiciarme?– contraatacó el rubio de inmediato.
–Fue una mala idea venir aquí, puedo vivir sin esto– Tao intentó salir, fastidiado, pero el hombre no se lo permitió.
–Sé que viniste para verme y también que quieres regresar. Eres más que bienvenido, Tao, Si quieres, puedo hasta pagarte si haces los quehaceres del hogar– las palabras bonitas se transformaron en una sonrisa maligna, eso enfureció al chico.
–¿Crees que es gracioso esto? No puedo andar de casa en casa, de cama en cama porque tú cambias de humor cada dos por tres. Necesito estabilidad, Wu Fan. ¡No puedes echarme cada vez que tienes un colerín!
–¿De cama en cama?– quiso saber Kris, empezando a alterarse. se acercó de manera peligrosa, con una mirada atemorizante.
–Relájate macho, no es lo que crees. Y no me pongas esa cara, que no me das miedo. Ya sabes lo que dicen: perro que ladra no muerde– Tao cruzó los brazos, intentando no mostrarse atemorizado.
–Oh, querido, si hicieras caso a lo que dicen, piensa que conmigo siempre es peor. Ahora, quiero que me expliques a qué te refieres con "de cama en cama"– susurró el rubio en el oído del menor, provocando un efecto que no esperaba.
–Sabes que he hecho amigos– respondió Tao con claras muestras de provocación. –Cada uno tiene una cama de invitados. Ya sabes, ahora no duermo en el mismo lugar.
–Nunca dije que te fueras. Tus cosas siguen aquí– esta vez, el tono de Kris fue sincero y preocupado.
–Pero terminaste conmigo por un absurdo. ¿El efecto mariposa? ¿De dónde sacaste eso? No me puedo sentir feliz a tu lado, no puedo vivir con una persona que, cuando se le mete algo en la cabeza, simplemente me maltrata.
–Jamás te he agredido– reclamó Kris indignado.
–No necesitas golpearme, basta ver la forma en la que reaccionas con cosas pequeñas como estas. Ni siquiera somos una pareja y tengo que soportar escenas de celos absurdas. Además, siempre me acusas sin pruebas y me chantajeas porque no tengo a donde ir.
–¿Ahora ya no soy tu novio?
–¿Acaso sólo eres capaz de escuchar lo que te conviene? Pongamos las cosas claras, Kris. Ni tú mismo sabes lo que pasa entre tú y yo.
Tao reflexionó y se dio cuenta que las cosas que terminó diciendo no se parecían en nada a las que había planeado. Pero, la actitud de Kris, sus inseguridades y sus actitudes lo empujaban a actuar también de manera irracional.
***
Kyungsoo había estado actuando de forma extraña. Eso no era bueno. Jongin estuvo pensando seriamente en la conversación que tuvo con Luhan. Siempre estaba dándole consejos a los demás con respecto a sus recuerdos de las vidas pasadas y su influencia en la actual. Ya era hora de que él los pusiera en práctica en su propia vida. Era hora de que las memorias y las preguntas dejaran de torturarlo.
–Viviré lo que me toque vivir y dejaré que las cosas duren lo que tengan que durar. He decidido que no voy a forzar nada– sentenció satisfecho con su resolución.
–Me parece una buena filosofía de vida– Jongin se volteó y encontró a un sonriente Kyungsoo dejando sus cosas a un lado. Había ido a la sala de baile, porque estaba seguro de que lo encontraría ahí. –¿Estabas practicando?– preguntó, tomando una toalla para limpiar el sudor de su frente.
–Pensar también es un gran ejercicio, Dodo–bromeó Kai y ambos rieron. Su momento fue tan tranquilo y cómodo, que Jongin hasta olvidó que los últimos días su novio había estado actuando de manera extraña.
–Ese niño de la nieve, ¿estaría orgulloso de ser la persona que está parada frente a ti?– preguntó repentinamente Kyungsoo y Kai lo miró extrañado.
–¿Y eso?– quiso saber con curiosidad.
–Bueno, supongo que hemos tenido más de una niñez. Pero, ¿nos hemos convertido en lo que todos esos pequeños soñaron ser alguna vez?
–He estado pensando, Dodo. Nos torturamos demasiado con preguntas y con dudas acerca de un pasado que ya no nos pertenece. Es tiempo de que dejemos esas ideas a un lado, concentrémonos en nuestro presente. Estamos tan preocupados por lo que pasó, que no somos capaces de avanzar al futuro. No quiero que estemos anclados o que seamos prisioneros de los recuerdos nunca más. Ya me cansé de esta situación.
***
Lay estaba en medio del proceso para componer una canción. Tenía su guitarra a un lado para ciertos acordes, pero la melodía principal la estaba definiendo en el piano. Sus papeles estaban por todas partes llenos de notas. Era difícil creer que una persona tan despistada fuera capaz de organizar tantas ideas de manera tan eficiente.
Desde hace varios días, un rostro se aparecía una y otra vez en su mente, era lo que le motivó para hacer la canción. Estaba al tanto de las vidas pasadas y sabía que muchos de sus amigos no podían recordar con facilidad, como Luhan, pero estaba preocupado de lo frágil que era su propia memoria. No sólo no era capaz de recordar las vidas pasadas, en general, no podía recordar mucho de su vida actual. Por eso era tan extraño como fluía la música y las letras. Parecía tan natural, que lo hacía estremecer.
¿Era verdad que la ausencia de ese Suho hacía que no pudiera recordar? Miró la copia que le habían dado del dibujo. Era sólo un retrato, pero ese rostro se quedó clavado en su mente. Jamás lo había visto, no lo recordaba, pero de alguna manera algo le decía que era familiar y extrañamente cálido. ¿A quién le pertenecía esa boca, esos labios, esos ojos y ese cabello? ¿Por qué se había apropiado de su mente?
Lay continuó con los acordes y luego trabajó en acoplar la letra con la música. Había dejado algunas cosas pendientes para que encajaran cuando estuviera por terminar. Sin mucho esfuerzo, sin plena consciencia, re-escribió el último verso, que terminó por encajar muy bien.
"Cada día irás sintiendo menos dolor y recordándome más. El día que yo te olvida, tú comenzarás a recordarme por completo".
Lay leyó la palabras y se preguntó qué significaba y por qué las palabras hacían eco en su mente.
*
–Te extrañamos mucho, Suho-hyung– Jongin miró el retrato de su querido hermano antes de dejarlo a un lado y acostarse para dormir.
ESTÁS LEYENDO
Overdose: Sobredosis de emociones (OT12)
FanficCuando se juega con el tiempo, se recuerda lo que no se debe recordar. ¡Se puede amar una y otra vez! ¿Se puede vivir más de una historia? Portada por @lmcm_28kaisoo