Kaytlin
El inicio de la convivencia no fue demasiado fácil, yo llevaba cinco años viviendo con Calum, estaba acostumbrada a sus manías y él a las mías, nos amoldábamos a la perfección porque sabíamos que podíamos hacer y qué no porque podía molestar al otro.
Con Aaron fue muy complicado, a pesar de que llevábamos un año juntos prácticamente no sabía nada de su vida, más allá de cosas superficiales, no sabía que le gustaba hacer y qué no, ni cual era su color favorito o a que le gustaba que oliese su casa.
Tardamos un par de meses en conseguir que todo se calmase un poco, hasta ese entonces todo eran discusiones que se iban demasiado de tono, sobretodo por su parte, nunca lo había visto tan enfadado y mucho menos alzando tanto la voz o soltando la cantidad de insultos y de palabrotas que era capaz de escupir durante las discusiones, sólo de pensarlo se me eriza todo el cuerpo.
Realmente no era algo a lo que le hiciera mucho caso, las discusiones iba aumentando de intensidad sin que yo me diese prácticamente cuenta, cada vez que discutíamos él se hacía un poco más grande que la vez anterior y sin enterarme yo me hacía tan pequeña que estoy segura de que llegaba a ser casi invisible, me limitaba a quedarme callada y aguantar todas las mierdas que echaba por la boca.
Las discusiones y el mal rollo con el que vivía desde ese momento me fue haciendo perder el contacto con la única persona que estaba siempre ahí para mí, dejé de hablar totalmente con Calum desde el mes siguiente del que me mudé hasta un mes y medio después de saber que llevaba casi dos embarazada.
Los problemas se calmaron durante una temporada hasta que él empezó a insistir día tras día en que quería que tuviésemos un bebé y con eso los problemas volvían, con cada "no" por mi parte él empezaba echarme cosas en cara, a decirme que pasaba demasiado tiempo fuera de casa y a saber qué hacía cada vez que me iba de viaje de negocios, empezó a volverse obsesivo y controlador. Lo peor de todo es que yo dejaba que lo fuese, ni siquiera sé por qué, nunca dejé que ni mis padres me controlasen, pero simplemente era incapaz de hacer otra cosa, creía que le quería.
Un mes antes de quedarme embarazada él cambió de actitud, volvió a ser el chico que había conocido, amable, preocupado por mí y totalmente dulce, todas las semanas salíamos los findes a cenar juntos y a salir a tomar algo luego, su único objetivo era darme alcohol durante todas las horas que estuviésemos fuera, se pensaba que así no me iba a dar cuenta si no se ponía el preservativo, pero es obvio que un poco de alcohol tras todo lo que he pasado no va a hacer que me despiste en algo como eso.
Pero es obvio que no soy perfecta y al final se las ingenió para lograrlo una noche, una sola noche sin tener mi mente totalmente activa y consigue cambiar toda mi vida.
Él no dijo nada de que lo había hecho, y en cuanto me di cuenta de que llevaba más de un mes de retraso fui corriendo a hacerme la prueba, cuando dio positivo y le pedí explicaciones se excusó diciendo que simplemente se le habría olvidado, todos sabemos que no fue así.
No te puedes hacer una idea del dolor que sentí al saber que el primer bebé que tendría sería de una persona tan asquerosa como él.
Durante más de un mes después de la prueba seguí aguantando todas las cosas que me echaba en cara, todos los insultos y los gritos simplemente esperando que en ningún momento decidiera alzar su mano. Realmente no sabía a quien acudir ni qué hacer, así que uno de los días en los que él era quien se tenía que ir de viaje de negocios, me armé de valor y llamé a Calum para que me ayudase a salir de allí.
Calum
En cuanto recibí su llamada y noté el temblor en su voz, la forma en que solamente su tono me suplicaba ayuda, a pesar de que no me quiso decir en ningún momento lo que realmente le pasaba, no dudé en ir a por mi coche y conducir hasta la dirección que me había enviado.
Entré en la casa que compartían y la ayudé a hacer la maleta con prendas de ropa básicas y sus cosas más valiosas.
Cuando entramos en el coche y arranqué para alejarnos de allí, ella se rompió por completo, empezó a llorar sin decir absolutamente nada, yo me limité a acariciar su espalda y uno de sus muslos mientras conducía intentando no apartar demasiado la vista de la carretera, a pesar de que me destrozaba verla así.
En el momento en el que llegamos a mi piso dejé sus cosas en mi habitación y a ella también, no sabía qué era lo que necesitaba y después de estar tantos meses sin hablarnos ni siquiera sabía si ella querría compartir lo que le pasaba conmigo, así que simplemente la dejé sola mientras yo esperaba pacientemente en el salón, escuchando sus sollozos de vez en cuando.
Aproximadamente una hora después decidió salir, con los ojos totalmente rojos, el pelo recogido en una coleta hecha un completo desastre, se sentó a mi lado en el sofá sin ni siquiera mirarme y de la misma forma empezó a contarme todas las cosas que había pasado con él, y a medida que su relato avanzaba, yo no podía evitar sentirme totalmente culpable.
Yo fui quien le había dicho que lo intentase con él, yo fui quien dejó que se fuera a vivir con alguien a quien al parecer ni siquiera conocía. Yo puedo evitar sentir que gran parte de ese dolor se lo he hecho sentir yo.
Cuando terminó solamente fui capaz de abrazarla, pedirle perdón tantas veces como pude con el nudo que tenía en la garganta y prometerle que estaría a su lado cada día para ayudarla con todo lo que estuviese relacionado con su bebé.
Ese mismo día decidimos buscar un nuevo piso juntos, o tal vez una casa, algún sitio que tuviese una habitación más para la pequeña que venía en camino, algo un poco alejado de la ciudad y donde no pudiese cruzarse con él.