Gustar.

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El momento en el que me deja completamente solo, hablándole a las paredes en el salón, aprieto la mandíbula para evitar gritar de rabia al ver como todo de repente se ha vuelto en mi contra, como de pasar a ser su mayor apoyo y su compañero de vida, parece que me he convertido en su enemigo. Es increíble como la presencia de Luke en su vida es capaz de hacer que saque su antiguo carácter de una forma tan repentina, y de la misma forma que antes se encaraba a su madre para defenderlo, ahora lo hace conmigo.

Al día siguiente ambos retomamos nuestra rutina de trabajo, por lo que durante la mañana yo me ocupo de Norah hasta que ella llega a casa justo cuando yo termino de comer. Ni siquiera me saluda y por mucho que me apetezca retomar la normalidad y saludarnos como lo hacíamos antes de este enfado, decido guardarme un poco de orgullo. Salgo de casa sin decir nada para dirigirme hacia el trabajo, esperando que al menos al tener la mente ocupada se me haga más llevadero.

Sin embargo, la realidad es otra, durante la jornada de trabajo no hago más que darle vueltas a una hipotética conversación con ella, una conversación que no quiero tener y que he evitado durante mucho tiempo.

Cuando vuelvo a casa lo primero que percibo es un olor muy agradable a comida, sonrío de inmediato y poco después observo como está sentada en el sofá del salón con Norah sentada sobre su regazo mientras intenta hacerla reír. En cuanto percibe mi presencia gira su cabeza hacia mí.

- Te he dejado un plato de risotto de setas en la cocina.- Comenta en un tono demasiado plano.- No sé si te gustará.

- Seguro que sí.- Es lo único que respondo antes de ir a mi habitación para cambiarme de ropa y ponerme unos pantalones de chándal grises y una camiseta de manga corta azul marina. Posteriormente, me dirijo a la cocina y tras calentar el plato decido llevarlo al salón para poder sentarme a su lado mientras ceno.- ¿Ha ido bien el día?

- Bueno, he tenido días mejores.- Mientras ella me responde Norah no para de jugar con un muñeco en forma de mono que sostiene con sus dos manos.

- Ya.- Hablo prácticamente en un suspiro siendo consciente de que la conversación no va a fluir de ninguna forma hasta que yo no dé mi brazo a torcer. Decido primero terminar mi cena con tranquilidad simplemente observando como ellas dos juegan mientras el sonido de la televisión rompe un poco ese silencio que hay en el ambiente. Cuando termino decido dejar mi plato sobre la mesa de café que hay en frente y después me giro ligeramente, haciendo que mi espalda quede apoyada sobre el brazo del sofá.- ¿Cuánto tiempo piensas seguir tratándome como si no me conocieras de nada?

- El tiempo que te tome ser sincero conmigo.- Cuando termina de pronunciar esa frase se gira para observarme y me sonríe de una forma totalmente forzada antes de recuperar su semblante serio.

- O sea, que tu forma de conseguir que hable de algo con lo que a lo mejor me siento incómodo es manipularme con tu silencio.- Hablo con tranquilidad esperando que al explicarle las cosas con más calma que la noche anterior sea capaz de entenderme y dejarlo pasar.

- No, es que he decidido que no voy a tener ningún tipo de relación con alguien que me miente o me oculta cosas que considero que son importantes.- Ella me habla de forma altiva, sabiendo que tiene la situación controlada y que como casi siempre puede conseguir lo que ella quiera.

- No quiero que cambien las cosas entre nosotros Kay...- Bajo todavía más la intensidad de mi voz, haciendo que ella vuelva a mirarme a los ojos.

- Pues entonces habla, es la única forma en que puedes conseguir que no lo hagan.- Decido bajar mi mirada hacia el cuerpo de la niña mientras intento ordenar mis pensamientos, haciendo que de nuevo durante bastante tiempo nos rodee un silencio bastante agobiante, al menos para mí.

- Me gustas, y no como una amiga.- Tras darle muchas vueltas decido que la mejor forma de hacerlo es sin dar demasiados rodeos y acabar con ello cuanto antes.- Cuando empezamos a tener una relación más estrecha no pude evitarlo, es verdad que después estuvimos un tiempo casi sin contacto alguno, pero cuando me volviste a meter en tu vida, esos sentimientos seguían ahí. Y me encantaría hacer que desaparecieran porque sé perfectamente que no son correspondidos, pero no puedo.- Cuando me quedo callado me sorprendo de la calma en la que salió cada palabra de mi boca, fue mucho más liberador de lo que me pensaba.

- Calum...- Ella deja a Norah sentada en un lado del sofá, quien sigue totalmente inmersa en su juego, y se acerca a mí un poco más apoyando una de sus manos sobre mi rodilla izquierda, haciendo que mi mirada se eleve para encontrarme de nuevo con sus ojos.- Lo siento mucho de verdad, es que ojalá pudiera decir otra cosa, pero ya te he dicho que ahora mismo no pienso en chicos ni quiero enamorarme ni nada, te quiero mucho, pero no así.- Yo asiento con la cabeza y dejo que una pequeña sonrisa se forme en mi rostro.

- Y aunque sí que estuvieras dispuesta a ello, yo no sería el chico al que elegirías, sé que lo que tuvimos hace años fue porque estabas destrozada, no porque yo te gustase de verdad. Y lo entiendo, no quiero que te sientas mal por ello, ni quiero que cambie en nada tu actitud conmigo, si me quieres abrazar, si quieres que te acompañe durmiendo cuando lo pasas mal, seguiré haciéndolo y no tienes que preocuparte por nada, de verdad.-Ella simplemente mueve su cabeza en señal de conformidad y me rodea con sus brazos, yo no dudo en devolverle el abrazo y no puedo evitar soltar un suspiro con él. Y es que por mucho que tuviera más que aceptado que esto iba a ser así, nunca sabes lo duro que es hasta que realmente lo vives, y siendo sincero estaba mucho mejor antes de esta conversación, antes de que ni siquiera ella fuera capaz de negarme que nunca le he llegado a gustar, ni siquiera cuando me besaba de la forma en que lo hacía.

7 Fucking YearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora