Maleta.

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El último mes y medio ha pasado tan rápido como lento, no sabría explicarlo, los días en sí se me hacían pesados e interminables, sin embargo me encuentro ahora observando la fecha en el calendario, y todavía parece que fue ayer cuando estuve manteniendo aquella conversación con Luke, en la que me aseguraba hacer todo lo posible por mantener lo que había entre nosotros. 

La vuelta al trabajo fue bastante complicada, no sé si recordarás la forma en que conocí a Aaron, pero por refrescarte la memoria, fue por uno de los negocios que mantenía la agencia en la que trabajo, con la empresa en la que trabajaba él. Por suerte, desde que lo dejamos no volvieron a surgir negocios con ellos, sin embargo durante las últimas semanas, he escuchado demasiado pronunciar el nombre de dicha empresa. Y en más de una ocasión me he negado a llevar cualquier proceso creativo que conlleve la implicación, y por ende, el encuentro físico con cualquier persona que tenga que ver con ellos, porque estoy casi segura de que me acabaría encontrando con él. Por lo tanto, el ambiente laboral está bastante tenso, por una parte mis superiores no hacen más que presionarme, dado que al parecer la excusa de que estamos ya desbordados de campañas, no parece convencerles, y por otra parte, mis compañeros intentan adivinar qué es lo que me pasa realmente.

Por otro lado, este tiempo he decidido mantenerme viviendo sola con Norah, a pesar de que Calum nos visitaba cada dos por tres, pero al menos eso me ha ayudado a volver a mantener las distancias con él y que las brechas que había entre ambos, se fuesen cerrando poco a poco. Podría decir que prácticamente hemos recuperado la misma relación que antes de toda la tormenta.

Y ese tema por el que seguramente tanto te estés preguntando... ¿Qué ha sido de Luke? Pues la semana y media previa a que se fuera, no pasamos demasiado tiempo juntos, he intentado mantener las distancias con él, sobre todo para protegerme en el caso de que cuando se montara en ese avión, todo se desmoronara. No quería seguir haciéndome ilusiones, ni hacer que mis sentimientos se intensificaran, para luego tener que sufrir el doble, así que opté por la que creo que fue la opción más sana, tanto para él como para mí.

Durante el tiempo que ha estado fuera, me he reafirmado en que la relación a distancia no puede ser una opción, la diferencia horaria y las ocupaciones de cada uno han hecho imposible que hayamos podido mantener conversaciones normales. Y las pocas veces que tratamos de realizar aunque fuera una videollamada de diez minutos, o alguno se quedaba dormido, o teníamos que hacer cualquier cosa relacionada con el trabajo. Por lo que tampoco te sabría decir cómo me encuentro emocionalmente ante ello, es como que cada día intentaba acostumbrarme más a su ausencia, y pensar más en los cinco minutos que tenía contacto instantáneo con él, que en el resto de horas que no sabía nada de su vida.

Aunque tal vez, el hecho de que me encuentre en un aeropuerto frente a una puerta con un letrero que indica "Llegadas" , puede darte una ligera idea de lo que todavía hay en mi interior. Noto mi cuerpo temblar, aunque no físicamente, esa sensación de que tu interior es totalmente inestable por lo nervios, pero que no se llega a exteriorizar de forma visible ante el resto. Todavía nadie ha atravesado aquellas puertas translucidas, y toda la gente que hay apelotonada esperando la llegada de sus seres queridos, me dificultan el ver con claridad entre ellos, por lo que la primera vez que esas puertas se deslizan para dejar pasar a algunas personas, no consigo distinguir quienes son, sólo veo a una familia alejarse de la zona para ir en su encuentro. Yo sonrío observando la escena, al mismo tiempo que me cruzo de brazos, en cierto modo abrazándome a mí misma, intentando calmarme.

Y es que no puedo evitar darle vueltas a cuál debería ser mi reacción, cómo debería actuar, y cómo responderá él. ¿Será incómodo? ¿Saldrá todo natural? ¿Debería realmente estar aquí? Tal vez al ni siquiera haberle avisado de que estaría esperando por él, pueda ver que llega con otra persona, o a lo mejor ni siquiera aparece, puede que en cualquier momento haya decidido no venir, o quizás se quedó dormido y perdió el avión. Todas las dudas me golpean según voy viendo como el nivel de personas empieza a bajar, perdiéndome con la mirada en todos esos reencuentros.

- Sea quien sea la persona a la que estés esperando, debe de ser la más afortunada del mundo.- Doy un pequeño salto al escuchar esa voz en mi espalda, sacándome por completo de la pequeña burbuja en la que me había metido. Me giro viendo pasar todo a cámara lenta, veo en primer lugar su mano, adornada con varios anillos, sujetando el asa de su maleta. Sigo mi mirada por su brazo, comprobando que vuelve a llevar puesta la misma cazadora vaquera que aquel desastroso día, y por debajo una camiseta básica negra, con unos pantalones flojos de rayas negras y blancas. Cuando subo mis ojos hasta su rostro, puedo observar como sonríe con ternura.

- Hola.- Es lo único que se me ocurre decir, hecho que consigue agrandar aún más su sonrisa.

- No pensaba que te gustaran los reencuentros en aeropuertos.- Comenta con diversión.- Y mucho menos haciéndolo por sorpresa.- Mantiene un tono lleno de humor, ante el que simplemente me sale encogerme de hombros con algo de timidez.

- Este último mes ha sido jodidamente agotador, no podía quedarme en casa esperando a que aparecieras.- Luke no tarda en mover uno de sus brazos para rodearme con él por mis hombros, pegándome a su cuerpo, yo reacciono dando ese paso que nos separaba y rodeo su cuerpo con mis brazos, metiendo ambas manos entre su espalda y la mochila con la que carga.

- Tengo la sensación de que lo ha sido casi tanto como estos siete putos años sin ti.- Susurra apoyando su mentón sobre la parte alta de mi cabeza. Yo escondo mi rostro contra su pecho, disfrutando de notar de nuevo esa cercanía, que no sabía que había echado tanto de menos, sintiendo como mis ojos se empiezan a humedecer, sobrepasada por el cúmulo de emociones, y por ser consciente de lo frágil que soy cuando él no está, algo que me asusta demasiado. Él parece no tardar en darse cuenta, porque se separa inclinando su espalda hacia atrás, para que mi cara quede al descubierto.- Ey, pequeña, no llores.- Al escuchar esa forma de llamarme, elevo mi mirada para encontrarme con la suya, y ambos sonreímos al mismo tiempo.- ¿Y Norah?- Pregunta, seguramente para evitar hablar sobre mi pequeño llanto, mientras mueve ambas manos para limpiar con sus pulgares los restos de mis lágrimas.

- Calum se ha quedado con ella.- Explico a la vez que cierro mis ojos, disfrutando de la suavidad de sus caricias en mi rostro.

- ¿Eso quiere decir que tendremos esta tarde libre para nosotros?- Pregunta sin cesar ni un momento sus roces en mis mejillas, yo muevo la cabeza para asentir.- ¿Me llevas a casa para que me pueda dar una ducha y después dejas que quien te sorprenda sea yo?- Repito la acción anterior, y en ese momento él se inclina para finalmente unir nuestros labios en un cálido y tierno beso, el cual está lleno de tantas sensaciones que me siento hasta abrumada, las veces que nos habíamos visto antes de que se fuera no tuvimos ningún tipo de contacto de este estilo, y la verdad es que lo añoraba mucho más de lo que me gustaría admitir.

7 Fucking YearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora