La comida ha resultado ser mucho más agradable de lo que me pensaba, los padres de Luke me han tratado como si fuera una más de la familia, y en ningún momento ha habido reproches o comentarios sobre nuestro pasado juntos. Algo que sin duda se me hace demasiado extraño, basándome en mi experiencia con mi propia familia. Cuando terminamos de comer, insisto en ayudar a Andy, su padre, a limpiar todo lo que hemos ensuciado, a pesar de que me dice en repetidas ocasiones que no es necesario.
Una vez dejamos todo listo, volvemos a la mesa, donde Liz está jugando con Norah, ante la atenta mirada de Luke, que sonríe de una forma extraña, como si su gesto estuviese cargado de añoranza. Me siento entre Luke y su padre, y observo frente a mí como Norah comienza a pasarse una mano por la cara insistentemente, lo que significa que seguramente esté luchando contra el sueño. Decido esperar unos minutos, pero al ver que incluso empieza a hacer gestos como si quisiera llorar, me levanto para poder tomarla en brazos, tras excusarme del resto para poder ir con ella hasta el salón, e intentar de esa forma que consiga conciliar el sueño, ya que normalmente si está con gente que no conoce le suele costar más hacerlo.
Camino con ella en brazos durante unos minutos, intentando tranquilizarla y cuando veo que sus ojos se empiezan a cerrar durante más tiempo con cada pestañeo, me siento en el sofá con ella, y al apoyarla sobre mis piernas, aprovecho para poder acariciar su cara con las yemas de mis dedos, algo que suele relajarle bastante. Por fin sus ojos se han cerrado por completo y su respiración se ha hecho más pesada, por lo que dejo de acariciarla y simplemente me quedo con mis ojos fijos en ella, disfrutando de la paz que me transmite siempre verla tan tranquila.
- ¿Ya se ha dormido?- La voz en un susurro de Luke, hace que gire mi cabeza hacia la entrada del salón, yo asiento con la cabeza y observo como él entra empujando la silla de Norah.- ¿Quieres ponerla aquí?- Repito la misma acción que antes para afirmar y me pongo en pie con sumo cuidado para no despetarla. Luke se encarga de acomodar la silla para que quede en posición horizontal y después dejo a Norah sobre ella, siendo todo lo delicada que puedo para no interrumpir su sueño, y por último tapo sus piernas con una manta pequeña, ya que en el interior de la casa no hace el mismo calor que en la calle. Luke pasa una de sus manos por mi espalda acariciándome con suavidad.- ¿Estás bien?
- Sí, sigue siendo un poco raro todo, pero tus padres son un amor. Es una pena que su imagen de mí no sea la mejor por como era cuando nos conocimos.- Hablo mientras dejo caer mi cabeza hacia un lado, apoyándola contra su cuerpo, y él continúa jugando con su mano en mi espalda.
- Todos tenemos un pasado, lo importante es que esa parte que no te gustaba de ti, la has cambiado, y estoy seguro de que ellos no van a tener en cuenta nada de lo que pasó hace tanto tiempo.- Yo asiento, y él deja un pequeño beso sobre mi cabeza cuando termina de hablar.
- Luke, hay una caja en tu habitación con las cosas que me has pedido.- La voz de Liz hace que ambos nos separemos para poder girarnos hacia la puerta y observarla.
- ¿Te apetece hacer un viaje en el tiempo?- Miro a Luke con el ceño fruncido y él sonríe antes de volver a hablar.- Mi habitación.- Aclara.
- Es que si subo con Norah se va a despertar con el movimiento.- Explico mirando hacia ella.
- No te preocupes, yo la vigilo, si se despierta o pasa cualquier cosa os aviso.- Vuelve a hablar Liz, yo sonrío y le doy las gracias antes de aceptar la invitación de Luke.
Ambos subimos aquellas escaleras que conozco tan bien, para entrar posteriormente en su antiguo dormitorio, el cual sigue prácticamente igual que como lo recordaba, solamente faltan algunas cosas en las paredes. Yo me quedo en silencio observando el lugar, sin saber muy bien qué es lo que siento, aquí han tenido lugar infinidad de situaciones, tanto buenas como malas, y el torbellino de sensaciones que me transmite es realmente confuso. Luke avanza hasta su cama, sobre la que hay una caja de cartón, la abre y tras echar un vistazo al interior vuelve a cerrarla, para después dejarla sobre el suelo, con cuidado.
