Capítulo 18: Kaleb Thomson.

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En multimedia: Imagine Dragons - Natural

~*~

Camino la poca distancia que hay entre la silla y yo. Gabriel no despega su mirada de mí, pero tampoco es la mirada dulce que solía regalarme hasta ayer. Estoy increíblemente intimidada, aunque en realidad no debería. Ciertamente Ethan no debió enviarlo a golpear y mucho menos golpearlo él mismo, esa tendencia agresiva no es correcta, ni siquiera en una situación como en la que estoy sumergida.

Tampoco hacer una escena de telenovela, pero, no hace mucho que conozco a Gabriel, no he hecho nada más allá de aceptar una cita que finalmente no se llevó a cabo y aceptar dos besos que no respondí, en ambas ocasiones estaba demasiado afectada por otras cosas. ¿Por qué debo sentirme nerviosa? Renunciaré, y no volveremos a vernos, no es más que eso. Así que tomo serenidad no sé de dónde y me siento frente a él, respondo a su mirada de la misma forma.

Su seria mirada solo se suaviza un poco para mirar debajo de la mesa y fijarse en mi tobillo ligeramente inflamado. Se muerde los labios, no sé si para evitar preguntar cómo estoy o porque no sabe cómo iniciar. El silencio empeora la escena, pues creo que solo han entrado dos o tres trabajadores, los cuales, nuevamente encuentran extraña tanta cercanía entre el dueño del restaurante y yo.

—Gabriel —me armo de valor y pronuncio su nombre como una invitación a que prosiga. No lo hace, sigue mirándome, apretando su teléfono con una de sus manos y con la otra el mantel que cubre la mesa—. Antes que digas cualquier cosa, me gustaría disculparme.

—¿Sí? —es irónico. La brusquedad con la que está hablando de alguna forma me desubica, él siempre ha sido muy especial conmigo, amable, educado. Demasiado.

—Sí, sé que lo que pasó anoche es muy raro. Te ofrezco unas disculpas sinceras por ese golpe que recibiste, tú solo estabas ayudándome y...

—Dijiste que tu pareja estaba muerta —me interrumpe.

—Fue una forma de expresar el cómo lo sentía en ese momento —miento.

—No entiendo. Cuando alguien nos hace muchísimo daño y queremos alejarnos, solemos decir que es como si hubiesen muerto, no que lo están.

—Es una historia muy complicada, Gabriel. Y con mucho respeto te digo que no estoy obligada a hablar sobre mi vida privada contigo.

—No, tienes razón, con tu jefe no, pero con el hombre que te ha cortejado todos estos días, quien te invitó a salir y a quien le dejaste una nota aceptando la cita, sí, a ese sí le debes una explicación. Y la quiero, la exijo.

Trago saliva con dificultad. ¿Qué puedo decirle?

—Ya. Sí, es cierto. Ethan y yo nos conocimos el año pasado en la universidad y tuvimos química, nos enamoramos pero... pero... tuvimos problemas y él me mintió, ya sabes, lo típico. Nos separamos y fue como si muriese para mí y nos reencontramos y nos dimos una oportunidad. Lamento mucho que esto haya pasado, quise decírtelo ayer pero me besaste y estaba muy perturbada por lo de mi amiga y... Lo siento. No quiero que pienses que estaba jugando contigo, no es así, solo son muchos malentendidos.

—Malentendidos —murmura—, entiendo. Bueno, ante eso no puedo hacer nada. Me haré a un lado, no quiero provocarte problemas.

—Yo siento mucho lo que te hizo.

—Blair, él entró a la sala de emergencia y me atacó sin más, no estaba tocándote inapropiadamente, tampoco estaba encima de ti ni abrazándote, y me golpeó. Eso me deja claro que es una persona abusiva, y agresiva y me preocupa tu bienestar. —Me toma la mano y la aprieta.

Peligrosa Atracción II (Almas Perdidas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora