Peligrosa Atracción II (Almas Perdidas)

Capítulo 8: ¿Celos?

En multimedia: Matoma - Pieces (Lyrics) ft. Noah Kahan

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Por un momento no reacciono, un momento muy largo —me parece—, porque siento la suavidad de sus labios sobre los míos, el suave ir y venir de su intento de que nos movamos al mismo compás, sus manos ascienden por mis brazos y siento pequeñas descargas eléctricas, peor aun cuando rodean mi cuello y finalmente aterrizan en mis mejillas. Presiona con mayor énfasis y me percato hasta entonces de lo que está pasando.

Me está besando, tiene su rostro pegado al mío, su aroma me invade y tiene los ojos cerrados.

—Lo siento —dice al separarse, no ha recibido respuesta. No lo he empujado pero tampoco he respondido a su beso. Estoy en el limbo ahora mismo.

—No...

—Perdóname, ¿he ido demasiado de prisa, cierto?

—Gabriel.

—No te preocupes, no volveré a tratarte de esta forma, yo soy un hombre correcto, no estoy intentando sobornarte por el trabajo, de verdad Blair... —Está tan preocupado por sus acciones, de verdad, lo está, se le nota en cada poro, en cada gesto. Cree que me ha ofendido y no lo ha hecho, es solo que estoy pasando por tanto ahora mismo.

—Gabriel —lo llamo una vez más y una de mis manos llega hasta su rostro—, no pasa nada —me sorprendo de mis palabras y de mis acciones, él se queda inerte al sentir la palma de mi mano sobre su mejilla, pone su mano sobre la mía y con suavidad la coloca a la altura de nuestros pechos, la acaricia y luego me besa los nudillos.

—Lo siento mucho.

—De verdad, no te preocupes.

—¿Me dejarás de hablar?

—No, claro que no —le hago saber. Aún mi corazón late desbordado, sigo mareada por lo sucedido. No sé si Ethan está cerca, si se ha tratado de un vigilante o esto es una jodida broma.

—¿No estás molesta?

—No —hablo con sorpresa. ¿No debería molestarme por su atrevimiento?

—¿No? No has respondido.

—¿Sabes? Es que hace muy poco que terminé una relación. Me he asustado, yo... —me callo. Esa no es la respuesta que debería de dar. Lo que tendría que decirle es que no he respondido porque no me gusta, que lo considero un hombre muy atractivo, que me pone nerviosa y se ha ganado un poco mi confianza en pocos días pero que no estoy soltera. Eso último es ridículo, ¿no estoy soltera? Sí, si lo estoy. ¡Dios! ¿Qué me pasa?

—Escucha, lo comprendo. No debí lanzarme así, es que como has dicho que dejara de ser educado, pensé que tal vez te iban más los chicos malos; esos que usan chaquetas de cuero como la que siempre traes y se meten en problemas —reflexiona. Me río nerviosa, sí, justo esa clase de chicos me gustan, bueno, más bien justo hay un chico que robó mi corazón.

—Necesito volver al trabajo —es mi respuesta.

—Claro. Esto de ninguna forma intervendrá en tu trabajo, te lo dije y te lo repito, soy un hombre directo.

—Gracias —doy por terminado este raro encuentro y entro rápidamente aun sintiéndome inestable. Me escondo en uno de los cubículos del baño al menos cinco minutos hasta que decido salir y cierro mis ojos con fuerza mientras me echo agua en la cara.

Me miro en el espejo, estoy respirando agitadamente y vuelvo a sacar mi teléfono del mandil. Los dedos me tiemblan cuando reviso una vez más mis mensajes. Ahí están, ahí siguen. Dos mensajes de texto pidiéndome que me niegue a irme con Gabriel. Me muerdo el labio inferior con frenesí y algo cambia dentro de mí. Todo este tiempo he lamentado tanto su ausencia, he sido capaz de cualquier cosa por averiguar si vive o no y nada lo había hecho reaccionar de esta manera, los celos, por otro lado, lo han hecho enviar mensajes con amenazas.