En multimedia: Hurts - Wherever You Go
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Aprieto un poco el brazo de mi hermano con el afán de que lo detenga. No es que no quiera que le dé una paliza, es solo que me siento terriblemente mal. Necesito salir de aquí, recibir ayuda médica y Ethan está tan furioso y descontrolado que no está pensando en nada más que reventarle la cara a Kaleb.
—Eres un cobarde, ¿por qué no me sueltan? Así las cosas serán justas —responde Kaleb furioso también.
—Suéltenlo, claro que quiero que sea justo, porque voy a hacerte pedazos la cara infeliz y no necesito la ayuda de nadie.
Lo siguiente es confuso para mí. Escucho golpes, gritos, ofensas, gruñidos, soy consciente de todos los objetos que se rompen. El ruido escandaloso de vidrios quebrándose hacen que me obligue a abrir los ojos con mucha dificultad, se me cierran, estoy luchando.
Ethan tiene en el suelo a Kaleb, le da golpes sin descanso una y otra vez sobre su cara. Lo hace tantas veces que le sangran los nudillos. ¡Demonios! De pronto Kaleb logra apartarlo proporcionándole una patada en el estómago que hace que Ethan se ponga en posición fetal en el piso. Los tipos que acompañan a Ethan intentan protegerlo, pero él les dice que lo dejen solo. Kaleb incluso le da tiempo para que se ponga de pie y puedan continuar la pelea.
Se dan puñetazos sin parar. Kaleb tiene más experiencia que Ethan y ya parece cansado. Ethan retuerce el brazo de Kaleb en su espalda y logra tirarlo al suelo, entonces Kaleb lo derriba nuevamente y lo estrella contra otra mesa de vidrio. No sé si estoy imaginando cosas, pero veo sangre en su espalda. ¡No, por favor!
Ethan toma del cuello a Kaleb y golpea su cabeza en el borde del desayunador. Kaleb resiste el primer golpe y cuando Ethan lo intenta de nuevo, tomo la poca fuerza que poseo y lo detengo. No le pido que lo haga o que lo suelte, porque estoy cansada de que piensen que lo vuelvo débil o que hace lo que yo le pido sin rechistar. Simplemente pido ayuda, sé que eso lo hará reaccionar.
—¡Ayuda! Ayúdame —en cuanto lo digo él se detiene y maldice.
—¡Ya saben qué hacer! Dámela, Nathan.
Mi hermano no pone reparos aunque sé que viene junto a nosotros y me toma con cuidado una de mis manos.
—¿Por qué sangra así de las manos? ¿Qué crees que le ha hecho ese mal nacido? —la preocupación en la voz de Nat es palpable. Yo trato de contestar, de tranquilizarlos y simplemente no lo consigo.
—No lo sé y ahora mismo no quiero ni pensarlo porque regresaré a matarlo.
—Esto ya es demasiado, Ethan. Recuerda lo que hablamos.
—Lo recuerdo Nathan, lo recuerdo perfectamente. Amo a tu hermana, dijiste que lo entendías. Te hablé de mis intenciones, me diste su mano —escucho decir, creo que me estoy imaginando toda esta conversación.
—Sí, pero mira todo lo que está pasando, joder. Blair es quien menos culpa tiene en todo esto. Seguro estaba asustadísima, con miedo, mírala por Dios...
—Este no es momento Nathan —da por terminado el intercambio de palabras y mi hermano lo entiende, no habla más—. No te duermas, Blair —me pide Ethan—, ¿me escuchas?
—Sí —digo a duras penas.
—Te llevaré a un hospital, ¿estás de acuerdo?
—Sí.
—Perdóname, por favor, perdóname —susurra pero estoy realmente cansada.
Siento que me suben a algo, supongo que al asiento del vehículo, quiero decirle lo de Jan y ya no puedo ni mover la lengua. En realidad, ignoro cuánto tiempo pasa desde que hemos salido de casa de Kaleb y aparcamos en el hospital. Me sacan del auto y corren hacia emergencias. Lo sé por la forma en la que se mueve mi cuerpo en sus brazos. Las enfermeras le dan un número de turno y enloquece, igual que mi hermano.
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Peligrosa Atracción II (Almas Perdidas)
Romance*Segunda parte de Peligrosa Atracción. Es necesario leer la primera parte* Después de perder al amor de su vida, Blair Stoms ha decidido continuar lejos del mundo que le ha arrebatado todo. Pero Blair ignora lo que el destino le tiene preparado y qu...