Capítulo 28: Descontrol.

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En multimedia: Alan Walker - Alone

~*~

Miro la habitación con cierta desesperación. Hay una cama, un espejo, una silla y el baño, una ventana detrás de la cama, no necesito ni acercarme tanto para darme cuenta de que los vidrios están polarizados y la ventana está sellada. Decido permanecer lo más serena que puedo. No es posible darme el lujo de tirarme al suelo y solo llorar, aunque es lo que quiero

Me muerdo el labio con insistencia y cierro mis ojos un pequeño momento, solo para llenarme de fuerza. Me acerco a la silla, me siento y me quedo ahí lo que me parece demasiado tiempo.

Quedo viendo las esposas y empiezo a mover mis muñecas con calma y con cuidado. Que oportuno había sido Ethan al enseñarme a soltarme, pero si lo hago de una vez solo me meteré en problemas, primero tengo que aparentar estar sin ideas, acabada y sin salida, no es que tenga muchas realmente, creo que la única que ronda por mi cabeza es saber cómo va a desarrollarse esto, ¿qué sigue? Así que mantendré mis manos justo donde él quiere que las tenga. Atadas.

Presto mucha atención a los movimientos de Kaleb, o al menos a lo que se escucha, miro la puerta fijamente, el olor a comida llega hasta aquí. Me preparo mentalmente para cuando entre con los alimentos. ¿Qué hago? Si solo me soltará si colaboro y confieso, ¿tendré tiempo de ir hacia los chicos y evitar una desgracia mayor? ¿Ethan sospechará de Jan? ¿Tendrá idea alguna de dónde estoy o quién me tiene? Su primer sospechoso será Petroski, no Kaleb y eso le llevará demasiado tiempo, Kaleb lo buscará, tendrá ventaja, lo convencerá de hablar.

No hay forma, no hay manera. Maldito Jan, si esto de verdad no tiene solución, solo espero que tengamos el tiempo suficiente para desaparecer a ese traidor. Ethan lo ayudó, no lo dejó morir, le dio un lugar importante en la organización, parecía muy interesado en hacer que cara dura volviera, incluso feliz cuando lo hizo. ¿Por qué ha tomado esta decisión? ¿De verdad es tan idiota para creer en las promesas de Kaleb?

La puerta se abre de golpe y yo me revuelvo en el asiento, como lo había previsto Kaleb entra con una bandeja en mano. No tengo hambre, pero no sé cuánto tiempo dure esa amabilidad, a lo mejor y llegará un punto en el que parte del trato será darme comida a cambio de mi confesión. Sin embargo, no pienso comer, ni esta noche ni mañana, ni el tiempo que me tengan aquí.

Cuando se duerma, encontraré algo en este maldito cuarto con lo que me pueda defender y luego me pondré tan débil por la falta de alimento que no le quedará de otra que soltarme y entonces le enterraré lo que sea y me escaparé o al menos lo intentaré. Ethan tiene que estarme buscando hasta debajo de las piedras, sé que sí, yo no puedo quedarme esperando, tengo que ayudarlo a encontrarme.

Kaleb cierra la puerta y me mira varios segundos. Pone la bandeja sobre la cama y saca una pequeña llave de su bolsillo, me toma de las manos y me quita las esposas.

—Pensé que era un secuestro.

—Pues no lo es.

—Pero dijiste que me mantendrías secuestrada.

—Solo fue una expresión, yo no soy como tus amigos. Yo soy un hombre de bien, come, estarás aquí el tiempo que decidas. Hablas, te marchas, insistes en callar, te quedas. Mientras yo planeo cómo acercarme a Johnson. Come —me ordena.

—No tengo hambre.

—Ser caprichosa con Johnson puede que te funcione, pero conmigo no. ¡Come!

—Vaya, tú sí que hiciste bien la tarea. Te sabes todo.

—Soy el mejor en mi profesión. No soy ningún chiquillo. Los años me respaldan.

Peligrosa Atracción II (Almas Perdidas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora